O n c e

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Una vez dentro del baño, y haber cerrado la puerta detrás de él fue que pudo respirar con claridad.

Nunca en su vida se había sentido más incómodo en un ambiente como lo fue en ese preciso momento, con todos hablando entre ellos, hasta con él. Eso no era lo incómodo, lo incómodo fue el hecho de que él le estuviese viendo fijamente, como si esperara a que dijera algo al respecto.

Tenía la respiración a mil, y se odiaba a sí mismo por haber dejado sus pastillas en la mesa, con su madre. Le podría mandar un mensaje pidiéndole que se las facilitara, pero eso causaría que se preocupara o trataría de indagar qué le había sucedido, porque estaba muy seguro de que ella sí no se había comido la actuación, y que le esperaba una larga conversación incómoda madre e hijo sobre el tema.

Dejo escapar todo el aire que había contenido desde lo sucedido, abanicándose con el cuello de su camisa, por alguna razón se sentía con mucho calor obligándose a sacarse el saco y desajustarse la corbata.

Mirar su reflejo en el espejo le causó un poco de inseguridad, no se consideraba la persona más guapa del mundo, tenía unas mejillas exageradamente grandes, a su parecer. Sus ojos y cabello no tenían nada especial, tampoco su nariz, bueno, en general nada de su rostro, era como el montón.

No tenía rasgos finos como los omega, ni marcados como los alphas, ni siquiera se podía identificar como un beta, que al menos era la mezcla de ambos. En momento como esos eran en los que sus crisis existenciales más le atacaban.

No podía definirse como ninguna clase, porque su caso era muy especial por no decir que era parte del 0.01% del planeta con esa confusión... Especial.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera se había fijado que alguien estaba en el baño con él; quizás se coló mientras se lavaba la cara o algo, pero ahí se encontraba recostado en una de las puertas de los baños. Brazos cruzados, cabello peinado hacia atrás y una mirada fija en sus ojos a penas lograron coincidir.

Ninguno de los dos decía nada, por unos minutos sólo se observaban, hasta que la mirada del otro ya le empezaba a pesar, y el calor que sentía no ayudaba tampoco.

Esto es ridículo.

— ¿Necesita algo, señor Lee? - se atrevió a preguntar rompiendo con el silencio.

No recibió respuesta, sólo observó cómo el susodicho se a

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2023 ⏰

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