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—☆—

Te amo, de verdad que lo hago — mencionó mientras acariciaba su piel de forma cuidadosa, sintiendo el calor bajo las yemas de sus dedos.

— Lo se — aquel calor comenzaba a ser incómodo y su vista comenzó a nublarse, haciendo imposible que viera algo a parte de aquellos ojos avellana.

— ¿Me dejaras hacerlo? — pregunto en un murmullo mientras pegaba más su cuerpo al del contrario.

— Si, por favor hazlo ya...

—☆—

Su cuerpo ardía, su garganta no lograba formular palabra y la entre pierna le incomodaba. Necesitaba ponerse en pie para ir por sus supresores pero las piernas habían perdido su fuerza de un momento a otro.

— Joder...— mencionó entre dientes mientras apretaba con fuerza sus manos, provocando que sus uñas se clavaran en lo más profundo de su piel y manchando levemente el agua que cubría el frío suelo del baño.

Había olvidado por completo lo doloroso que resultaba el celo cuando no tenía compañía y aunque, con el pasar de los meses, se había acostumbrado a estar sólo, ahora mismo no dejaba de pensar en el alfa que estaba arriba.

"Lo quiero" negó con la cabeza y dirigió su vista hasta la puerta cerrada, esperando que en cualquier momento se abriera dejando ver la lujuria y el descontrol de un alfa frente a un omega en celo. La primera vez había recibido ayuda de sus amigos para no terminar debajo del alfa pero esta vez, estaba completamente sólo con el.

— Alex.

Allí estaba. El causante de que su lobo repentinamente sólo pronunciará un nombre y que ahora nada le pareciera tan agradable al olfato como el dulce caramelo.

— Puedo ayudarte, pero necesito que me des permiso para entrar — colocó sus manos sobre la perilla de la puerta y tuvo que contenerse para no tirarla abajo al no escuchar respuesta.

— Está bien...

Sólo eso necesitaba. Giró lentamente la perilla y estuvo nuevamente expuesto al fuerte aroma ha vainilla que el menor liberaba. Controló todos sus instintos lo mejor que pudo y tomó una de las toallas que reposaba en un pequeño gancho de la pared.

— No te haré nada — afirmó mientras cubría al menor con aquella pequeña toalla blanca y acto seguido, prosiguió a levantarlo del suelo cual princesa, dándose cuenta de lo liviano que era.

Era como si estuviera levantando una pluma.

— Fargan — escucho su nombre y miro de reojo aquellos lindos ojos azulados, que le miraban con tanto deseo y súplica que no pudo evitar tragar saliva en seco — tocame...— mencionó mientras paseaba sus dedos sobre la piel aperlada del mayor.

— No cuando estás así — comenzó a caminar rumbo a la habitación del pelinegro, ignorando las caricias que este le brindaba.

Al fin, después de unos largos segundos, llegaron a su habitación y por fin pudo dejarlo sobre la cama, que era tan grande para el que no ocupaba ni la mitad del espacio.

— Vamos Fargan, se que quieres hacerlo...— hablo entre jadeos mientras observaba al alfa de pies a cabeza — te dejo hacerlo.

— Ese es el calor hablando, en realidad no quieres estar conmigo, eso ya lo dejaste claro — mencionó neutral y se acercó hasta la orilla de la cama para sentarse cerca de sus pies — y yo no planeo aprovecharme de ti en este estado.

Alex hizo una mueca y antes de que pudiera decir algo más, Fargan posó una de sus manos sobre su abdomen y comenzó a recorrer con delicadeza su piel hasta llegar a las costillas.

— Estas muy delgado... — Alex soltó un ligero gemido al sentir la mano del mayor sobre su pecho y éste mordió su labio inferior. Realmente comenzaba ha arrepentirse de sus palabras — vendré a hacerte tortitas todas mañanas — agrego antes de apartarse de el y le regaló una pequeña sonrisa mientras buscaba los supresores entre los muebles que habían en la habitación.

— En el segundo cajón...— mencionó mientras se cubría con una de las mantas sobre su cama.

— Iré por agua así que espera un poco — dijo antes de salir con la pequeña caja de pastillas y en cuanto Alex se quedó sólo, un fuerte tono carmesí le cubrió las mejillas.

Se sentía avergonzado por todo lo que había dicho pero ahora tenía más que claro a lo que se refería Vegetta cuando dijo que el era diferente y vaya que tenía razón. Si hubiera sido cualquier otro alfa, se habrían aprovechado de su estado sin dudarlo dos veces pero el, el era diferente y eso era, hasta cierto punto, molesto.

¿Porque no lo dejaba odiarlo? Quería apartarlo y librarse de el de alguna u otra manera pero, hasta la más mínima de sus acciones le hacía dudar. Necesitaba algo, necesitaba algún defecto para poder terminar de odiarlo y realmente deseaba encontrarlo pronto, porque si seguía así, su cuerpo y corazón iban a terminar cediendo.

— Toma — entro a la habitacion y con un poco de esfuerzo logró sentarse en la cama para poder tomar la pequeña pastilla — espero que te sirva, porque si no tendré que ir al pueblo y me da miedo Alex. Soy muy jugoso como para salir — bromeó el alfa mientras colocaba una de sus manos sobre su frente y se inclinaba levemente hacía atrás.

— Anda ya Fargan — dio un último trago al agua y soltó una risa por lo bajo mientras sentía como su cuerpo poco a poco dejaba de arder.

— Bueno — tomo el vaso de cristal con una de sus manos y con la otra acaricio levemente el cabello del menor, a lo que el no opuso resistencia alguna — tengo que irme pero volveré mañana.

— No es necesario que vengas.

— Vendré de igual forma y dormiré con las ovejas hasta que me dejes entrar — dijo con un tono juguetón y salió nuevamente de la habitación pero esta vez no regreso.

¿Como había salido? Después se lo preguntaría. Ahora mismo sólo le interesaba relajarse un poco para poder salir de casa y comprar algunas cosas en el pueblo ya que, si realmente iba a visitarlo, necesitaba tenerlo todo preparado.

*Recuerden que el celo de un omega dura una semana (cinco días con supresores)

Chao🦊💛💙

𝘿𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙤 [𝙁𝙞𝙣𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙙𝙤]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora