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Mierda, mierda, mierda...Era la persona más despreciable, ruin y jodida de la cabeza sobre la faz de la Tierra.
Durante aquellas noches en las que acudía a la cama de mi hermano, no solo buscaba el consuelo de dormir abrazado a un cuerpo caliente.
Egoístamente, y yo sabía que así era, quería sentir su amor, ese amor incondicional que mi dulce niño me brindaba.
Desde que se había confesado conmigo, todo había cambiado, no había nada en mi interior que me impulsase a hablarle mal o dañarlo.
¿Dónde mierdas se había ido todo el odio que yo creía sentir por él? No lo sabía y, aún ahora, no lo sé.
Pero en aquél momento me sentía la persona más vil que hubiera existido, era un niño por el amor de Dios, solo un niño.
Daba igual lo maduro que él se creyese, daba igual la imagen de adulto que yo mismo tenía de él, solo era un niño enamorado de mí.
Y yo estaba jugando, lo estaba destrozando y lo sabía.
Y, lo peor de todo, era que no lo hacía a propósito, se sentía tan bien dormir abrazado a él, templaba tanto mi dañado corazón.
Todas las noches me convencía a mí mismo de que no acudiría a su habitación, que yo debía ser el "adulto" y el que acabaría con aquella locura.
Dos hermanos no podían amarse, no podía ser así.
A pesar de que Gun fuese adoptado, aquello iría en contra de todas las normas sociales que rigen el mundo, pero cuando ya estaba casi seguro de que no acudiría a verlo, algo en mi interior parecía resquebrajarse al estar separado de él.
Mi pecho comenzaba a doler y una sensación de soledad asfixiante me dominaba, me levantaba de la cama, andando por el frío suelo sin hacer ruido, estuviera o no mi padre, y con esa sensación aún agarrada en mi pecho iba hasta su puerta.
Las dudas me mataban ¿Y si aquel día no me abría su cama? Pero noche tras noche, mi pequeño me hacía en hueco a su lado en el colchón, y por ende en su corazón.
Como un maldito adicto a él, avanzaba hacía la cama sintiendo que aquella sensación de soledad desaparecía como por arte de magia.
Cuando su cuerpo se unía al mío, cuando mis brazos rodeaban su cintura y acompasábamos nuestras respiraciones... aquello era el maldito Cielo.
Pero no todos mis sentimientos tenían un cariz tan puro, el pequeño siempre se dormía antes que yo y mi mente comenzaba a volar.
Recordaba nítidamente la noche que había compartido con él, al contrario que en los días posteriores a haberme acostado como mi hermano en los que solo tenía recuerdos fugaces de aquella noche, al pasar el tiempo parecía que todas las imágenes de aquella primera vez se habían afianzado con fuerza en mi mente.
"Duele Pii... duele..."
Mi estómago daba un vuelco mientras miraba su linda carita.
"Es muy raro... aaaam... Pii... me siento tan lleno... la tienes tan grande..."
La excitación crecía en mí y ahí comenzaba a sentirme como una auténtica mierda.
¿Cómo podía haberle hecho aquello? ¿A un niño? ¿A mi niño? No tenía perdón, y nunca lo tendré, pero aquella boca se había sentido tan bien junto a la mía, aquella entrada estrecha e inexplorada había apretado tanto.
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FARCE [OFFGUN]
Fanfiction- Amores, pasenlo bien, Jumpol estate atento a tu hermano, que no le pase nada en el recreo, actúa como un buen hermano mayor - encima me exigía. Ese demonio que llevaba cogido de la mano no necesitaba ninguna protección por mucho que fuese su pri...