◇28◇

587 120 24
                                    

Caminaba con cansancio por aquellas calles, no había logrado dormir bien por la noche, pues sus pensamientos lo mantenían despierto, buscaba con la mirada alguna cafetería cerca de donde él se encontraba, pues no había tenido ánimos de hacerse algo de comer por su propia cuenta, ya que a duras penas había logrado levantarse de su cama para dirigirse a la ducha.

—Vamos... no me hagan hacer el tour de Francia por un poco de comida— se quejó por lo bajo observando cada local. Miró la hora en su reloj y notó que aún estaba a tiempo de llegar a la universidad —Bien... creo que puedo sobrevivir sin desayunar— musitó con molestia.

Ya frente a las puertas de aquella institución, frunció el entrecejo y se adentró para dirigirse a su salón, entró notando como ya varios asientos se encontraban ocupados por mochilas. Se dirigió a la última mesa en la que se encontraba el de cabellos oscuros observándolo con una sonrisa. Dejó caer su mochila a un lado de la silla se sentó en esta recostando su cabeza en la mesa.

—¿Mala noche?

—Se podría decir...— murmuró acomodando sus brazos bajo su cabeza —Buenas noches— murmuró cerrando los ojos haciendo que el mayor soltara una risa.

—No hablas en serio— musitó mirando al menor con una sonrisa.

—Lo sé, no tengo sueño, solo estoy... ¿cansado?— murmuró manteniendo su cabeza aún recostada.

Las horas comenzaron a pasar, el albino sentía que los minutos pasaban con lentitud y su estomago comenzaba a exigirle por un poco de alimento, miraba con frustración el reloj en su muñeca, todavía faltaban sesenta minutos para que pudiesen ir por almuerzo, el mayor miraba de reojo al albino, sin comprender  su comportamiento, pero también se mantenía pensando un poco, su cabeza estaba en todos los lugares menos en aquella aula. Había pensado un poco en sobre lo que habló con Cross, y sabía que su amigo en partes tenía razón, soltó un suspiro y echó su cabeza hacia atrás y miró el techo con aburrimiento.

—Me voy a morir— escuchó al albino quejarse por lo bajo, volteó a mirarle con duda y soltó una risa al ver cómo éste tenía su cabeza sobre la mesa.

—¿Por qué dices eso?— preguntó acomodándose en su lugar.

—No he desayunado, han pasado cuatro horas y no he comido— habló levantando su cabeza para observar al mayor —Y no es como si esta fuese la primera vez que duro sin comer, hay veces en las que puedo estar todo el día sin comer pero hoy por una extraña razón mi estómago me exige comida— musitó tapando su rostro con cansancio.

—¿Hoy salimos temprano, no?— el albino asintió un poco dudoso —Genial, se de un lugar donde podemos ir por algo de almuerzo a la salida— sonrió y llevo su vista al frente.

Una hora después, ambos ya estaban caminando hacia la salida de aquel lugar, el albino antes de salir por completo había optado por comprar una bolsa de patatas para no tener tanta hambre en el camino, ambos iban comiendo en silencio por los pasillos, el de cabellos oscuros fue el primer en terminarse sus patatas, comenzó a doblar la pequeña bolsa para botarla después en algún tanque de basura que encontraran por el camino.

—¿Y a dónde vamos?— se limitó a preguntar el albino llevando unas patatas a su boca.

—Un restaurante, siempre que vengo hacia acá lo veo y me ha dado curiosidad de saber qué platillos tienen— se encogió de hombros —Y bueno... siento que sería lindo ir contigo a aquel restaurante— sonrió ladino mirando al menor, éste le regresó la sonrisa con un ligero sonrojo y optó por seguir cometiendo en silencio.

Luego de unos minutos, comenzaron a hablar mientras caminaban, pues aquel silencio comenzaba a aburrirles, llegaron hasta el restaurante e ingresaron a este, el mesero los llevo hasta una mesa que se encontrará desocupada y le entregó a ambos el menú para retirarse y dejarlos elegir que comer.

—Es un lugar muy... variado— murmuró el Albino leyendo los variado platillos que había en el menú.

—Tal parece... quiero pasta— musitó levantando la vista hacia el albino, éste le miró con una sonrisa y negó con la cabeza.

—Te soy sincero... el menú infantil me llama más la atención— murmuró, el mayor lo miró incrédulo y agarró su menú abriendo éste y comenzó a leer.

—¡¿Hay menú infantil?!— habló buscando aquella parte.

—Está a lo último— sonrió de lado al ver la actitud de su amigo.

—Ah... bueno ¿ya sabes qué ordenar?— preguntó cerrando el menú con una sonrisa —Yo quiero pasta, ¿y tú?— preguntó antes de hacerle una seña al mesero para que se acercara.

—Supongo lo mismo, no hay más nada que se me antoje del menú— se encogió de hombros, y se quedó en silencio observando cómo el mayor le daba sus pedidos al mesero y éste se retiraba con ambos menús para darle sus órdenes al chef.

🎥; ↱𝑴𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 ↲ෞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora