Capítulo 5: Reflexiones de una mente perturbada.

490 14 1
                                    

Mientras derramaba algunas cuantas lágrimas en el taxi de regreso a casa, veía las lujosas casas de la zona, con mi cabeza recostada sobre el cristal del auto. Los postes pasaban y alumbraban mi rostro y también una parte del asiento a mi costado, en el taxi. En mi mente, recordaba una y otra vez, cómo, las cosas habían sucedido. Primero parecía que Tayly había tomado interés en mí y luego apareció alguien más guapo, más adinerado, más cool y ella se había olvidado de mí.

Nunca Estoy – C. Tangana

Sentía gran furia contra ese chico y les prometo que nadie, nadie había sido más odiado por alguien que ese chico por mí, en la historia del mundo! Sentía ganas, de encontrármelo en la calle y molerlo a golpes.

Pero, luego recordaba que yo era flaco y mis brazos eran apenas del grosor de un alfiler y entonces, en mi mente, la pelea se hacía más real. Lo veía a él dándome una paliza a mí. Entonces me sentía impotente, sin saber qué hacer. Sin saber cómo haría para dejar de sentirme así, tan mal y tan impotente.

Cuando el taxi llegó a mi casa, bajé y mi traje aún no estaba totalmente seco. Mis zapatos rechinaban cada vez que yo daba un paso. Y mi plan para poder entrar sin ser detectado, a mi casa, se hizo imposible.

Al parecer, mis zapatos rechinaban tanto, que tan pronto como puse la llave en la cerradura, mi madre abrió la puerta. Vio mi traje mojado y sentí cómo su mirada inquisidora recorrió mi alma en menos de un segundo.

- ¿Qué paso? – preguntó mi madre, con voz de que ella sabía lo que había sucedido.

Sólo le di una mirada de "no quiero hablar de ello". Me quitó el saco del terno y me sentó en el sillón.

- ¡Ya vez! Te lo dije, esa chica de la que hablas no me trae buena espina. ¿Yo te lo dije o no? Seguro te hizo algo y por eso estás mojado. ¡Seguro te lanzó a la piscina! ¿No?
- Sí, bueno, no. Yo salté a la piscina – Sus ojos se abrieron preparando el sermón dentro de ella – pero no fue como piensas...
- Entonces. ¿Cómo fue?
- Traté de salvarla, porque iba a caer mal del balcón a la piscina y creí que se lastimaría.
- ¡Cómo que cayó del balcón a la piscina?
- Es que había un balcón que daba exactamente con una piscina y los chicos se lanzaban desde allí.
- ¡Y seguro tú también te lanzaste! ¿No?
- No...
- ¿Qué es lo que te he dicho de hacer lo mismo que otros hacen? ¡Ah! ¿Si ellos se lanzan del puente, tú también lo harás?
- No, yo no lo hice. Ella y otro chico lo hicieron.
- ¡Ah, ella lo hizo! – Su cara de asombro y de "no quiero que vuelvas a verla" ya se veían venir.
- No, pero no es lo que crees, ella fue inducida por otro chico.
- ¡Eso sólo demuestra que ella se deja llevar por cualquiera, a donde sea! ¡No quiero que vuelvas a hablar con ella! ¿Me escuchaste? – Se levantó del sillón y me trajo varias toallas. Y me secó la cabeza mientras empezaba su sermón...
- Pero...
- ¡Pero nada jovencito! ¡Deberías buscarte una jovencita que sea humilde! ¡Que no ande por ahí, en ese tipo de fiestas! Por ejemplo a esa jovencita del costado. La que tiene los frenos... ¿Cómo se llama? – Era obvio que mi mamá fingía no recordar su nombre.
- ¿Victoria?
- ¡Ya vez! Hasta recuerdas su nombre, ella te conviene – me lanzó una mirada pícara y era claro que ella quería que esa chica y yo estuviéramos.
- Pero ella no es linda, tiene pecas y frenos y no me gusta. Yo la veo sólo como una amiga.
- Ya vas a ver, cómo tarde o temprano, ustedes terminan juntos. ¡Recuerda las palabras de tu madre! Además ustedes harían una muy bonita pareja.

Yo y Victoria habíamos hablado pocas veces. Y realmente se veía lo desesperada que estaba esa chica. Sabía que ella se moría por mí, era evidente. Pero ella no me gustaba.

Victoria era pelirroja, tenía frenos, su piel era tan pálida como la de un muerto, usaba siempre suéteres, realmente parecía que no era una chica normal, ella paraba a veces con la mirada perdida, como en otro mundo. El único que parecía normal era su padre, porque su madre y su hermana lucían casi igual.

Como Un Perro – Libido

Cuando mi madre terminó de darme el sermón, subí a mi cuarto a ducharme y revisar el WhatsApp, para ver si Tayly me había dejado algún mensaje o algo, explicándome todo lo que pasó. Yo, le creería una mentira con tal de olvidar todo lo sucedido y sentir que realmente yo le importaba. Pero nada. Ella estaba conectada y yo no tenía el valor suficiente para hablarle.

¿Pero qué podría decirle? ¿Le reclamaría algo? No, ella y yo no éramos nada, apenas habíamos hablado unas veces.

Cada vez que recordaba el beso entre ella y ese chico, mi corazón ardía y sentía que mi alma se quebrantaba de a pocos y quería que la tierra me tragara para poder, no sentir este dolor.

Echado en mi cama, en medio de la noche, me puse a reflexionar sobre lo que había sucedido hoy, Cada vez que recordaba el beso, me torturaba más.

De pronto, un recuerdo que no había considerado hasta ahora, llegó a mi mente. Y era la razón por la que yo había saltado a la piscina.

Tayly estaba cayendo a la piscina mientras yo estaba ahí enfrente del balcón, a un lado de la piscina, queriendo irme de una vez de la fiesta. Ella y el chico musculoso caían. Él le llevaba solo 40 centímetros de diferencia. Y ella estaba cayendo de costado. Todo eso había pasado muy lento para mí, yo lo podía recordar con todo detalle. Justo cuando me di cuenta de que ella caería en una mala posición, yo corrí hacia la piscina a tratar de atraparla, o que cayera sobre mí, para que no se hiciera daño. Yo haría cualquier cosa para protegerla.

Recordé que mientras ella caía, una chica al otro lado de la piscina hizo caer su vaso de vidrio y muchos prestaron atención al vaso roto. Rasec apenas había caído y había levantado mucha agua.

El pie derecho de Tayly chocó contra el agua, y lo que vi, no lo podía negar. Ella quedó suspendida en el aire por un segundo, más o menos. Y eso hizo que ninguna de sus costillas se lastimara. Yo me lancé al agua justo después de ver eso. Y cuando salí a la superficie, ella y el chico estaban besándose.

Yo seguía viendo ese pequeño instante, tantas veces y no hallaba explicación. Todo esto estaba volviéndome loco, la caída y el beso. La caída no la entendía en absoluto. Esta rompía la ley de la física. Una persona no podía quedar suspendida así, sin estar en el espacio, o en gravedad cero.

Mi mente se perturbaba con la idea de que Tayly había sido salvada por alguien o por algo más. ¿Pero quién o qué? ¿Era esto un milagro? No, esto era diferente, era especial. Era casi algo sobrenatural. Se sentía así.

Cool Kids [Libro 3 Saga Cool Kids]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora