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Estaba yo acostada, mirando hacia el techo, las luces azules se posaban en él, haciendo el reflejo de la ventana, como una ventana en el techo que jamás se podrá abrir. La magia de sus labios, cuando esa sensación recorre por mi cuerpo.
El simple hecho, me estremece, me vuelve débil, siento aquella tranquilidad, dónde la luz de la luna se posa en mi almohada, cercas de mi rostro, dentro de mi vació está su recuerdo, su recuerdo del atardecer, del tiempo detenido para la creación de la magia.
Es navidad, y el frío congela mis labios, detenidos para su amor, "te amo" es la calidez que mis labios esperan pronunciar ante su presencia, estar cercas de su rostro mientras el atardecer encamina a su final para el comienzo del anochecer.
Soy débil ante sus encantos, me domina su palpitar, me controlan sus palabras, y sus manos me guían a un futuro probablemente interminable. Caminando sobre la nieve estoy en su camino, probablemente él este sentado debajo de un pino, esperando a que lo abrace ante este frío.
