Es de sentido común
El rugido del motor de la triumph anunció la llegada de Merle, que entró en la casa mirando a su alrededor, esperando descubrir aún allí a la joven rubia cuya presencia tanto perturbaba a su hermano.
Pero no era así. Se había marchado no hacia mucho, y para Daryl su aroma aún impregnaba su ropa y su presencia seguía en la casa. Pero le había pedido que se marchara antes del regreso de su hermano, pero en esa ocasión se lo pedía con la promesa implícita de verse en otro momento.
No sabia cuándo ni cómo cumpliría esa promesa, pues ahora ni su casa era un lugar apto, pero tenía la certeza de que sería ella la que encontrase la forma.
—¿Tu amiga ya se ha ido? Que pena —dijo Merle visiblemente decepcionado.
—Tiene clase —dijo Daryl escueto.
—Espero que vuelva después, no es muy divertida, pero resulta más agradable a la vista que estas cuatro paredes llenas de humedades —se tiró en el sillón a plomo.
—¡Eh! Que los muebles no son míos —le advirtió Daryl, le alteraba que Merle hablara de Beth y era incapaz de disimular.
—Estos muebles no son de nadie... ¿Cuantos años tiene?
—¿El sillón?
—No, coño, la rubia —aclaró Merle.
—No lo sé... 16 o 17.
—Mmmm... Que rica —se relamió el mayor de los Dixon —. Pero son más o menos los mismos años de prisión si te cazan, y tal y como tratan a los pervertidos en la trena prefiero los subidones químicos, salen más a cuenta.
Mientras hablaba, Daryl miraba a su hermano con sus sagaces ojos entendiendo perfectamente lo que le estaba diciendo.
—Deja de decir mierdas...
—¿Cuánto hace que no mojas, hermanito? —preguntó Merle ignorando a su hermano
—¿Qué coño te importa?
—Bastante, parece —se contestó a si mismo, viendo la reacción de Daryl —.Tener cerca a tanta niña, como son las niñas de ahora... Nadie podría aguantar mucho sin caer en la tentación, aunque sea sólo de pensamiento.
—Estás enfermo —dijo tocándose la frente con el indice.
Merle rió, divertido ante la actitud de Daryl que pese a intentar aparentar indiferencia hacia esa chica, para Merle era una confirmación clara y evidente de que algo había más que una relación de alumna y conserje. Si es que realmente había algún tipo de relación entre los conserjes y la alumnas mas allá de la ignorancia plena de la existencia del uno al otro.
—Tú escucha a tu hermano, que sabe más de la vida, Darylina —dijo Merle.
—La enciclopedia te sabes... —fue lo más ingenioso que fue capaz de decir Daryl antes de salir de la casa para continuar con su labor con los trabajos de jardinería en el patio.
.
.
Era la primera vez que Beth se sentía tan nerviosa e ilusionada, con una extraña sensación de flotabilidad que envolvía su cuerpo y su mente por completo.
Nunca había sentido aquello antes, aún menos con Jimmy. Aunque no era de extrañar, pues Daryl no era un chico, era un hombre. Y aquello era lo que la atraía realmente, pese a que de primeras la debiera haber incomodado. Pero no era así. El Sr. Dixon, como secretamente le seguía llamando en su cabeza porque le resultaba excitante, le hacia sentir lo que no había sentido jamas, conseguía que se sintiera fuerte y vulnerable, sólo con tocarla, con aquellas manos titubeantes pero fuertes, se sentía segura y a la vez inocente, cuando las notaba acariciando directamente su piel bajo la ropa. Escucharle gemir su nombre, levemente con su voz rasgada la hacia sentirse como una mujer poderosa, pues le dominaba a él.
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No Eres Para Mi © (The Walking Dead AU)
RomanceDaryl comienza a trabajar en el instituto de Mert Country como conserje, alguien en quién nadie se fija a no ser que algo este roto. Pero teniendo los ojos más grandes de Georgia es difícil que algo se le escape a la pequeña Greene. Aunque la vida d...