-- Bien...Cómo sabrán, a pesar de lo que hemos descubierto, es sólo cuestión de tiempo para que quienes anhelan poseer el poder del Titán fundador ataquen de nuevo. Nuestros experimentos siguen en pie, no podemos permitirnos detenernos, así que he pedido un traslado de los elementos necesarios para seguir trabajando desde aquí. Si tienen alguna pregunta o queja, ¡Hablen ahora!-- Decía una enérgica Hange, mientras los chicos, ahora pertenecientes a la Unidad Levi, estaban formados adecuadamente y prestaban atención a lo que su superior les informaba.
Todos observaron lentamente cómo Jean Kirstein levantaba su mano respetuosamente, pidiendo permiso para hablar. La comandante Hange movió ligeramente la cabeza en su dirección, a modo de escucha.
-- Es entendible que sus elementos de trabajo permanezcan en este sitio, sin embargo...¿Cómo es que el cuerpo de esa chica sea parte de ello?, si ya no la necesitan.-- El chico miró fríamente en dirección al cuerpo cristalizado de Annie Leonhart, que se encontraba sobre una carreta, esperando a ser movido. Jean aún se encontraba en desacuerdo con aquello, después de todo, olvidar no era para nada sencillo.
-- Aunque gracias a Eren podemos estudiar más su poder de endurecimiento, me temo que es mi deber trabajar en el caso de Annie, no puedo permitir que termine en manos del Presidio, o la Policía Militar. Soy la única adecuada para seguir con los estudios.-- Respondió ajustándose los lentes la comandante, aunque ahora le era un poco incómodo al sólo poder utilizar su sentido de la vista con un ojo. Jean chasqueó la lengua y miró hacia otro lado, sintiendo sus emociones ganarle. Aún no podía controlarse.
Armin, Eren y Mikasa le dieron una breve mirada a la chica dormida.
El Capitán Levi, con su típica expresión, les informó cuáles serían sus deberes del día, y así; mientras los chicos comenzaban a desplazarse a hacer lo que se les había ordenado, él y Hange procedieron a hacer llevar el cuerpo de Annie al sótano, donde la comandante trabajaría.
Mientras limpiaban, Armin recordaba las platicas que había tenido con la chica Titán, pensaba en cómo; a pesar de que Annie era una chica solitaria y no solía trabajar en equipo, era alguien agradable, una buena persona. Aunque haya estado involucrada en el plan de llevarse a Eren, sabía que aquella chica no tenía oscuridad en su corazón. Sin darse cuenta había dejado de limpiar y sólo estaba parado mirando a la nada, salió de su trance al sentir una mano sobre su hombro.
Era Mikasa.
---¿Estás bien?-- Preguntó la pelinegra, soltándolo.
-- Sí...sólo-- Armin sacudió levemente la cabeza.-- Estaba pensando en Annie.-- ante esto Mikasa no dijo nada, tan sólo frunció el ceño levemente.-- Sé que probablemente nunca te hayas llevado bien con ella, pero es una persona amable ¿Sabes?.-- Al decir esto Armin se alejó de Mikasa y salió del cuarto que estaban limpiando, dejando a la Ackerman sola, reflexionando sobre las palabras de su amigo.
No recordaba si alguna vez la había llegado a conocer más allá de los entrenamientos y pequeños intercambios de palabras, lo cierto es que nunca fueron amigas. Mikasa no tenía ningún problema con ella, al menos no uno que no involucrara a Eren, porque su principal motivo de enemistad era ese, su lucha por proteger a su hermano. No había pensando demasiado en ello, pero era cierto que de no ser por su afán de "cuidarlo", ellas quizá se hubieran llevado un poco mejor.
Se detuvo un momento al caer en cuenta de lo que estaba cruzando por su cabeza.
Soltó un largo suspiro mientras continuaba limpiando, alejando de sus pensamientos todo aquello, después de todo, nada podría cambiar lo que ya había sucedido.
Instante; palabra normalmente definida en el diccionario como la fracción mínima posible del tiempo. Es el punto o momento, en sí inextenso, del ahora, que en el progresar en la línea del tiempo, separa el pasado del futuro.
Lo que no sabía Mikasa era que, en el instante en que había pensado sobre ello, había marcado un punto en esta línea de tiempo.
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Una Promesa~ (Mikannie)
Fanfiction-Porque los recuerdos y las promesas es lo único que nos queda. Mikasa Ackerman y Annie Leonhart tienen recuerdos que crear y promesas por cumplir.