Capítulo 1

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Era una espléndida mañana en la Academia Kamome, perfecta para confesar y demostrar el amor hacía esa persona especial, claro que para Aoi Akane eso era cada día a cada momento siempre y cuando estuviera cerca de su querida y amada Ao-chan

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Era una espléndida mañana en la Academia Kamome, perfecta para confesar y demostrar el amor hacía esa persona especial, claro que para Aoi Akane eso era cada día a cada momento siempre y cuando estuviera cerca de su querida y amada Ao-chan.

—Ao-chan... ¡Te amo, sal conmigo por favor!

Él chico de cabellos marrón rojizo mantenía su mano levantada mientras hacía una leve reverencia, esperando que su amada tomará su mano y aceptara finalmente su amor. Estaban en el jardín de la Academia junto a su amigo Yamabuki Lemon quién veía su teléfono ignorando el nuevo intento por confesarse de su amigo.

—No.

Contestó con una sonrisa, en un tono dulce y amable  mientras mantenía ambas manos acunando su rostro.

—Lo entiendo mi reina, seguiré esperando porque me aceptes el tiempo que sea necesario, no me rendiré y velaré siempre por tu bienestar, mi querida Ao-chan.

Él cerro sus ojos y golpeó con algo de fuerza su pecho con su puño manteniendo este en el lugar golpeado en muestra de un solemne juramento hacía su adorada reina.

—Deja de exagerar de todo modos ella ya se fue.

Le dijo otra chica de cabellos blancos y ojos verde esmeralda golpeándolo fuertemente en la cabeza, con lo que parecía ser un báculo bastante peculiar, provocando  que el chico cayera al suelo ¿¡De donde diablos había salido!? y ¿¡Donde se había metido Yamabuki!?

—Maldita Kiyoshi...— Murmuró estampado contra el suelo.

—Deja de lloriquear y levántate.

—¡No estoy lloriqueando! En lugar de ser una exorcista deberías ser un peleador de lucha libre.

Se puso de pie mientras sobaba su cabeza, ella siempre lograba irritarlo lo que provocaba que tuviera poco cuidado con sus palabras.

—¿Enserio? Bien, entrenaré contigo entonces.

Ella se fue acercando lentamente, Akane retrocedía con cada paso que ella daba hacía él, no sabia si la había hecho enojar o no, el rostro de la albina seguía tan neutral y frío como siempre, saber lo que pensaba era un lío, como deseaba que él descuidado de Yamabuki estuviera ahí, eso no evitaría que ella le hiciera lo que sea que estaba pensando hacerle pero al menos podría haberlo usado de señuelo y escapar, ahora simplemente quedaba aceptar su destino o esperar un milagro.

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—¿Que te sucedió, Aoi?

No creo que me gusteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora