𝐅𝐎𝐔𝐑𝐓𝐇 𝐑𝐄𝐀𝐒𝐎𝐍

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Llegué a casa, exhausta, la jornada de trabajo había sido dura, el productor de la película en la que estaba participando no paraba de corregir a todos.

Tuve que hacer la misma escena más de quince veces, y no estoy exagerando. Odiaba a ese productor en serio.

Ni siquiera me dejaba descansar pues me ponía a traerle café o algo de la cafetería con tal de mantenerme ocupada.

Terminé algo adolorida.

Esperé verte en la sala, mirando televisión como usualmente lo hacías, pero no estabas, lo cual era algo extraño. Demasiado extraño, la verdad.

—¿Oppa? ¿Dónde estás?—te llamé pero no me respondiste, no estabas en la planta baja.— ¿Tae?

Probablemente estabas en el patio o en el piso de arriba. No te gustaba estar en el patio solo, por lo que seguramente estabas en la habitación con YeonTan.

Fruncí el ceño y subí a la segunda planta, quedando en el pasillo frente a la puerta de nuestra habitación.

—¿Cariño?—te volví a llamar pero no me respondiste, comencé a alarmarme de verdad.

El sonido de las noticias me indicó qur probablemente estabas ahí mirando la televisión.

Pero tu nunca mirabas las noticias.

Abrí la puerta de la habitación y ahí estabas, sentado en la esquina de la cama, observándome seriamente, me preocupé.

—¿Qué ocurre, oppa?—te pregunté y relamiste tus labios mientras te levantabas.

Caminaste a paso lento hacia mi y acariciaste mi mejilla.

—Te extraño mucho, Lou.—susurraste en mi oído y me hiciste estremecer por tu tono de voz.

Sabía cuales eran tus intenciones, pequeño pervertido.

—T-tae.—jadeé al sentir tus traviesas y habilidosas manos recorrer mi espalda hasta llegar a mi trasero, el cual apretaste suavemente.

—Lou, ¿Tú no me extrañas?—comenzaste a besar mi cuello, dejándo un húmedo rastro por donde tus labios pasaban.

Asentí y mordí mi labio inferior.

Paraste de un momento a otro, tomándome por sorpresa.

—L-lo siento, Lou, sabes que no te obligaré a hacer algo que tu no quieras.—dijiste y te separaste un poco.—No se que me-

Te besé, interrumpiéndote.

—Taehyung, si quiero.—dije sobre tus labios y me sonreíste.

Volviste a bajar tus manos a mi trasero y me cargaste, comenzaste a besar mi cuello y me llevaste hacia la cama.

Me tendiste con suavidad y cuidado sobre ella, como si me fuera una muñeca de porcelana, como si pudiera romperme.

Eras realmente encantador conmigo, dudaba que alguien tan perfecto como tu pudiera existir en realidad. Pero si, eras real.

Y eras mío.

Ambos nos quedamos mirando durante un par de segundos.

Comenzaste a quitar tu camisa y yo hice lo mismo con mi ropa hasta que ambos quedamos completamente desnudos.

Aunque ya me habías visto de aquella manera varias veces, seguía teniendo vergüenza, yo no tenía el mejor físico, así que disimuladmente cubrí mi cuerpo con mis manos, pues tu mirada era penetrante.

—N-no me mires, Taehyung.—susurré.

—Cariño, no te cubras—dijiste y tomaste mis manos con suavidad.—Eres hermosa.— besaste mi mejilla y por fin cedí, quité mis manos de mi cuerpo, dejándolo expuesto ante ti.— Realmente hermosa, Lou.—me repetiste mientras me observabas con ternura.

Me hacías sonrojar frecuentemente.

—T-tae...—gemí, algo insegura, comenzaste a acariciar mi cuerpo, admirándolo.

—Podemos parar si quieres.—te detuviste y me sonreíste.

Negué y tomé tu cara entre mis manos, besé tus labios y me recosté en la cama, cerrando los ojos con fuerza.

—Trataré de no hacerte daño, si te duele, avísame, por favor.—me dijiste y yo asentí.

No era la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que hacíamos algo así, pero siempre te asegurabas que fuese algo que ambos disfrutásemos y que no me doliera. Eras tan tierno.

Sentí como un instruso se colaba en mi interior y cerré los ojos con mucha más fuerza. Aún me ardía a pesar de ya no ser virgen.

—¿E-estás bien?—jadeaste al estar completamente dentro.

—S-si, Tae, no te p-preocupes.—comenzaste a moverte lentamente.

Ambos soltábamos leves jadeos. Decidiste aumentar la velocidad ya que a ninguno de los dos les satisfacía lo suficiente la lentitud de tus embestidas.

—Cariño...—gemí y agarré las sábanas con fuerza.

Tus muecas eran cada vez más provocativas con cada ataque.

Ambos disfrutábamos todos y cada uno de nuestros encuentros, los cuales no eran tan frecuentes pero tampoco tan escasos. Eran suficientes.

Tu eras mío y yo era tuya. Solo nosotros dos.

En la habitación solo se escuchaba uno que otro gemido, varios suspiros provenientes de nosotros y el sonido húmedo de nuestros cuerpos al chocar.

Acariciabas mi espalda, dándome un poco de cosquillas y haciéndome arquear.

—Eres tan perfecta.—susurraste en mi oído sin dejar de hacer tu trabajo.

Cada vez que hacíamos el amor te encargabas de hacerme sentir querida, pues cada cuanto me decías halagos o me besabas con ternura.

En esta época, los besos comenzaban a saber a sexo, pero contigo no ocurría eso, contigo sabían a amor y ternura, no importaba que. Amaba eso de ti.

Sentí un pequeño cosquilleo en el estómago, iba a llegar, y por lo visto, tu también, pues tus muecas se intensificaron.

Gemiste mi nombre y yo gemí el tuyo, te acostaste a mi lado con la respiración agitada al igual que yo.

Ambos nos volteamos, quedando frente a frente.

Pequeñas gotas de sudor adornaban tu frente y tu cuello, además de lo que resta de tu cuerpo, tus labios ahora se encontraban enrojecidos y tus mejillas sonrosadas.

Quité un mechón de tu cabello que me estorbaba la vista hacia tu cara.

—Te amo, Taehyung.—dije y besé cortamente tus labios.

—Te amo mucho más, Lou.—replicaste y acariciaste mi mano con la yema de tus dedos.

Durante un par de segundos nos estuvimos mirando fíjamente.

Ambos estábamos realmente cansados por lo que no tardamos mucho más en quedarnos dormidos.

La cuarta razón por la que te amo es por tu tierna y cariñosa forma de hacerme el amor, por hacerme sentir querida al hacerlo. No me arrepiento de haberte entregado la virginidad.

Reasons.|Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora