Una constante 2/2

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Cuando Seokjin postuló a trabajar a un crucero no pensaba del todo la enorme carga que sería. Sabía que estar en una cocina era sinónimo de exigencia, de hacer trabajo en equipo y moverse rápido. Su profesor le había dicho que era eficiente, que se necesitaban a cocineros como él y el pecho del alfa se inflaba de orgullo, luego agregó que se abrirían postulaciones para un crucero y ahí estaba nuevamente agarrando cuanto pudiera.

Y cuando menos lo esperaba, elegido entre cientos de otros, ya estaba embarcando, asombrado de lo inmenso y lujoso que lucía todo a su alrededor. Sonreía iluso creyendo que tendría tiempo para recorrerlo todo en algún momento. Después se fue dando cuenta que el tiempo libre era más para descansar como un bulto desparramado sobre el colchón que en recorrer el crucero. A eso le sumaba jefes de cocina altamente perfeccionistas que tenían a todo su personal con los nervios de punta.

Una de sus compañeras lo animaba y le decía que no todos los jefes de cocina de los barcos eran así de sobreexplotadores, además del peso que tendría esta experiencia en su currículum. Era por lo mismo en que se empeñaba a hacerlo bien y se forzaba a superar la frustración cuando le llegaba más de un reto, que de a poco fueron cambiando por pequeñas sonrisas aprobatoria y un corto "bien".

Al final del día, lo que podía ser un concepto amplio porque a veces terminaba su turno a media tarde o en la madrugada siempre tras extensas horas sin parar, su principal panorama era echarse en la cama de la habitación que compartía con un agradable joven beta —otro detalle que no le informaron—. Para su pesar debía admitir que el sujeto en cuestión contaba buenos chistes y resultaba muy fácil tener conversaciones ligeras con él. Le causaba gracia como casi cada día le mostraba fotos o le hablaba completamente enamorado de su novia y lo triste que estaba de no poder ir a su graduación.

Se tentó a presumir una foto de Jungkook, para decir "es adorable, ¿cierto? Pues bien, solo somos amigos" simplemente para recordar un poco el resultado de sus decisiones.

La verdad era que su decisión le traía grandes satisfacciones en algunos aspectos de su vida en igual proporción a la soledad que varias veces pesaba en su pecho.

Le habían advertido que estaba tomando un camino solitario que aún rodeado de muchos compañeros y trabajo en equipo cada día, al final de la jornada se daría cuenta que aquellas personas eran pasajeras en su vida y aquellos que adoraba estaban demasiado lejos.

Y en paralelo a la soledad se cimentaba el temor a ser olvidado. A ser dejado atrás, justo como él lo hizo persiguiendo su norte.

Por ello era que se aferraba como podía a su círculo cercanos a quienes dejaba mensajes cada vez que podía.

Luego dejaba de sentirse tan solo y se percataba que eran sus propios fantasmas, porque sus madres sagradamente le escribían un saludo cada día y sus amigos no ignoraban sus mensajes, aunque a veces tardaran en contestarse mutuamente, pero había jornadas de trabajo extenso cuando algún compañero enfermaba o algún imprevisto obligaba a tener más personal que olvidaba tomar su celular y mucho menos escribir de vuelta.

Intentaba ser optimista, sus amigos seguían escribiéndole y la relación era buena con la mayoría de sus compañeros, incluso con alguno de ellos escapaban por unos tragos si tenían algún día libre y fingían ser un pasajero más.

Dentro del estrés y lo novedoso había encontrado personas con quienes era fácil reír. Además de posibles amigos y futuros puntos de residencia cuando quisiera viajar. Él por su parte entre copas había ofrecido estadía en Corea por si alguno visitaba sus tierras a futuro.

Extrañaba su hogar, las tardes de televisión y la comida que le preparaban sus madres cuando él no se adueñaba de la cocina.

Extrañaba la voz tranquila de Namjoon hablándole de curiosidades interesantes que desconocía.

I Still Remember [JinKook/KookJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora