Dos gemelos, tan idénticos y distintos al mismo tiempo, una adolescente con trastornos y un niño de nueve años con problemas de identidad, una relación prohibida y unos cuantos secretos familiares que ponen a prueba la integridad de la respetaba fam...
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La noche fue muy larga para mi, en vez de dormir estaba ocupada viendo fotos de mi esposo en un bar con Mía siéndome entre comillas; "Infiel". Mi secretaria, mi manager, mi equipo personal de trabajo me inundó toda la noche con llamadas y mensajes mientras buscaban ideas de cómo reaccionaré yo ante la prensa en estos días, ya la foto es portada de periódicos y hemos salido en los mornings de la televisión.
Mis hijos están dormidos aún, no enviaré a ninguno a la escuela hoy. Maxy por supuesto me ha llamado un par de veces, de seguro vio las fotos ya, una parte de mi quiere contestarle y decirle que se calme qué tal vez su padre solo se pasó de tragos pero la otra quiere que tome un vuelo y venga a ver a su Madre. Sebastian y Ellis aún no se han levantado, mis amigas ya me llamaron y bueno, solo me toca hablar con mi esposo.
Escucho como se cierra la puerta principal, Max le da los buenos días al mayordomo y saluda a mi guardaespaldas, se acerca a mi quitándose la corbata, se lanza al sofá mientras suelta un suspiro. Me levanto lentamente colocándome frente a él y ayudándolo.
—Dios, cuánto papeleo había en mi escritorio, hoy no iré a trabajar. Me quede toda la noche en la empresa y estoy exhausto.—Miente, tienes la osadía de mentirme cuando en tu corbata esta ese brillo labial barato que utilizaba esa zorra ayer, le hago señas al guardaespaldas y al mayordomo para que se retiren, ambos asienten saliendo de la sala.
—Me imagino mi amor, debió de ser muy arduo para ti.—Acaricio sus mejillas, mi corazón se rompió con su mentira y se rompe mas con la calma que tengo ante esta situación. Con un nudo en la garganta trato de contener mis ganas de llorar.
—Quería llegar a casa para convencerte de quedarte conmigo y Teddy.—Se acerca para acariciar mi mejilla pero me alejo de él.
Hasta huele a ella.
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Me recuesto de sus piernas para mirarlo fijamente a los ojos.
—¿Ibas a besarme después de haber pasado toda la noche con ella?—Me acerco al otro sofá y tomo el periódico, sus ojos se abren como plato al verlo de portada en el bar con Mía.
