K.o despertó una hora después, todavía sentía dolor pero en menor cantidad. Su vista tardó en adaptarse a la luz y cuando finalmente lo hizo se percató de un aroma peculiar. Pasta. Se preguntaba si su madre había llegado. Se levantó y se dirigió a la cocina, casi le dió un paro cardíaco al visualizar quien estaba cocinando. El más alto se percató de la presencia del castaño, se giró y sus ojos se cruzaron con los de el, el menor se puso nervioso y no pudo apartar la mirada, el mayor rompió el silencio:
-Despertaste, pensé que podrías tener hambre así que hize pasta, no se si te guste pero- el castaño lo interrumpió.
-Me encanta...y-yo...sabes qué hora es?- el castaño bajo la mirada.
-Bueno...son apenas las once- dijo sirviendo la comida en un plato.
-Mmm...ya veo...gracias p-por la comida- y con eso se sentó en la mesa.
-No hay de que...- dejo el plato en frente del moreno.
-¿No vas a comer?- preguntó un poco preocupado.
-No...no tengo hambre- respondió con simpleza.
Después de esa respuesta el castaño probó la comida, no era la mejor pasta que había probado pero para tratarse de alguien de la edad del muchacho era realmente buena:
-Vaya...esto es genial...eres muy bueno- respondió con un poco más de confianza.
-Bueno...gracias, me esfuerzo...- después de eso k.o se dedicó a comer.
Al terminar T.k.o lavó los platos, el más pequeño había insistido en que el podía lavarlos y que no quería causarle más problemas pero el de tez pálida en ningún momento pensó en ceder.
K.o había aprendido dos cosas ese día, primero, las vendas son incómodas, y segundo, no debía juzgar a un libro por su portada, T.k.o era una persona atenta y divertida, a su manera, no era para nada el chico rudo que aparentaba ser, o bueno no tanto, podía llegar a decir que se sentía cómodo con el, hace mucho que alguien no lo juzgaba, podía ser el mismo con el sin miedo a quien alguien lo juzgará, eran pocas las personas con las que se sentía así.
T.k.o de alguna manera también se sentía así, a pesar de que el menor todavía sentía un poco de miedo, podía notar que el se sentía cómodo, también notó que su sonrisa era de alguna manera linda, ese no era el k.o temeroso que se presentaba a la escuela, para nada, el k.o que tenía en frente era un chico risueño e inocente, era hasta cierto punto adorable.
No pasó ni una hora y T.k.o ya estaba en la entada de la casa del castaño recibiendo agradecimientos de parte de él y de su madre. Se despidió de ambos con un apretón de manos y se dirigió a la estación de autobuses más cercana para dirigirse a su casa y descansar del día agotado que había tenido, si así se sentía el no podía imaginarse como se sentía el menor.
Al llegar a su casa se sentó en el sillón más cercano que encontró y se puso a pensar en el día que había tenido, nunca se imaginó en una situación así, el rubio incluso se cuestionó porque se había ofrecido a cuidar al moreno. Se sintió feliz con ese muchacho, y esa era una emoción que no había sentido en mucho tiempo.
Se levantó y se dispuso a subir a su habitación para dormir, y eso hizo. Se quitó su playera dejando a su pecho desnudo, luego prosiguió con su pantalón para ponerse un pantalón corto que había encontrado por ahí. Se recostó y cerró sus ojos, quedándose dormido casi al instante.
Continuara ❤
Se que no había actualizado en un buen tiempo pero como algunos ya sabrán no tengo la aplicación de Wattpad, yo uso la página web y en esta no puedo actualizar y apenas hace unos meses logre instalarla pero no en mi celular si no en el de un familiar y apenas hoy venimos a visitarlo. Realmente lo siento, trataré de publicar muchos capítulos. 🌹Palabras: 612