Capítulo 38

692 88 2
                                    

Parte 1

Soltó un largo bostezo mientras se estiraba entre las desordenadas sabanas, como cada mañana despertaba solo con el simpático pollo Frederick ocupando un lado de la cama. Normalmente era un hombre madrugador y productivo, pero desde que se estaba quedando en la casa del psicólogo se había vuelto bastante flojo en ese aspecto, quizá era por los cálidos brazos que lo envolvían cada noche, o por el aroma masculino que desprendía la habitación o tal vez era por las altas horas de la madrugada en las que se quedaban conversando o haciendo otras cosas.

Se levantó aun somnoliento y colocó sus pantalones y playera para dirigirse a la planta de arriba. Como cada día que había estado ahí, su psicólogo se encontraba sentado en el sillón con una taza de café en su mano y la vista perdida en el panorama del pueblo de Karmaland que se apreciaba en la lejanía. En su otra mano tenia fuertemente apretado el broche que le había regalado su hermano, desde ese día lo llevaba siempre consigo ya fuera en el bolsillo o debajo de la armadura.

Se acercó al hombre y lo abrazo por la espalda provocando una sonrisa en este que de inmediato dejo la taza a un lado para posar las manos sobre las suyas. El castaño sonrió gustoso plantando un beso en la mejilla del psicólogo para después soltarlo y tomar asiento a su lado.

-¿Qué tal tu mañana Auroncito? –

-Antes estaba bien, pero justo ahora acaba de mejorar. – dice este provocando el sonrojo junto a una risa nerviosa al castaño. Desde que estaba con Auron este se había vuelto mucho más cariñoso, conocía ese lado por cómo se comportaba con su preciado Frederick, pero aún no se acostumbraba a ese trato cuando iba dirigido a él, aunque tampoco fuera como si le molestara.

-¿Hoy si quieres salir? – pregunta el castaño logrando que el psicólogo dirija nuevamente la mirada hacia el gran ventanal. – Auron... - insiste este tomando su mano para entrelazar sus dedos.

-No lo sé, Luzu, no estoy seguro de querer salir... - menciona el psicólogo dudoso. No había salido en todo ese tiempo porque solo deseaba tranquilidad y no quería tener contacto con nadie, a excepción de su novio que a pesar de que iba y venía de su casa a la otra para cuidar a Manolo y hacer sus cosas, siempre regresaba a quedarse con él.

-Vamos Auron, ya llevas mucho tiempo aquí, es bueno que salgas aunque sea un rato. – dice Luzu sin soltar el agarre de sus manos. Entendía el dolor por el que estaba pasando su hombre, pero quedarse dentro de su bunker no le iba ayudar a sentirse mejor. – Podemos tener una cita. ¿Qué te parece?

-¿Cita? – exclama el hombre sonrojado dirigiendo la vista nuevamente al castaño. Hasta ese momento no había pensado que en realidad no habían tenido una cita oficial desde que comenzaron a salir. – M.. Me parece bien.Muy bien, iré alistarme entonces. - exclama el castaño con una amplia sonrisa y le brinda un suave beso al psicólogo para luego levantarse. – Te espero abajo. – dice este saliendo en la habitación dejando a un atontado Auron sentado todavía en el sillón.

No tardaron en salir y dirigirse al pueblo, el castaño arrastraba al psicólogo por todos los lugares comprando varias cosas, entre esas un traje de tigrito que lo hacía ver bastante tierno a ojos de Auron. Este último se dejó contagiar del entusiasmo de su novio llevándose también la armadura verde que era tan popular en el pueblo en esos días.

-Joder Luzu, ¿A dónde me llevas ahora? – exclamo el hombre con los ojos cubiertos por las manos del castaño mientras este lo guiaba a trompicones ya que el contrario no se dejaba llevar tan fácilmente por miedo a caer o chocar con algo.

-Relájate Auroncito, veras que te va a gustar. – respondió este deteniéndose al fin y permitiendo que el psicólogo observara donde se encontraban. Auron notó que estaban en un pequeño balcón de la casa del castaño el cual estaba rodeado de algunas flores y velas que le brindaban un ambiente más acogedor, en el centro había una mesa dispuesta para dos donde el castaño se encargó de dirigirlo.

-Vaya que te esforzaste acomodando el lugar. – dice el psicólogo tomando asiento apreciando la vista del sol ocultándose al horizonte.

-Quería que fuera lo más agradable posible para ti. – Auron no pudo evitar sonrojarse por las palabras del castaño pensando que el hombre no podría dejar de ser luz aunque quisiese. - ¿Te apetece algo de vinito?

-No, no, ya tomamos cocteles y no quiero que se nos suba como la última vez que bebimos en mi casa. –

-Al menos tú recuerdas que paso esa noche. – menciona el castaño acomodando los platos en la mesa para luego tomar asiento frente al psicólogo.

-No me puedo olvidar de la primera vez que te comí el morro. – dice el psicólogo como si nada provocando que el contrario se atragantara con lo que estaba bebiendo.

-¿C.. Como? La primera vez no fue cuando tu... Yo... - respondió este cuando se pudo recuperar de la impresión. Recordó la vez en la que Auron lo beso cuando recién se había convertido en el Evil Luzu que todos conocían y este continuaba con su apariencia humana, pero junto a ese recuerdo en su mente se coló uno más borroso de lo que parecía ser el psicólogo sobre él juntando sus labios mientras él le respondía gustoso. El hombre dorado soltó una fuerte risa al ver como se le subían los colores al rostro de su novio.

-No te preocupes Luzu, en ese entonces no hicimos todas las cosas sucias que hacemos ahora. – dice el psicólogo divertido apoyándose sobre la mesa para estar más cerca del avergonzado castaño que no podía estar más rojo.

-¡A... Auron! – este cubrió su rostro escuchando de fondo nuevamente las risas de su novio. Además de cariñoso también se había vuelto bastante atrevido con él. Auron detuvo sus risas para tomar las manos del contrario y apartarlas con cuidado de su rostro.

-Como te quiero Luzu, mi niño. – exclamo con una suave sonrisa observando las brillantes orbes azules del aun sonrojado castaño. Este no dijo nada más, solo se limitó a acortar la distancia entre ambos y unió sus labios en un lento y tierno beso que expresaba todo lo que ambos sentían por el otro.

-Pronto te regresaré tu apariencia original. – dice el castaño después de finalizado el beso entrelazando sus dedos con los del otro.

-¿Hablaste ya con los dioses oscuros? ¿Te pidieron algo? –

-Nada del otro mundo, no te preocupes. – responde Luzu dándole otro beso que provoca una nueva sonrisa en el rostro del psicólogo.

Más tarde esa noche, Auron se encontraba profundamente dormido con Manolo recargado en su regazo. Luzu apreció un momento completamente enternecido para luego ir a la planta baja haciendo el mínimo ruido posible, coloco su armadura y se equipó con su típico arco y unas flechas, además de una espada que posiblemente necesitaría. Suspiro pesadamente observando nuevamente las coordenadas que los dioses oscuros le habían hecho llegar.

-Esto lo hago por ti Auron... - susurro observando hacia su habitación para luego salir y dirigirse al lugar indicado.

3

Secretos (Rubegetta - Luzuplay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora