La aguja en el pajar

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Dicen que el mundo siempre encuentra su equilibrio. Ante la sequía larga del desierto y la sabana, una lluvia milagrosa puede ser la diferencia entre que una colonia de animales sobreviva o desaparezca. Hay especies de peces que cuando la población de hembras disminuye, los machos cambian de sexo para poder seguir reproduciéndose. Con los cambios de estación, las grandes migraciones permiten esparcir semillas a lo largo del planeta para estimular la biodiversidad y  recuperación de poblaciones de animales y vegetales. La naturaleza es sabia, dirían muchos. Aunque otros irían más allá para hablar de situaciones morales donde es importante encontrar balance entre la bondad y la maldad. Porque ya sea una persona en extremo buena o malvada, no encontraría lugar en la sociedad. Y es que a veces encontrar el punto medio es vivir en el gris. Aparentemente los habitantes de este lugar lo tomaron de manera literal, pues las grandes ciudades resplandecían con sus rascacielos plateados y desde las naves que surcaban el cielo se apreciaba el territorio apagado y gris. Los colores verdes, azules y blancos que se veían hasta un par de siglos antes, había disminuido hasta ser solamente un punto en las fotografías satelitales. La lluvia milagrosa ya no llegaba al desierto; los peces hermafroditas no tenían ni espacio suficiente para reproducirse y ya no había diferencia notable entre la primavera y el invierno.

Y al parecer para las personas estaba bien. Seguramente teniendo un único clima al año limitaba el problema de elegir guardarropa acorde a la estación. También había más espacio para vivir, pues las casas se levantaban una sobre otra en grandes complejos urbanos que congregaban la vida social, laboral y familiar. Las grandes ciudades, las más avanzadas, podían sentirse como un organismo gigante donde mujeres y hombres funcionaban como células que mantenían las luces prendidas y los vehículos andando en las arterias. Este mundo estaba lleno de comodidades. Las compras se hacían automáticamente y llegaban directamente a las puertas, los comercios atendían rápidamente y había una buena cantidad de facilidades para el ocio. Las personas de ciudad realmente no tenían mucho por qué preocuparse por cosas banales como saber de dónde provenían los alimentos o fibras de su ropa, era mucho más sencillo enfocarse en el trabajo diario, los estudios y la diversión.

Hacía unas semanas una serie de eventos llamaba la atención de los más suspicaces. La tasa de mascotas perdidas aumentaba lenta, pero progresivamente; personas se quejaban de fotos borradas de la red o de documentos supuestamente guardados que desaparecían mientras trabajaban; brotes de alergias saturaban las consultas virtuales, principalmente luego de visitar reservas ecológicas o campamentos en la naturaleza; igualmente, en estas mismas áreas naturales, llegaban a fallar las cámaras e incluso motores de los vehículos. La última gran noticia había sido la de un bote pequeño que se había quedado sin hélices en el mar.

Por supuesto que estos eventos eran mínimos comparados con la incesante información que circulaba las redes y, como se dijo antes, solamente los más suspicaces prestaban atención. Entre esas personas se encontraban las jefaturas de los periódicos globales, quienes lanzaron una convocatoria para atraer jóvenes talentos a la investigación pues, aunque eran marcas de renombre, había que cuidar los costos cuando se investigaba si existía una aguja en el pajar.

Era Natural. Año CeroWhere stories live. Discover now