Sin abrir la puerta, Parte 3.

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Narra Tara:

Abrí mis ojos debido a los misteriosos murmullos provenientes del pasillo. Era de madrugada, podía ver a través de la ventana que apenas empezaba a amanecer, era a lo que en fotografía llaman la hora azul. En donde todo se pintaba de un azul turquesa bastante nostálgico, las aves comenzaban a cantar y el rocío de la mañana empezaba a secarse. Desvié mi mirada hacia la cama de Oliver, al parecer seguía durmiendo, su sueño es tan profundo que ni siquiera el sonido de un elefante lo despertaría.

Con cuidado me levanté de la cama, y delicadamente caminé hacia la puerta. Habían pasado ya doce horas desde que todo esto del "encierro" empezó. Se supone que nadie podía salir a los pasillos, no dude en abrir silenciosamente la puerta para ver de quién se trataba. Me sorprendí de muerte al ver a la maestra Hope caminar por el pasillo, a juzgar por la dirección en la que camina venía desde la sala común, llevaba una bata levantadora color blanco, el cabello alborotado y su respiración estaba agitada.

Pensé que de pronto había madrugado para salir a caminar a escondidas, para ella es bastante importante el ejercitar a diario y más al estar embarazada. Observé como lentamente se desplazaba hacía su habitación y me aseguré de que llegara sin ninguna complicación. Estaba a punto de cerrar la puerta de manera silenciosa cuando siento que alguien tira de esta desde el otro lado.

Tara: ¡¿Pero q-que?! –me queje silenciosamente mientras que caía sobre la puerta que al parecer alguien estaba halando del otro lado. Levanté la mirada, sentí como mi respiración se agitaba. Era Adam, traía el cabello desordenado y su pijama de camiseta gris y pantalón negro. No podía creer que era bastante madrugador.

Adam: Tara. –dijo susurrando desde la puerta de la habitación.

Tara: Adam. ¿Qué haces aquí?, te reprenderán si ven que saliste de la habitación. –anuncié susurrando al igual que él.

Adam: Ten, en cuanto el encierro termine encuéntrame en este lugar. –dijo animadamente entregándome en la mano lo que parecía ser un mapa del hospital. Sentí como la sangre subía hacia mis mejillas. ¡¿Me estaba invitando a una cita?!

Tara: ¿Así que... madrugaste para invitarme a salir? –cuestioné con una sonrisa y el ceño fruncido. A lo que él soltó una leve risa, y rápidamente acerca su rostro exageradamente hacia mí.

Adam: También para decirte lo hermosa que estas. – me alagó para luego besar desprevenidamente mi mejilla, y acto seguido salir corriendo hacia su habitación. Sentí mi corazón salir de mi pecho. ¿Estaré soñando todavía? Ha habido alrededor de nueve millones de muertes debido al COVID-19, ha traído solo desgracias para la humanidad...pero si al estar en aislamiento en este viejo hospital me ha permitido comenzar a gustarle a Adam Ross lo suficiente como para tener mi primera cita con él, en doce horas... tal vez no es del todo malo. Lentamente cerré la puerta y apenas me di la vuelta, vi la disgustada figura de Oliver sentada en el borde de su cama, y a sus molestos ojos azules mirándome con desaprobación.

Oliver: ¿Qué haces asomándote en la puerta? –dijo en tono de disgusto.

Tara: Y-yo solo...- me fue imposible terminar la oración.

Oliver: ¿No ves que el virus puede andar regado por cualquier estúpido sitio de este hospital? –señaló.

Tara: No es para tanto, ni siquiera estuve fuera de la habitación. –contesté con orgullo, ocultando el mapa que me dio Adam, colocándolo debajo de mi almohada.

Oliver: Pero si estuviste compartiendo saliva con Adam Ross. –su respuesta me hizo quedar congelada. Sabía debido a Cedric que Oliver y Adam no se llevan para nada bien. Lo cual me parecía bastante extraño, solían ser amigos en primaria.

VIRUS.  En cuarentena con Oliver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora