Extra 1

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Primer beso

Es que eres tontisimo — mencionó con molestia mientras buscaba algo de médicamento entre sus cajones para darle al castaño, quien reposaba inquieto en su cama — sólo a ti se te ocurre meterte al agua en pleno invierno — agregó y justo después encontró el pequeño frasco blanco que contenía las pastillas.

— Auron me retó a entrar...— respondió con pesadez e intento abrir los ojos pero se sentía extrañamente agotado.

— Joder y tu que le haces caso — no era la primera vez que Auron hacía de las suyas y no sería la última así que, prefirió dejar él tema de una vez y fue a buscar algo de agua para Fargan.

Al volver a la habitación y acercarse a la orilla de la cama, observó como el castaño respiraba de forma lenta y pausada mientras hacía una que otra mueca. No quería despertarlo, se veía tan tranquilo y relajado que quiso dejarlo descansar unos minutos antes de seguir regañandolo por sus constantes descuidos.

— Hey, despierta — lo llamo con un tono suave y le dio unos golpecitos en la mejilla hasta que el mayor abrió sus ojos, los cuáles no tenían su característico brillo — toma, esto tal vez te haga sentir mejor, claro, si es que no te mueres antes — Fargan soltó una risita cansada y tomó la pastilla junto con un trago de agua.

— No me puedo morir aún...— de nuevo cerró sus ojos y si no fuera por la voz de Alex, se habría quedado dormido.

— Pues no lo sé tío, he investigado y los búhos no viven mucho — dijo con burla en un susurro para no molestarlo y éste soltó otra risa.

— Yo soy diferente — se removió con cansancio sobre la cama y Alex soltó un suspiro. No le agradaba ni un poco que Fargan no fuera el tipo energético y alegre que siempre solía ser y por un momento quiso ir hasta casa de Luzu para golpear a su pareja.

— Claro que eres diferente...— agregó, removiendo algunos mechones de cabello que cubrían su frente — tu no vuelas.

Al no escuchar respuesta, intento levantarse con cuidado de su cama y cuando parecía haberlo logrado, un débil agarre lo detuvo e hizo que se sentará de nuevo.

— No te vayas — dijo en un ruego y Alex rodó los ojos, no le molestaba quedarse con el hasta que se sintiera mejor, lo que le molestaba era que tendría que soportar ver a su compañero de esa manera. Sólo quería que volviera a ser el de siempre.

— De acuerdo — respondió sin darle mucha importancia y empujó con delicadeza el cuerpo de Fargan hacía el centro de la cama para poder acomodarse junto a el.

Tal vez no le gustaba la situación pero debía admitir que su lobo se sentía mucho más tranquilo cada vez que tenía algún acercamiento. Colocó una de sus manos sobre el pecho del alfa y observó como éste rápidamente llevaba su mano hasta la suya para entrelazar sus dedos. Aún estando enfermo le brindaba toda su atención y gracias a ese tipo de detalles, cada vez estaba más seguro de su desición.

Dejando de lado su timidez y la vergüenza que pudiera llegar a sentir después, se acercó lo suficiente a su mejilla para darle un muy corto beso. Esperaba algún broma o movimiento de Fargan tras aquello pero al darse cuenta de que aún se mantenía en la misma posición, se sintió aliviado.

— ¿Te aprovechas de alguien dormido? — el alivio que sintió antes se había evaporado tan pronto escucho aquella voz burlona — no esperaba eso de ti, Alex.

— Muy bien, yo me largo — hablo con molestia e intento levantarse, pero Fargan no lo dejo moverse ni un poco.

— Vamos, ven aquí — soltó su mano para llevarla hasta su mejilla y lo atrajo con lentitud hasta el. Quizás estaba medio dormido y por eso mismo no pensaba demasiado las cosas antes de hacerlas, pero estaba seguro que no se iba a arrepentir de lo que acababa de hacer.

Tal vez no era su primer beso, pero la sensación electrizante que le recorría el cuerpo ante el más mínimo vaivén y el ligero cosquilleo que sentía contra sus labios, lo hacían sentir como si fuera el primero. Se separaron para tomar algo de aire y Fargan soltó una ronca risa, estaba tan concentrado en disfrutar del momento que se había olvidado que estaba enfermo.

— Bueno, basta de levantarte, necesitas descansar — mencionó con firmeza y se reincorporó en la cama, utilizando el pecho del mayor como almohada.

— Esta bien.

Fargan se sintió mejor a la mañana siguiente y como era de esperarse, los besos se volvieron parte de su rutina, haciendo que sus días fueran más dulces y coloridos.

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𝘿𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙤 [𝙁𝙞𝙣𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙙𝙤]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora