•||Capitulo Cuatro||•

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El tricolor voltearia hacia arriba donde se encontraban unos penetrantes ojos rojos llamándole -H-Hola Rusia, un gusto- Saludo al gran país que se encontraban frente de el, era bastante alto y se notaba que estaba en forma, el presidente del mexicano guiaría al presidente del ruso a la sala de juntas, el tricolor por su parte se quedaría en la sala junto al país contrario.

- Ven wey, sígueme - Camino dirigiendo al contrario a una sala, habían unos hermosos muebles, parecían nuevos a pesar de los años que estos tenían ya que mantenían ese hermoso color café.

El pequeño país se sentó en uno de los sillones, espero a que el ruso hiciera lo mismo, el contrario se acercó y se sentó jalando aún lado al más pequeño, de repente hubo un silencio incómodo, ninguno de los dos sabía que decir o que hacer.

De repente el latino decidió romper el silencio - Oyes, me dijeron que te diera ésto - Extendió su brazo para darle las hermosas flores rojas con la punta del pétalo blancas - Son Dalias, representativas de mis tierras - Explicó con cierta vergüenza, voltearia a un lado para que el contrario no notará el leve sonrojo que se formó en su rostro.

- Gracias Мексика - Agradeció con una sonrisa al contrario agarrando así el pequeño ramo de flores - Supongo que me quedaré un tiempo en tus tierras, creés que me podrías... Emmm - Estaba nervioso, no sabía si seguir la frase y si el mexicano tenía mejores cosas que hacer, al contrario el tricolor estaba esperando a que terminara su petición.

- Ya wey dime, no hay problema - Le dirigió una dulce sonrisa al contrario lo cual provocó que se relajara.

- Bueno, yo solo te quería pedir si me podrías dar un paseó por tus tierras - Dió su pedido nervioso a la respuesta del contrario - Claro si no te molesta, Мексика se que estás ocupado y n...

- ¡Estás bromeando, claro que te lo doy! - Interrumpió abruptamente al contrario dibujando así una gran sonrisa en su rostro, dirán ustedes, es algo exagerado, pero para el pequeño país con escudo no, nunca le habían pedido tal cosa y el simple hecho de que el ruso quiera saber de sus tierras, de su cultura y de su gente, le alegraba profundamente el corazón.

-¡Nos vamos mañana!....






"-  Señor Мексика, me promete que volverá sano y salvó... No quiero que nada le pasé."

Lo que el tiempo no puede borrar. [RusMex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora