Capítulo 2: El origen del Caos

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Sé que te preguntaras: ¿Qué es todo esto? Bueno... Déjame contarte cómo inició el Caos donde estamos ahora:

Soy Veron Nataniel Kovenan Sforza, hijo de John Kovenan y Margaret Sforza. Ambos parte del mismo equipo, mi madre era la doctora y mi padre un comandante de una élite militar privada, un grupo de hombres forjados en hielo, letales, tácticos y peligrosos, hechos para entrar al infierno cumplir su objetivo y volver en una pieza antes de la cena. Tenían cosas en común; su amor por la literatura clásica, la historia y su gran disciplina en distintas áreas. Mi padre era un experto estratega y un gran líder de ascendencia rusa y mi madre de ascendencia italiana. Durante los años de entrenamiento y formación de mi padre, conoció a sus mejores amigos: Jordan Blake, Veron Stark y su esposa Kassandra Tyrion miembros de su escuadrón.

Durante décadas, el equipo había cumplido de forma exitosa cientos de misiones bajo el liderazgo de Jordan Blake. Poco se sabe de sus operaciones y de lo que hacían, pero una cosa era segura; este equipo nunca fallaba. La OTAN les creó con el objetivo de combatir amenazas en cualquier lugar del mundo, misiones imposibles de cumplir, para ellos sólo sería una lista de objetivos que cumplir antes de la cena. Luego de tanto tiempo cumpliendo misiones, la juventud escapaba de sus cuerpos, haciéndolos menos eficaz, y la decisión de retirarse fue tomada cuando en su penúltima misión, perdieron a uno de sus integrantes: Kennan Asselman. La vejez le había alcanzado, y afectado su desempeño al operar, no fue capaz de salir de su última misión con vida.

Habían tomado la decisión de retirarse. Todos habían dejado esto y empezaron a formar sus vidas. Pasaron algunos años, y por motivos desconocidos, tuvieron que reunir al equipo para afrontar una última amenaza. Kassandra y Verón tenían ahora una hija, una pequeña bebé, no tendría el año todavía, pero sus padres eran necesarios en esta operación. A diferencia de otras operaciones, el riesgo de esta operación era inmenso, y la probabilidad de lograrlo escasas. Una decisión fue tomada, y optaron por buscar a alguien que cuidara de la vida de su pequeña, si algo les pasaba, John, Jordan y Margaret Sforza, si ellos no regresaban, aquel de sus hermanos de armas con quién crecieron sería quien cuidaría de su hija. Fueron asignados a la misión más arriesgada antes de su retiro: Destruir las instalaciones de una organización científica, armamentista causante de genocidios y múltiples ataques terroristas, matar a todos los que estaban allí sin excepción y reducir todo a cenizas. Nadie sabe cómo ni qué sucedió aquel día de la misión. Dicen que sólo salieron Jordan, mi padre y mi madre,, ambos heridos de gravedad e inconscientes. Dicen que aquel laboratorio de más de 4 kilómetros cuadrados en el medio del infernal frío de Rusia, había sido borrado de la faz de la tierra, y con él, todos los que pisaron sus suelos y todos sus secretos. De alguna forma habían logrado cumplir esa misión suicida, pero algo había sucedido entre ellos, los 3 únicos supervivientes, quienes vieron morir a sus hermanos de diferentes madres en aquel infierno.

El funeral fue días después, con heridas graves y a penas podiendo mantenerse en pie, los 3 únicos sobrevivientes rindieron honores a la memoria de los caídos. Mientras se daba la recuperación de ellos, mis padres se encargaron de cumplir aquella promesa; adoptó a la pequeña Claire y la crió como si fuera su propia hija. 8 años después, tuvieron un hijo propio al cual llamaron Veron – Yo, tu humilde servidor -. Su retiro formal había empezado, consigo también un nuevo capítulo en sus vidas, y también un nuevo inicio. Mis padres se mudaron a San Francisco y compraron una casa de clase media alta; 2 pisos, un balcón, pisos de madera de abedul, una gran biblioteca, cuadros, grande con un amplio patio trasero, dentro de un conjunto residencial privado, una casa perfecta para envejecer y criar a 2 hijos. A nuestro lado, en la casa de al lado se mudó el mejor amigo de mis padres y último sobreviviente de su equipo: El Coronel Jordan Blake. Era un caballero inglés, era más bajo que mi padre, medía 1.78 metros de altura, su cuerpo atlético se mantenía en condición a pesar de su edad. Su cabello corto de un rubio ceniza, sus pómulos amplios, cejas gruesas, y sus destacable mirada con sus ojos de un brillante tono celeste, una penetrante claridad que robaba la atención de quien le mire, esto dió nombre a uno de sus apodos: "Wolf eyes". Decían que se acercaba con sigilo y que el penetrante azul de sus ojos era lo ultimo que veían sus objetivos. Un hombre con grandes destrezas físicas y mentales, un francotirador experto, logrando tiros de más de un kilómetro de distancia, sumando a eso su diestro manejo de la katana, entrenado y forjado en el frío de Dinamarca con mi padre y su equipo, dieron valor creando un increíble militar y mercenario de la OTAN. Considerado como el soldado perfecto por todos los que lo conocen, Jordan Blake era un hombre que cumplía su objetivo sin ningún problema. Al ser entrenado para ser un arma durante toda su vida, vivía solo, alguna veces tenía algunas conquistas pero las únicas personas que el Coronel quería cómo a un hijo era a su sobrino Andrew, y muchos años más tarde a Joel; un jóven latino que luego de conocerlo en las calles, perdonó y dió una redención al joven el cual acogió y entrenó durante un tiempo, rehivindicando a aquel muchacho de su desastroso destino.

C.A.O.S: Riendas de venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora