Posiblemente esas miradas que das al verme, me traen un recuerdo lejano, donde ambos éramos jóvenes, pequeños ilusos, sin vida prospera, una más que la otra.
Haz crecido, yo no, sigo estando de la manera más minúscula posible para que no veas mis fracasos a lado de tus logros, te amo y eso es cierto, me desvanezco sobre ti cuando me abrazas o me observas, el blanco y negro es el amor de nuestro amorío, tienes razón, soy lo que más amas, y tú también, te amo con todas esas luces en el atardecer.
Mi cara cambia en el espejo, querido, creo que me perdí. No vengas por mí, yo estoy bien, me he perdido porque ya no se quién soy, no puedo verme en el espejo sin pensar que es otra persona, estoy por segura que lo haré, te impresionarás por la persona que verás ante tus ojos, me verás igual, porque tus ojos me aman, aquéllos ojos que pueden desnudar mi alma y verlo desde lo más profundo, cada mínimo de piel es un hilo de tus labios rojos al rozar con mi plenitud de mujer.
Querido, yo, rodeado de fantasmas, estoy apunto de llegar a tu ser, las sombras del pasado son aquello que nos lastimaron, no es sólo eso, si no el recuerdo de algún recuerdo muerto que alguna vez estuvo lleno de felicidad, mi reflejo en el lago de tu casa es una memoria de mi amor por mi propia vida, por ti estoy aquí, no, tal vez no, quizás es porque estoy vivo, me desvanezco en el charco negro de lodo mientras veo tu niñez recorriendo las risas, hojas de otoño en tu cabello, tierra húmeda debajo de tus botas de lluvia.
Me siento como aquella flor seca guardada en un cajón deseando renacer, renacer en tu florero mientras te admiro, mientras bailas con ese ser amado que le prometerás amar por toda su vida. Mi vida es corta, la tuya no, la tuya será larga, muy larga, como los cortones de mi tenis que me hacen tropezar de lo largos que son,
Este reflejo que vez, pronto será otro, seré tu fantasma con una sábana con flores rosas para mirar, observarte en esas noches de frío invierno, para decir "No lo sé".
