05

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Togami toca con impaciencia la puerta de la cabaña de Hinata. No entiende qué cosa le está tomando tanto tiempo, se supone que debería estar en la sala de interrogatorios para poder encontrar alguna pista sobre qué fue lo que ocurrió con Haiji.

— ¿Qui-Quién es?

Escucha la voz nerviosa de Komaeda del otro lado y alza una ceja al parecerle curioso.

—Komaeda, abre la puerta.

Ordena acomodando sus lentes y la puerta está abierta, sin embargo, solo una pequeña parte.

— ¿Qué se te ofrece, Togami?

— ¿Cómo que se me ofrece? — Le parece ridícula la pregunta— ¿Por qué Hinata no ha ido a la sala de interrogatorios?

—Uh, esto...

—Tenemos cosas importantes que hacer, Komaeda. No estés estorbando a Hinata.

El omega lo mira molesto y aprieta la perilla. No puede decirle que Hinata está muerto y Kamukura resucitó. Para empezar no le creería. Además, no quiere exponer al alfa de ojos rojos sin estar seguro que no correrá peligro alguno. Quiera o no admitirlo se preocupa por él.

—Hinata no se encuentra bien —miente—. Está descansando.

—Es broma, ¿verdad? ¿Cómo puede descansar en un momento como este? — Cuestiona sin poder creerlo—. Hazte a un lado. Hablaré con él.

— ¡No! — Se interpone—. So-Solo son unos minutos, Togami. Prometo despertarlo y que vaya, pero en serio vino muy mal. Necesita descansar.

Togami observa la expresión nerviosa y suplicante del contrario. Komaeda no es alguien que sea bueno ocultando cuando algo está mal y en estos momentos está actuando sospechoso. Sin embargo, no va insistir debido a que tiene muchas cosas que hacer. La Fundación del Futuro va a querer tener respuestas cuanto antes sobre el hermano de Monoka.

—Quince minutos.

Es lo último que dice y se marcha haciendo que el omega suspire agradecido. Tuvo suerte.

— ¿Cuál es tu plan?

Le pregunta Kamukura una vez que ha cerrado la puerta y ha girado para mirarlo fijamente.

— ¿No tienes uno?

—No tengo problemas en salir y decirles que Hinata está muerto, y yo he vuelto —menciona con su típico tono sereno.

—No puedes hacer eso —murmura apoyándose en la puerta—. Si les dices que mataste a Hajime...

—Tendrán que resignarse —interrumpe—. Al igual que tú.

No quiere tocar ese tema. Está haciendo todo lo posible para no desmoronarse por la pérdida del alfa de ojos verdes.

—No pueden saber que has vuelto. Es peligroso. La Fundación del Futuro va a intervenir, Izuru, y todo sería más desesperante.

—Entonces, tendrás que pensar en algo.

Komeda chasquea la lengua ante aquella actitud por parte de su antigua pareja y frunce el ceño al percatarse de una cosa. Kamukura no tiene su larga cabellera negra, lo único que ha regresado ha sido sus ojos rojos y el aroma a café; los cuales podrían ser suplantados con facilidad por las características originales de Hinata.

—Lentes de contactos —piensa en voz alta.

— ¿Cómo dices?

—Puedes usar lentes de contacto para tus ojos y puedes tomar supresores para contrastar tu aroma. Podrías crear incluso uno que...

—No, no puedo.

Al suertudo de la clase 77 le está molestando aquella actitud terca que está tomando el alfa.

—Izuru, entiende. Es peligroso que reveles tu identidad.

Silencio y eso molesta más a Komaeda.

— ¡Deja de ser egoísta! ¡Piensa en los demás! ¡Es peligroso que sepan que has vuelto!

—Que aburrido —dice en voz baja apretando las manos en forma de puños ante los gritos—. No puedo crear nada, Nagito.

—Claro que sí —le da la contra—. Dime que necesitas e iré rápidamente a...

—No estás escuchando —se pone de pie dado que estaba sentado en la cama—. Te estoy diciendo que no puedo.

Kamukura piensa que es mejor que lo sepa se una vez antes que la situación entre ellos se complique. Ocultarle cosas al omega ha sido lo que más problemas le ha traído, por eso le dirá la verdad sobre por qué no puede crear ese supresor para tener el arma del inútil sin talento.

—No puedo, Nagito, porque ya no poseo ningún talento.

— ¿Qué?

—Ya no soy la Esperanza Definitiva  —confiesa mirando la expresión de espanto de su amor—. Soy alguien común y corriente. Sin talento alguno, pequeño omega.

—Eso no... —baja la mirada y aprieta la mandíbula—, mierda..., ¿qué vamos hacer ahora? Se supone que todos cuentan con todos los talentos.

Kamukura alza los hombros y se acerca un poco. Parpadea al experimentar la duda sobre si continuar acercándose o no.

—Por eso, debes decirles la verdad —niega moviendo sus cabellos blancos—. Tarde o temprano se darán cuenta. No cuento con ningún talento. No podré ayudarles.

—Pero... —hay miedo en sus ojos grises—. Significa que eres vulnerable y...

—Dudo que la Fundación del Futuro haga algo. Les servía por los talentos, ahora que no los tengo no estarán al pendiente de mí.

Komaeda lo mira con inseguridad y se deja abrazar por el alfa temiendo por su vida.

Nunca Nos Podrán Separar © (Hinakoma/KamuKoma) (Omegaverse) [Tercera Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora