Capítulo ocho.

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TaeYong dejaba tranquilamente la carta en el casillero de YoonOh; quien no tardaba en llegar a la escuela.

Mostrando, por este día, confianza al caminar, e incluso al respirar.

Había pasado algo en su familia que esta vez lo dejaba tranquilo, pero no sabía por cuánto tiempo.

Los temperamentos de su madre contra su hermana cambiaban constante acerca de lo que hacía.

Que esa mañana, la señora Lee le haya otorgado la aceptación a NaYeon acerca de su orientación, hacían que el corazón de TaeYong se sintiera tranquilo.

Pero todo calló, cuando vio venir a JaeHyun por los pasillos, llevando consigo su mochila y un pequeño regalo en sus manos.

Los nervios se hicieron presente en su cuerpo, ya que ese día cumplía años; pero todo se convirtió en decepción cuando recordó que compartía de día nacimiento con JeongYeon, la hermosa estudiante que hablaba con Jung.

Por un momento, su mente pensó que ese regalo sería para él; después cayó en la realidad al ver a su querido chico guapo darle el regalo a la chica.

—Claro, todo para los lindos.— rodó los ojos, para luego irse hacia sus clases.

—¡TaeYong!— alguien lo llamó, y rogó por que no fuera DoYoung.

Hace poco había tenido una pelea con él porque Kim sólo quiere volver a estar en la cama, desnudos y con la respiración entrecortada.

No, no era un buen amigo.

Lee volteó, asustado, encontrándose con la silueta alta, musculosa y guapa de su menor.

Su mente y cuerpo creó ansiedad al verlo así, tan de cerca.

—¿Crees que me he olvidado de tu cumpleaños?— preguntó, esbozando una sonrisa ladina. —Este es para ti.

Ventajas de que sus padres se conozcan.

Su corazón latía al recordar el último cumpleaños juntos, donde eran pequeños y no sabían de nada.

Un corto abrazo, y un padre calificador, acabó con su linda amistad.

—Tú hace mucho que no me dabas un regalo.— miró como el de hoyuelos sacaba algo de su mochila.

—Un “gracias” es suficiente.— lo miró fijo, causando escalofríos en el cuerpo del mayor.

TaeYong no debía comparar nada, porque lo miraba de muy mal gusto, pero se le hizo imposibles no hacerlo al ver el gigante regalo que le habían dado a él y el diminuto que JeongYeon había recibido.

—Gracias.— agradeció. —Pero debo irme a las clases, llego tarde.

—Nos vemos en la noche.— YoonOh comentó, retractándose rápidamente a lo que había dicho.

La fiesta que había planeado la madre de Lee era sorpresa, y tal vez la arruinó.

—Digo, porque vivimos en la misma privada.— aclaró, mintiendo un poco.

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Los había dejado en el olvido. Toda una idiota.

Estoy toda estresada y no sé el por qué, br0. Pero aquí está.

En la siguiente carta se explicará (trataré) lo que pasó en la fiesta; no sé, hago pasar a Tae como un amigo, para que no se las huela el Jae.

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Posdata; te necesito. °•JaeYong.•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora