Nie Huaisang deambulaba sin rumbo por los pasillos del Reino Impuro. En el fondo de su mente suponía que debería estar preparándose para la Conferencia de Discusión, después de todo, la secta Nie era la anfitriona de la última. Sin embargo, no le importaba como lo veían las otras sectas, ya que pensaban que era un inútil a comparación de su hermano mayor, ¿Por qué debería intentar impresionarlos ahora? Se acerco a las habitaciones de los huéspedes, terminando en uno de los pequeños patios que conectaban a las diferentes habitaciones y un niño pequeño lo saco de sus pensamientos llamando con alegría.
"¡Te tengo esta vez Jiu-jiu!" Huaisang volvió a si mismo solo para ver a Jiang Cheng luchando con Jin Ling en el pequeño patio, con espadas de madera en mano mientras Jiang Cheng caía dramáticamente al suelo con un prolongado grito de derrota. Jin Ling dejo caer su espada y se abalanzo sobre su tío, sujetando sus brazos por encima de su cabeza mientras aclamaba su victoria. Huaisang no pudo contener su sonrisa al verlo, Jiang Cheng se veía tan feliz mientras empujaba a su sobrino hacia el suelo, levantando la espada desechada para sostenerla triunfalmente contra su pecho.
"¿Quién te tiene ahora A-Ling?" Jin Ling frunció el ceño, mientras hacia un puchero y Huaisang se rió a carcajadas esta vez, la expresión le recordó mucho a Jiang Cheng cuando eran más jóvenes. Dos cabezas se giraron para enfrentarlo y el ritmo al que la cara del otro líder de secta se puso roja fue cómica. Jin Ling logro mantener su compostura un poco mejor, suavizando su rostro, y con solo un poco de rojo en sus mejillas, se inclino ante Huaisang.
"Líder de secta Nie. Gracias por invitarnos a su hogar" Huaisang encontró divertido como Jin Ling se veía tan serio al ofrecer el saludo formal, incluso cuando aún no había perdido sus rechonchas mejillas. No queriendo avergonzar al niño, ofreció su propia reverencia antes de centrar su atención en el verdadero premio: Jiang Wanyin.
"Les doy la bienvenida al Reino Impuro, líder de secta Jiang, joven maestro Jin. Este espera que su estancia sea productiva y fructífera" Jiang Cheng devolvió su reverencia antes de voltearse hacia Jin Ling, su sonrisa se había ido completamente de su rostro.
"Vuelve a la habitación Jin Ling. Practica tu caligrafía o lee tus lecciones, deja al líder de secta Nie y a mi hablar solos" Jin Ling frunció su ceño y abrió la boca para protestar, pero cuando los ojos de Jiang Cheng se entrecerraron en advertencia el niño se alejo murmurando por lo bajo mientras se iba, probablemente quejándose de las reglas de su tío. Jiang Cheng frunció el ceño tras el niño, pero Huaisang pudo ver el cariño en sus ojos, un afecto que se desvaneció cuando la atención de Jiang Cheng cambio hacia él.
"¿Cómo has estado?" Las palabras no fueron mas suaves de lo habitual y Huaisang se deslizo en su papel con facilidad, cambiando su rostro a un sentimiento de lamento y confusión antes de responder.
"¡Es demasiado confuso Jiang Cheng! Da-ge esta muerto y no se nada, ¿Puedes creer esto? ¿Qué pasara con la secta Nie bajo mi mando? Ahh Jiang Cheng ¿Qué puedo hacer?" A lo largo de la actuación, la cara de Jiang Cheng se deslizo en su habitual ceño fruncido y Huaisang se preguntó si había exagerado la teatralidad.
"No seas estúpido Huaisang, ¿Crees que me importa una mierda la posición política de tu secta? Si quisiera saber eso, lo habría preguntado delante de Jin Ling. ¡Te pregunte como estabas!" Las duras palabras se complementaron con un idiota murmurado, y Huaisang permaneció en silencio lo suficiente como para que Jiang Cheng temiera haber ofendido moralmente al otro líder de secta.
¿Está preocupado por mí? El cerebro de Huaisang se detuvo rotundamente mientras reflexionaba sobre como responder a una pregunta tan inocente. Su conspiración ya estaba en marcha, pero por supuesto que Jiang Cheng no podía saber nada al respecto, ya que probablemente desafiaría a Jin Guangyao a un duelo en unos momentos después de saber la verdad y aunque por divertido que eso fuera, el plan de Huaisang funcionaria mejor. Jiang Cheng claramente no creía en su personalidad cuidadosamente diseñada como un tonto idiota y Huaisang se dio cuenta de que tendría que descartar su investigación o admitir su vulnerabilidad, al menos en parte, al hombre que estaba delante de él. Descartando la pregunta, que conociendo a Jiang Cheng, se había hecho después de luchar consigo mismo durante horas, alejaría al hombre de él y eso no era algo que Huaisang quisiera. Así que bajo el abanico de su cara y permitió que Jiang Cheng viera las oscuras sombras bajo sus ojos que no podían ser cubiertas por el maquillaje.