Venecia

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La complice siempre fue la ciudad de Venecia.
._._._._._._._.

Sin duda aquel lugar era una maravilla.

Sus calles, puentes y góndolas eran algo exquisito de observar. Cada detalle en ella majestuoso. Un lugar varado en el tiempo, lleno de romance aquí y allá. Las personas tan amables y gentiles hacian querer quedarse para siempre.

Pero tenía que volver a la realidad.

No podía quedarse. Tenía que irse ya. Lance lo esperaba a tan solo unos metros más adelante, justo a la mitad de un puente que atravesaba aquel canal.

¿Acaso su compañero no entendía sus gestos corporales? Quería seguir un poco más en la hermosa Venecia. No importaba si se retrasaban un poco más en aquel encargo. Su jefa no los mataría por ello... ¿O sí?

Dio un supiro largo y cansado para después seguir a su compañero, quien le miraba con curiosidad bien disimulada.

Lance no era tonto. Sabía cuanto quería Walter quedarse en una de las maravillas del mundo. Recordaba que era uno de sus sueños, que lamentablemente aún no cumplía. Y de verdad que quería ayudarle con ello. Él también se maravillo con Venecia, pero debian de partir ya. O su queridísima jefa los colgaria a los dos por tardar tanto.

Sin embargo aquella cara que cargaba Walter justo en ese momento iba a volverlo loco. Tenía que ayudar a su enamorado. Tenía que hacerlo. Algo le decía que debía o terminaría por arrepentirse toda la vida.

Detuvo a Walter apenas dio unos pasos lejos de él.

Era ahora o nunca.

La cuidad por la noche era aún más hermosa que por el día. Había tantas maravillas que uno no percibía hasta que el sol se ocultaba.

Aquella góndola iba en un ritmo tan relajante que lograba acallar todas las voces de su cabeza que le gritaban que sufriría muchísimo sí no tomaba a Walter y lo llevaba en dirección a la agencia.

Que su futuro yo se preocupara por eso. Ahora tenía que dusfrutar al máximo aquella situacion.

Después de todo, logró que su científico favorito se le declarará, y no solo eso, era un gran triunfo haber probado esos labios finos y tiernos que portaba su dueño. Oh, Walter, no sabía que tan loco estaba por él.

Sonrió una vez más y se acomodo mejor con su pequeño compañero, ahora novio, en aquella góndola guiada por aquel señor de avanzada edad, quien les veía con satisfacción, tarareando una canción que muchos lograrían reconocer a los pocos segundos de ser escuchada.

Una vez más Venecia lo había hecho.

Venecia unió una vez más a dos enamorados.

La complice siempre fue la ciudad de Venecia. No dudaba eso. Aunque, le inquietaba un poco las sierenas que se escuchaban a lo lejos.

Volteo una vez más a observar a aquellos jóvenes novios, más ya no estaban. En su lugar había una rosa junto a una tarjeta y una buena propina. Tomo con cuidado la tarjeta leyendola en el proceso, para solo después sonreir.

Le agradecemos el paseo, con cariño

~Lance Sterling y Walter Becket

Amaba su trabajo.

Tomo de nuevo el control de aquella góndola y siguió su camino, tarareando felizmente.

._._._.

No sé que paso aquí. Sin embargo espero les haya gustado! Gracias por leerlo! Deja tu hernoso voto y comentario acerca de esa escena en Venecia.

Cuidense!

Bye Bye!





La Vie En Rose (Lance X Walter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora