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La vida de Taehyung parecía haberse llenado de problemas. Había dejado de vivir con sus padres hacía ya un tiempo. Los  extrañaba, sí, pero prefería mantenerse alejado de ellos por razones personales.
Le habían dejado muy en claro que la verdad estaban mejor sin él. Era algo obvio.
Nadie quiere un hijo que vaya en contra de las enseñanzas y tradiciones familiares.
Y aunque su familia no lo había corrido de la casa, él mismo prefirió irse.

Había empezado a vivir con Jimin, su mejor amigo de toda la vida. Siempre estaría agradecido con él por acogerle y abrirle las puertas a su apartamento. Lastimosamente, Jimin tuvo que hacer un viaje a Busán y dejó a Taehyung a cargo del departamento, en Seúl.
Él sabía que pronto volvería, pero se sentía muy solo, y esto en verdad empezó a afectarle.
Taehyung era alguien muy sociable, pero desde que Jimin se fue había perdido esa habilidad.
Ahora le costaba hablar con sus compañeros de instituto, y prácticamente no tenía algún amigo. A ellos no parecía importarles, solo lo veían como la sombra de Jimin, y ahora que él no estaba nadie estaba realmente interesado en el castaño.
Taehyung se había vuelto invisible.

Intentó, realmente lo hizo, que esto no lo derribara. Pero cada vez se sentía más desolado.
¿Acaso su familia tenía razón y Dios lo estaba castigando?
No lo sabía, y la verdad tampoco quería saberlo, no era exactamente un gran creyente.
Hasta ese día...

Taehyung se encontraba en un parque, cabizbajo. Necesitaba tomar un respiro. ¿Pero de qué? Ni él lo sabía, y eso lo empeoraba. Se sentía tan débil por cosas mínimas y estúpidas, a su parecer.
Quería dejar de existir aunque sea un momento. Quería dejar de sentirse así.
Dios, ¿qué diría Jimin si lo viera en esa situación?

De repente, se sintió observado, sin embargo esto no lo incomodó, al contrario, lo hizo sentirse protegido. ¿Pero por quién?
Miró a su alrededor, no había nadie. O eso creyó. Alzó su vista al cielo y, ¡oh, sorpresa! Había una hermosa criatura alada mirándole con dulzura. Podría incluso atreverse a llamarle ángel.
Taehyung estaba seguro de que eso era... Aquel lindo chico de adorables ojos y cabellera negra era en verdad un ángel, volando digno con sus majestuosas alas blancas.
Se detuvo en frente suyo y lo miró con detenimiento. Ninguno dijo nada por unos minutos, siguieron observándose, hasta que Taehyung rompió aquel silencio.

-Disculpa, ¿quién eres?

El ángel se sorprendió. En verdad esa pregunta lo había tomado desprevenido.

-¿Puedes verme?—fue lo primero que dijo, ignorando la pregunta anterior.

Su voz era melodiosa y suave. Era una voz capaz de transmitir paz y tranquilidad.

-Eh, sí, puedo verte. ¿Es algo malo?

El ángel pareció meditarlo un segundo. ¿Por qué estaba tan desconcertado?

-No... no lo es, solo es algo... raro... Usualmente nuestros custodiados no pueden vernos...

-¿Custodiados?—ahora Taehyung era el que se veía confundido.

-Oh, supongo que tengo que explicarte eso.  Pero la verdad es algo muy largo así que preferiría que conversemos en un lugar más... ¿privado?

Taehyung arqueó una ceja. Estaba alucinando, tenía que ser eso.

-No voy a hacerte nada, lo juro. Solo creo que tienes muchas preguntas y estaré encantado de responderlas todas.

Taehyung cedió.—Esta bien, vamos a mi casa.

El ángel, cuyo nombre aun era desconocido, asintió y siguió a Taehyung.
Ambos estaban muy confundidos

  •~•~•~•~•~•~•~•~•~

Finalmente llegaron a la casa del castaño. Se encontraban en su habitación, envueltos en un silencio sepulcral. Ninguno sabía realmente qué decir.
Taehyung alzó la vista, topándose con los oscuros ojos del ángel frente a sí.

-¿No quieres saber más de mí?—finalmente preguntó el pelinegro.

-La verdad sí, pero aun estoy algo confundido e intento... asimilar todo lo que está pasando. Uhm... ¿Supongo que puedo empezar preguntando quién eres...?

-Oh, claro. Mi nombre es Jungkook. Soy un Ángel Guardián, tu Ángel Guardián. Fui enviado a la tierra para protegerte y cuidarte. Siempre lo he estado haciendo, desde el cielo, pero ahora que pareces estar pasando por un momento difícil, creí que lo mejor sería bajar a la tierra.
No creí que podrías verme, usualmente somos invisibles para los humanos... ¡Pero la verdad me alegra mucho que puedas verme! No me siento tan ignorado.—rio. Y vaya que su risa era hermosa.— Sé que es algo raro, en especial cuando no crees tanto en estas cosas... Pero solo quiero ayudarte, ¿sí? Voy a hacerte compañía durante mucho tiempo.

Taehyung seguía algo perplejo, pero parecía comprender mejor la situación.

-Eh... ¿Gracias? Uhm, lo siento... No sé realmente qué decir. Aun así, gracias por venir a cuidarme, empezaba a sentirme solo.

-Lo sé, Taehyung. Ya no lo estás.—pronunció Jungkook mientras lo abrazaba, envolviéndolos a ambos en sus alas.

Taehyung se sintió protegido y amado, pasando por alto que aquel ángel sabía su nombre.
Ignorando, también, el hecho de que ahora su vida cambiaría mucho de ahora en adelante.

Fallen Angel [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora