C u a t r o

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Todo el día había pasado tortuosamente lento al parecer de él. Se había mantenido de reunión en reunión, manteniéndose en una esquina situada prácticamente al fondo, sin intervenir, sin dar su aprobatoria, sólo observando.

— Eso ha sido todo por hoy, señores, que tengan buen día. - finalizó el chico encargado de las cuentas de la empresa. - ¿Algo más que objetar?

Y allí fue que una mano apareció entre la multitud de cabezas, lo había observado, tampoco había dicho nada en toda la reunión, sólo se había dedicado a jugar con su lapicero, fingiendo que tomaba notas de lo que se estaba diciendo.

Cuando le cedieron la palabra, acomodó sus gafas antes de ponerse de pie, metiendo sus manos dentro de su pantalón de mezclilla parándose justo al centro y al frente, confrontando a todos sin mirar a nadie.

— ¿Alguien podría decirme, cuántos años tiene ésta compañía en el mundo de el entretenimiento textil digital? - preguntó a nadie en específico.

Por el rabillo del ojo se percató como una castaña extendía la mano.

— 56 años, señor. - respondió a penas le permitió.

— 56 años. - reafirmó como si lo estuviera saboreando. - Años, en los cuales hemos sido de las principales compañías dedicadas a esto, pero, señores míos, no podemos seguir así.

Golpeó de repente el escritorio luego de haber dicho eso, sin siquiera subir su tono neutro de voz, todos los presentes en la habitación se habían estremecido, todos menos él.

— ¿Qué es una compañía sin arriesgarse? - preguntó, pero nadie se atrevió a responder. - Durante todo el mes, he escuchado charlas, charlas y más charlas. ¿Cuándo llegarán las acciones? - volvió a preguntar, pero nadie respondió, otra vez.

Su vista recorrió toda la habitación, como si retara a alguien a decir algo, en cuanto su mirada terminó posada en él, no pudo evitar pasar la saliva que había estado conteniendo por su garganta.

¿Han visto alguna vez la mirada de un Lince viendo a su presa?

— Si seguimos así. - prosiguió luego de su pausa. - Hermmes Incorp nos comerán vivos. - confesó. - Ellos tienen a los jóvenes, la mayor audiencia, ¿Qué tenemos nosotros, adultos cansados de su día a día, ancianos que ni entienden lo que estamos haciendo? - su tono nunca fue afectado. - ¡No! - subió la voz sobresaltando, nuevamente, a todos. - He hablado con Donjin sobre todo esto, sobre lo que pienso y por ello, y espero que me apoyen, propongo un cambio entero a la compañía, desde la imagen, hasta las columnas, lo más mínimo. - cualquiera que lo viera, pensaría que estaba loco. - No más blanco y negro, no más seguridad, ¿Cuándo nos pensamos arriesgar?

Dicho eso, volvió a recorrer a todos con la mirada antes de salir por la puerta, siendo seguido, segundos después, por los jefes de los distintos departamentos encargados de el cuerpo de toda la compañía. Supuso que quería más detalles sobre su nueva y emprendedora idea.

— ¿Toda una fiera, no? - preguntó un hombre a su lado.

No se había percatado de que era, a parte del sujeto que le había hablado, el único que quedaba en la sala.

— ¿Disculpe? - preguntó de vuelta notoriamente confundido.

— Han, ¿Sabes como le apodan? - Lee negó. - Tigre.

Al parecer de él, era más como un lince.

Cero a la IzquierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora