Capítulo dos.

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TaeYong se encontraba dejando la carta en el casillero de su menor cuando el timbre de receso sonó.

Tuvo que correr rápidamente para escapar de ser descubierto, pero algo lo detuvo en seco.

—Oye, TaeYong hyung.- podía reconocer esa voz; es aquella que tiene por dueño a Chittaphon, o Ten, como sea.

—¿Sí?.- rogó para que aquel chico no lo haya visto, pero falló.

—¿Tú... Eres el de las cartas?.- realizó una cara de confundido.

—¿Y-yo? Ehh.- se apuntó a él mismo.

—No puedes mentirme, te ví.- sonrió travieso.

—Bueno, sí, lo soy.- TaeYong se rindió como si fuese un niño en una pelea por una paleta de hielo.

—Vaya, esto le gustará a Jae.

—No le digas, te lo ruego.- posó sus manos sobre los hombros del contrario.

—¿Por qué no lo haría? Él se- lo interrumpieron.

—Oye, Ten, ¿Vienes? No te juntes con hyungs estúpidos.- sobresaltó a todos en el lugar; sin duda un irrespetuoso.

Necesitaba hacer eso, necesitaba hacer que aquel lindo mayor lo dejara de querer y no cruzarse más en su vida. Por el bien de él y TaeYong, todo era para algo bueno.

—Pues este hyung estúpido sin duda puede querer a otro estúpido.- Chittaphon rodó sus ojos en forma de frustración; aveces su mejor amigo podía lastimar a otras personas.

—Qué dices. Ya, vámonos.- habló de nuevo.

—Tranquilo, hyung, no le diré nada.- guiñó su ojo y se despidió con un movimiento de manos.

Sin razón alguna, el Lee de ahí de sintió mucho mejor de haber escuchado eso por parte de su menor.

Y con razón alguna, su corazón se estrujó cuando escuchó aquellas palabras por parte de YoonOh; como un balde de agua fría 

Está bien, todo le servirá para confesar todo tras las cartas y lucir serio en persona.

Si eso hacía feliz al chico que le gusta.

Posdata; te necesito. °•JaeYong.•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora