3

2K 260 50
                                    

— ¡Auron! — grito Luzu con molestia al notar como su amigo se quedaba en completo silencio mientras lágrimas recorrían sus mejillas — lo mejor será que te vayas.

— Como quieras — hablo igual de molesto que el contrario y salió de la casa, azotando la puerta tras de si.

— Alex...— la voz apenada de Luzu le hizo levantar la mirada y mordio con fuerza su labio inferior al no poder parar de llorar.

— Por favor Luzu...quiero estar sólo — aunque al mayor no le parecía una buena idea, aceptó sin rechistar y en cuanto Alex lo vio salir de su casa, se dejó caer en el suelo de rodillas.

"Fargan" los incesantes quejidos de su lobo ahora simplemente eran ruegos que esperaban ser escuchados por el alfa que apenas había conocido. No deseaba que fuera de esa manera, no quería desear a un extraño y mucho menos ser su pareja destinada.

Se quedó en el suelo llorando durante un rato, intentando asimilar todo lo que había pasado en cuestión de minutos y en cuanto se levantó, limpio sus lágrimas y después de un largo suspiro, se dirigió a su cama deseando que nadie interrumpiera su sueño y así poder dormir al menos hasta el día siguiente.

—☆—

Pero que lindo es mi Alex — la voz grave del mayor era suficiente para relajarlo y al sentir como esté le daba repetidos besos en las mejillas, una risa nerviosa se escapó de sus labios.

— Te he dicho que no me llames así — tomo por los hombros al contrario e hizo que le mirara.

— De acuerdo, no volveré a hacerlo — dijo en un tono juguetón mientras le daba un tierno beso en los labios y lo envolvía entre sus brazos — te amo.

Su relación siempre fue así, tan simple que resultaba cómoda para ambos y no eran necesarias ningún tipo de explicaciones, sólo unas cuantas caricias y besos eran suficientes para olvidar cualquier problema. Esa era la base de su relación.

—☆—

Abrió levemente los ojos y se removió  incómodo entre sus sábanas al recordar aquello. Llevaba cerca de una hora intentando dormir y al no conseguirlo, no hacía más que pensar en cosas que lo hacían sentir peor.

— Joder — se levantó de su cama, dándose completamente por vencido en la idea de descansar y como el sol estaba a punto de ocultarse, salió de su casa para sentir el frío viento de la noche — no esperaba verte tan pronto — dijo casi en un susurro al sentir como el aroma a caramelo le inundaba las fosas nasales. Miro de reojo hacia su lado izquierdo y allí estaba, sentando entre los muros negros que cubrían su casa.

— No planeaba que me vieras — se levantó del suelo y sacudió su pantalón para quitarse los restos de tierra.

— Pues vaya que eres malo escondiendote — se cruzó de brazos con tranquilidad y dirigió su vista hasta la grieta frente a su casa — ¿porque estas aquí?

— Vegetta me dijo todo lo que había pasado y quise venir a disculparme — se acercó más al contrario y cuando estuvo a unos cuantos pasos de distancia, la inquietud que hasta el momento había estado molestandolo, se esfumó.

— Entonces supongo que ya te dijeron lo que somos — miro nuevamente al azabache y en cuanto lo vio asentir, maldijo por lo bajo — bueno, escucha, que seamos destinados no significa que tengamos que estar juntos, ¿entiendes?

— Pero...

— Mira — interrumpió rápidamente en cuanto noto que el alfa no estaba de acuerdo con lo que decía — no tienes ninguna oportunidad conmigo ni ahora ni en un futuro cercano así que... lo mejor será que sigamos como amigos — simple y directo. Nunca era de esa manera con nadie pero no quería arriesgarse a que el mayor desarrollará algún tipo de fantasía que nunca iba a hacerse realidad.

— Si, claro — mencionó nervioso y se forzó a sonreír para disimular el dolor tan fuerte que había sentido en el pecho al escuchar aquello.

— Bien, ahora si me disculpas — se giró bruscamente y antes de que pudiera abrir la puerta de su hogar, una mano se posó rápidamente frente a sus ojos — ¿que coño haces?

— ¿Te molesta si me quedó? Es que ya casi anochece y los mobs están por salir...— era una muy mala excusa pero aún no quería separarse de el, a pesar de haber sido firmemente rechazado hace unos segundos — te prometo que no haré nada y soy muy compacto, me puedes meter en el armario si gustas.

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios ante la atenta mirada suplicante del alfa y respondió en un tono juguetón — te haré dormir con las ovejas.

— Bueno, así estaré calientito toda la noche — dejó caer su brazo para que Alex pudiera abrir la puerta y este le dio una última mirada antes de entrar.

— Anda, tengo una cama extra — el alfa le sonrió emocionado y entro rápidamente a la casa antes de que se arrepintiera de haberlo dejado quedarse.

— Gracias — apenas entro comenzó a pasear su mirada curiosa de un lado a otro. Aunque la casa parecía simple, la verdad es que tenía una de las vistas más hermosas de todo Karmaland y no había hueco sin rellenar, cosa que era aún más agradable para la vista.

— ¿Quieres que te diga donde vas a dormir o vas a seguir de mirón? — la voz dulce del contrario le hizo reaccionar y acto seguido lo siguió hasta el elevador de su habitación para poder subir a la segunda planta donde se encontraban dos camas individuales.

Era un cuarto igual de grande que el de abajo pero este era mucho más infantil que el resto de la casa, había peluches en algunas partes y unos cuantos libros cubrían el piso. No importaba como lo vieras, ese parecía un cuarto hecho para niños.

— Puedes dormir aquí, se que la cama es algo pequeña pero es suficiente para ésta noche — mencionó mientras sacaba unas sábanas del armario y una pequeña almohada — si necesitas algo más, estaré abajo — dejó todo sobre la cama y paso por su lado para volver a bajar, cualquiera le hubiera dicho que era mala idea tener a un alfa durmiendo tan cerca pero por alguna razón, Fargan no le causaba ningún tipo de inseguridad.

No sabía si era por ser destinados o simple coincidencia pero el aroma a caramelo que liberaba el mayor, era suficiente para hacerlo quedarse dormido al poco tiempo y estaba más que seguro que ningún recuerdo iba a molestarlo esa noche.

𝘿𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙤 [𝙁𝙞𝙣𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙙𝙤]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora