Capítulo 11: Solo Ella y Yo

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Llegué a mi casa. Subí las gradas hasta llegar a mi habitación. Prendí mi Mac y me puse a buscar en Google. Sabía que si lograba recordar las cosas que me habían pasado antes del accidente, algún indicio encontraría. Sabía que Victoria no me iba a decir la verdad, había inventado esa historia cuando le pregunté qué había pasado.

Mientras buscaba leía cosas como comer ciertas frutas, o tratar de andar sobre tus pasos. Inclusive encontré que si dabas pequeños choques eléctricos al cerebro, con el tiempo, podrías mejorar. Me pareció una idea descabellada. ¿Quién iba ponerse electrodos en la cabeza? Era una idea ridícula.

S.T.O.P. – David Guetta

Escuché a Victoria, entrar a su habitación. Y puso música muy alta.

Mis cortinas estaban semi abiertas. El sonido inundó mi cuarto y me deslicé con la silla hasta poder ver que era lo que hacía. ¡Ella estaba bailando esa canción! Reí un poco en secreto cuando la vi, se notaba que estaba disfrutando esa canción. Así que no quise interrumpirla mientras bailaba y no dije nada.

A pesar de que nos separaban unos cinco metros de distancia de mi ventana a su ventana, yo podía escuchar claramente la canción. Su cabello estaba amarrado en una cola y llevaba sus lentes, medio hipster. Tenía los ojos cerrados y saltaba en su cama y cantaba con su mano empuñada.

De pronto, en uno de los coros, su cabeza quedó en dirección a mi ventana y ella abrió los ojos. Cuando me vio, los abrió lo más que pudo y se quedó quieta; no podía disimular nada, porque yo lo había visto todo y ella sabía que yo lo había hecho. Así que atiné a sonreír.

- ¡Está muy buena la canción! – dije mientras me acercaba a mi ventana.
- Sí – rió nerviosamente. Ella estaba muy roja.

No quise que ella se sintiera con vergüenza frente a mí, quizá me había mentido porque no confiaba en mí y lo entiendo. La había estado evitando mucho tiempo. Así que me decidí a hacerme más amigo de ella y pregunté:

- ¿Y qué te parece esta? – puse play en mi iPhone y mis parlantes empezaron a sonar.

Ella escuchó y sonrió. Yo sabía que tenía que hacer algo, porque ella estaba muy nerviosa y pálida. Así que cerré mis ojos y empecé a sentir la música y bailé. Salté y no me importó si se veía bien, porque realmente esta canción me gustaba. Y al parecer Victoria lo notó y al verme se rió. Empezó a moverse también. Movía sus caderas de lado a lado.

Ahí estábamos nosotros dos, frente a frente bailando a cinco metros de distancia. Sintiendo la música. Sonreímos y no importó si bailábamos bien o no. Nosotros lo estábamos disfrutando. Los dos éramos jóvenes y realmente sentí que conectamos en ese momento. Los dos teníamos algo en común.

Amé ese momento. Ese momento en el que no tenía que fingir con ella. Podía ser yo mismo con ella. Ojalá yo tuviera algo así con Tayly. Ojalá ella fuera como Victoria.

Los dos estábamos sonriendo y riendo. Sabíamos que no nos importaba que lo hubiéramos hecho mal.

Tomé una hoja de papel y escribí con un plumón:

- ¿Quieres ir a bailar conmigo?
(Claro, como amigos).

Ella vio la hoja y movió la cabeza, como diciendo que era muy pronto, para ella, ir a bailar frente a otras personas.

- No tengas miedo estaré, yo, allí, y si nos equivocamos nos reímos y volvemos a empezar.

Ella sonrió, puso uno de los mechones que se escaparon de su cola, detrás de su oído izquierdo, miro al piso y empezó a caminar, como preguntándose si esto era una buena idea.

Cool Kids [Libro 3 Saga Cool Kids]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora