SooBin, YeonJun y ella se amaban.
Era un hecho.
Algunas personas decían que era enfermizo lo que ellos hacían, pero simplemente pasaban de cualquiera que opinara de esa manera y seguían demostrándose su amor.
Las miradas de repulsión y desaprobac...
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Era una noche oscura y fría, en Seúl.
Hace no muchas horas había nevado, así que había nieve por doquier.
Las calles se encontraban desoladas, el silencio inundaba el alrededor.
La tenue luz de la luna iluminaba tenuemente las calles.
La mayoría de personas se encontraban en casa, descansando.
A excepción de nuestra protagonista, quien caminaba por las calles de la ciudad.
El sonido de sus pisadas producían un eco espeluznante.
Sus pasos se detuvieron frente a un bar, abrió la puerta y entró con la cabeza en alto.
Las miradas lascivas de los hombres se hicieron presentes en leves instantes.
Ella lo ignoró y se dirigió a la barra.
—Por fin llegas. – habló el chico frente a ella.
—No miré la hora, dame la llave. – rodó los ojos.
El contrario le dió lo que había pedido. Lo tomó entre sus delgados dedos y caminó hacia una puerta, la abrió y se dirigió a unos casilleros bastante viejos.
Abrió el suyo y comenzó a vestirse con las prendas que estaban colgadas ahí.
Cerró con fuerza la puerta de metal y caminó hacia donde estaba aquel chico, pasó detrás de la barra y se detuvo al lado de él.
—¿Ha estado más tranquilo que de costumbre?– comenzó ella.
—Sí, solo vinieron viejos y alguno que otro idiota con identificación falsa.
Ella solo suspiró y se recargó en la mesita.
—Esta va a ser una noche bastante larga... — murmuró la femenina.
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