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POV - Poche

- CALLE ! Calle , despierta!

Calle se movió un poco y entrecerró los ojos.

- Poche...

- Daniela venga, levántate, me prometiste un desayuno en mi casa!

La ayudé a levantarse, luego le tiré algo de ropa mientras curioseaba en su armario.

Calle me miraba dormida, bostezando.

- Calle, voy a volver a mi casa ahora, y será mejor para ti si cuando vuelva en diez minutos estás lista. - dije en tono de broma. Ella se rió y se frotó los ojos.

Fui a mi casa y cuando regresé, efectivamente Calle estaba vestida y peinada.

- ¿Vamos?

- Vamos.

Salimos por la ventana, temblando por el aire aún fresco. Eran las ocho y media de la mañana cuando abrí la puerta de mi casa.

- Poche pero... ¿tu mamá?

- Los sábados por la noche va siempre a dormir a casa de mi abuela y vuelve el domingo por la tarde. ¡Tenemos la casa libre! Pero, ¿y tu mamá? No la advertiste...

- No creo que tuviera algo que objetar, me deja hacer lo que quiero...

- ¡Entonces está bien! ¡Comamos!

POV- Calle

"De hecho, es cierto, Calle... tu madre no tendría nada que objetar, ya que no se preocupa por ti"

Sacudí la cabeza y me concentré en preparar el desayuno.

Calentamos la leche, preparamos la cafetera y tomamos dos tazas y dos cucharitas. Charlamos alegremente, y después del desayuno nos fuimos a dar un paseo por el puerto.

Inhalé el aire fresco de la mañana y observé los barcos anclados. Poche me tomó de la mano y caminábamos por el muelle.

- Adoro este lugar.

Poche me sonrió y se acercó más a mí.

- A mi también me gusta mucho. Es un lugar bonito.

Me miró sonriendo, luego frunció el ceño y dijo:

- Calle, ¿pero no deberías avisar a tu madre? Quiero decir, solo para decirle que estás bien y que estás viva... Cualquier madre se preocuparía al despertar y ver que su hija se ha ido...

"No la mía, Poche, ​​no la mía..."

Sacudí la cabeza pensando en qué responder.

- Tranquila, mi madre no se levanta antes del mediodía los domingos.

Traté de parecer alegre y confiada. En realidad, mi madre siempre se despertaba muy temprano, pero no estaría molesta por mi repentina desaparición.

- Si tu lo dices...

Le sonreí y seguimos caminando, de la mano.

La mañana pasó rápidamente, ya eran las 11:30 le agradecí a Poche por la maravillosa compañía, me despedí y me fui a mi casa, lamentando ya que esa mañana que había sido simplemente hermosa terminara...

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora