Capitulo 5

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Me encontraba entre las sábanas, acurrucado, me dolían los ojos por haber llorado durante todo el día, el día del funeral de mamá.

Cuando nos habían acercado a casa, cada uno había huido lo más pronto posible a su habitación, incluído mi padre.

No quería pensar en nada, no quería llorar más, todo era tan doloroso.

La puerta se abrió.

Mentiría si dijera que no lo esperaba, pero aún así mi corazón latió desbocado.

Observé a mi hermano con la mano sobre el pomo de la puerta, cabizbajo, mirándome a través de su flequillo.

Tragué saliva lentamente ¿No pensaba hablar? Me pregunté.

Seguimos así unos segundos más y entonces me convencí de que mi hermano no hablaría, sopesé las posibilidades, pensando si me importaría rebajarme una vez más, llevaba toda la vida haciéndolo, me dije a mí mismo, mientras abría la cama a mi lado, apartando el edredón, en una muda invitación de que se acercase.

No se hizo de rogar ni un segundo y avanzó hacía mi cama, tumbándose en el espacio que yo le había ofrecido, lo arropé con el edredón que aún sostenía, se quedó tenso sin saber que hacer.

Lo miré aún apoyado sobre mi codo por lo que mi cara quedaba por encima de la suya, me devolvió una mirada perdida "He venido, pero no tengo ni puta idea de lo que se supone que debo decir o hacer" Eso era lo que podía leer en sus preciosos ojos.

Me resigné, porque era esa inseguridad lo que me enamoraba de él, reposé la cabeza en su pecho aunque manteniendo mi rostro hacía el de él en todo momento, y pasé mis brazos alrededor de su cintura, sus músculos parecieron relajarse, sus brazos se sentían realmente cálidos mientras me rodeaban.

Me hundí más en aquél duro pecho, inspiré su aroma y quedé cautivado, tenía un olor tan increíble, todo él me encantaba, desde que tengo uso de razón siempre he bebido los vientos por él, mi modelo a seguir, el hombre al que aspirar, nunca he conseguido fijarme en nadie que no sea él.

Cuando besaba los labios de Tay pensaba que eran los suyos, cuando veía alguna imagen de sexo en la televisión me imaginaba a mí mismo haciendo todas aquellas cosas con él, lo amaba tanto y lo amo tanto.

Supongo que les pareceré un pobre iluso, de esos que creen en el amor eterno, de esos que la sociedad fabrica pero luego no tolera ni comprende, pero a mí me da igual, lo amo, nada podrá cambiar eso.

Para los que no me entienden es una verdadera mierda, estar expuesto de esa manera ante otra persona, que tu vida dependa casi exclusivamente de otro, pero para mí es lo más maravilloso que puede existir, esa dependencia casi enfermiza, esa admiración que raya en la obsesión.

No puedo vivir este amor de otra forma, es así la forma en la que yo lo amo, y si algún día cambiase dejaría de ser yo mismo.

Pero nos habíamos quedado conmigo acurrucado entre los brazos de mi hermano, observando su rostro en la penumbra, era tan hermoso, sus labios finos y sensuales, sus ojos oscuros, su graciosa nariz, me encantaba y me encanta, todo él.

Me quede embobado muchas veces mirando como se mueve, parece que quiere pasar inadvertido, pero no es así.

Tiene una personalidad fuerte, aunque la esconde bajo toda esa paciencia y esa dulzura...

Y sus brazos... esos brazos fuertes que en aquél momento me estrechaban contra un pecho no tan musculado pero que para mí era sexy, que puedo decir, estoy loco por él y lo mejor de todo: él también está loco por mí.

FARCE [OFFGUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora