Sobre uno más

La paloma

Para los que leyeron la minihistoria anterior, la profesora que mencionaré hoy no se trata de la misma. Bien, de todas formas, esto sucedió mucho antes, quizá en segundo de primaria, yo no era el mejor alumno que digamos, era muy flojo en esa etapa, o quizá solo me distraía mucho, porque siempre que intentaba hacer mi tarea, la computadora me miraba, diciéndome: Oye, vamos, enciéndeme y diviértete un rato, solo una hora, te queda todo el resto del día para acabar la tarea.
Y yo, estúpidamente, le hacía caso. No sé si está bien decir en mi defensa que era un niño y me distraía con facilidad. La cosa es que mi profesora me dijo un día (no recuerdo muy bien lo que dijo, pero la parte final la recuerdo como si fuera ayer): Si no me presentas esta tarea para el día de mañana, llamaré a tus padres y les diré que no estás haciendo muchas de las tareas, pero estoy segura de que harás la tarea, te estaré vigilando, me convertiré en una paloma y te vigilare.
Yo, temblando de miedo, regresé a mi casa y mientras almorzaba, por la ventana ví una paloma. Lo primero que hice después de comer fue hacer mi tarea, pero no la completé, ya había hecho la gran parte, solo me faltaba un poco, así que me dije: Voy a jugar un rato.
Jugué por un rato Mario Bros, luego regresé a mi tarea y la completé, orgulloso de mí mismo, me fui a dormir, me desperté y con el miedo de olvidar mi cuaderno con la tarea, revisé el interior de mi mochila una y otra vez, ahí estaba mi cuaderno.
Llegué a la escuela y le presenté mi tarea a la profesora, ella me dijo:
Muy bien, muy bien, te salvaste, no llamaré a tus padres, sigue así, aunque la próxima vez sería mejor que acabes tu tarea primero y al final juegues Mario Bros.

En ese momento... Estoy seguro de que estuve muerto por unos segundos.
Créanme que me reventé la cabeza pensando en cómo pudo saber eso, ahora, a mis diecisiete años, estoy casi seguro de que fue mi madre quien se lo dijo, estoy casos seguro de que mi profesora llamó a mi madre y le dijo que se encargara de saber si acababa mi tarea o jugaba. Espero no equivocarme en eso. Y desde ese día, no confío mucho en las palomas que vuelan fuera de casa o que pienso que me miran.