Mas Cerca

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La hora dorada se asomaba por el Oeste despidiéndose de un día mas, y con una casi imperceptible brisa el aroma a lavanda se alzó en el aire. El día se estaba yendo y por increíble que pudiese parecerme seguíamos afuera, hablando de cosas que o bien tenían mucho significado, o carecían de toda profundidad posible. Las risas y las miradas iban y venian. Se formó una comodidad en la que a veces no necesitábamos decir nada y una caricia perdida con la yema de los dedos podía encontrarse con una sonrisa tímida, como si la confianza se hubiese instalado en el aire que sobraba.
Aún no habiamos dicho ni insinuado nada de lo que pasaría después, pero desde el extremo contrario de la mesa sabia que no era deseo de hacerlo lo que nos faltaba.

- Que haces aca? En Italia, me refiero.

- Un evento.

- Trabajas por fuera del Kairos? Pense que una de las reglas era no aceptar trabajos paralelos.

- No suelo hacerlo, pero era el evento de un amigo de Boo asi que el me pidio que lo haga.

- Y... ¿Como terminaste trabajando con SeungKwan? - sabía que podía ser un tema serio, pero tuve que preguntar.

- Me gustaría decir que es una larga historia, pero no lo es.

- Quisieras decirlo para no tener que hablar de eso? - un suspiro se llevó su mirada hacia el cielo. - Y si preparas unos tragos?

- Dos botellas de vino y unos tragos? No querrás emborracharme, cierto? Porque vas a necesitar mucho mas que eso, te lo advierto! - el color de sus ojos, su piel, y su sonrisa iluminados por la luz del somnoliento sol reflejaba toda la magia que tenía dentro y que escapaba por cada centímetro de su piel. Cuando sonreía la inocencia le desbordaba los ojos, en medio de un profundo mar de historias ilegibles para aquellos que no supieran nadar.

- Créeme, te quiero completamente consciente en cada segundo.

- Huelo Lavanda fresca, creo que me acabo de inspirar en algo, pero tendría que ver que es lo que hay en tu cocina.

- Si logras llegar a ella mientras acomodo el desastre que hicimos, seria genial.

- Creo que podría lograrlo.

Y pudo, porque cuando entré en la cocina no solo la había encontrado, sino que la había hecho suya. El aroma a Pomelo se encontraba en el aire, las mangas de su camisa estaban arremangadas y toda su aura había cambiado. No, no era la primera vez que lo veía trabajando, pero claramente no es lo mismo verlo en un lugar con cientos de personas que en la cocina de mi casa, donde parecía encontrarse agradablemente a gusto, y toda mi atención estaba puesta en el.
Verlo ir y venir preparando cada ingrediente como si cada trago fuese un hechizo complejo y milenario, era magia en sí misma. Estaba concentrado y casi no me miraba, al contrario de tantos otros a los que parecían gustarle mas las miradas de los espectadores del show que montaban, que el trabajo que hacían. Verlo a él era lo suficientemente atractivo y atrapante como para necesitar malabares con pomelos o un flameado que casi podría dejarte sin pestañas.

Dos vasos perfectamente decorados fueron el resultado, un elixir rosa deliciosamente aromático y hojas de menta pintando las paredes de cristal, una delicada flor, de petalos blancos casi cerrados, erguida con elegancia entre los hielos y una cocina perfectamente como la había encontrado, sencillamente increíble.

- Especialidad de la casa.

- No sera ningun trago de esos tan conocidos en el Kairos, cierto?

- No creo necesitar de nada de eso.

- Gracias. - levante el vaso y lo mire por encima del borde, quería tenerlo mas cerca. Él quería tenerme mas cerca, y lo dijo con la mirada que desvió para que no la encontrara, amaba lo que hacía. - No sabía que tenía flores en casa.

- Las encontré cerca de la entrada, Pulsatilla Alpina, se llama asi porque dicen que las prolongaciones plumosas se mueven ante el mas suave tacto del viento.

- Parece que sabes mucho de plantas.

- Era parte escencial del entrenamiento.

- Oh! Entonces... me estas diciendo que sacaste estas flores directo de la tierra de la entrada y las pusiste en mi vaso? - asintió. - Acaso no pensaste que estarian llenas de orina de vaca?

- Que, qué? - si tan solo hubiese tenido el celular en la mano para captar su cara de asombro, asco y vergüenza.

- Te obligaban a saber sobre botanica general pero no sabes donde podes toparte con vacas? - no podia juntar los labios de la sorpresa. - Cierra la boca y sigue tomando, no hay vacas en esta zona. - le dije en un estallido de risa. Pasaron unos muy cortos segundos hasta que su risa llegó a mis oidos y un trapo me cayó en la cabeza. Con los ojos casi cerrados vi como la risa se mezclaba con el rubor de su piel.

Innocent Lover: Start The Game {MOSHI} Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora