𝐓𝐇𝐈𝐑𝐃 𝐑𝐄𝐀𝐒𝐎𝐍

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Decidimos salir un rato a pasear a un centro comercial, ambos teníamos antojo de tomar helado, así que, solo salimos por eso.

A ninguno de nosotros nos gustaba salir, éramos demasiado flojos y preferíamos quedarnos en casa viendo películas o alguna serie. Realmente no nos gustaba hacer nada que tuviese que ver con el ejercicio o tener que movernos del cómodo sofá o de la cama.

Me agradaba haber conseguido una pareja que fuese igual que yo en ese aspecto, por que en verdad, si a Tae le gustase salir, probablemente saldría solo o yo lo acompañaría pero con mala cara.

Tanto así, que incluso le pedimos a JungKook que fuera a comprar la despensa por nosotros, JungKook es tan dulce y tan ingenuo que lo hace sin quejarse.

Estábamos dentro del auto escuchando música en el trayecto de nuestra casa al centro comercial.

Bajamos del auto y tomaste mi mano mientras me sonreías y yo te devolvía la sonrisa.

Entramos al centro comercial y comencé a tener frío, te diste cuenta de ello y te quitaste la sudadera, me la tendiste.

—Toma, estás temblando.—me dijiste y la tomé.

Me la puse y me embriagué con el aroma de la sudadera, olía a ti.

Me quedaba gigantesca y eso me encantaba, yo era alguien demasiado bajita, tan solo medía 1.52 metros de alto, y junto a ti parecía un bastón.

—¡Que tierna te ves!—chillaste y me apretaste las mejillas.

—Claro que no.—dije y te tomé la mano.

Comenzamos a caminar en dirección al puesto de helados, obviamente dentro del centro comercial.

Pedimos los helados, tu lo pediste de vainilla, y yo de chocolate. Tu realmente no pensaste mucho el sabor de tu helado pues sinceramente no te importaba.

Eras la típica persona que come cualquier cosa que sea comestible.

Comenzamos a caminar por el centro comercial mientras platicábamos y reíamos.

—Oye, cariño.—me llamaste.

—¿Qué ocurre, Tae?—te pregunté y me miraste con una amplia sonrisa plasmada en tu rostro.

—¿Te puedo hacer una pregunta?—te miré con una ceja enarcada y solté una leve risa.

—¿Otra además de la que acabas de hacer?—te pregunté y frunciste tus labios hacia abajo.

—¡Lou!—me regañaste y no pude evitar reír.

—Bien, bien, puedes hacerme las preguntas que quieras, cariño.—te contesté mientras seguía riéndo.

—Solo por que tu lo has dicho, luego no te quejes.—me advertiste y yo asentí.

—Bueno, ¿Cuál es tu pregunta?—te pregunté y me sonreíste de una manera demasiado espeluznante.

Esto no me daba confianza.

—¿¡Por qué estás tan hermosa!?—gritaste tan fuerte que incluso se te salió un altibajo.—¡Joder!

Todas las personas que pasaban a nuestro lado, o incluso más, se nos quedaron viendo y mis mejillas tomaron un color rojizo ante la vergüenza por la atención que estaba recibiendo.

—¡Cierra la boca, Taehyung!—te susurré molesta y soltaste una gran carcajada.

—Jagi, ¿Te puedo hacer otra pregunta?—me ignoraste por completo.

—No, ya no.—contesté algo sentida, pero de nuevo, me ignoraste.

—¡Eres el amor de mi vida!—de nuevo gritaste y de nuevo te salieron altibajos.

Esta vez no pude evitar reír por tu tierno comentario y, además, por la cara de confusión y miedo de las demás personas en el centro comercial.

—¡Ya cállate, Taehyung! Hablo en serio, van a saber que estamos aquí, ya verás como no tardan en aparecer los paparazzi y las sasaeng.—te regañé entre risas, lo decía en serio. Pero, por tercera vez en el día, me ignoraste.

No se que te ocurría hoy que te estaba encantando el hecho de ignorarme, maldito Tae.

—Bueno, esta bien, me calmo, lo siento, Lou.—te disculpaste y yo asentí.

Duraste un momento callado y por un momento me sentí mal. Creo que soy demasiado exagerada.

—¿Cariño?—me llamaste y volteé a verte, de mala gana.

—¿Qué quieres, Tae?—te pregunté, algo molesta.

—¿Te puedo decir algo?—me preguntaste y rodé los ojos, pero aún así asentí.

—Está bien, pero ya no grites—accedí, derrotada y sonreíste.

—¡Te amo!—gritaste de nuevo y esta vez no me contuve y te golpeé el hombro con fuerza.

Te quejaste y acariciaste tu hombro con una mueca.

—¡Lou!—gimoteaste y me miraste tristemente.

Retiro lo de sentirme mal y ser una exagerada.

Las personas seguían mirándonos, incluso había algunos clientes y trabajadores que salían de las tiendas solo para vernos.

Mi rostro volvió a tomar color, pero esta vez no sabía si era por la vergüenza o por el enojo.

—¡Te amo!—repetiste en un grito y volví a golpearte.

—¡Ya!—me quejé y reíste.—También te amo pero ya basta.

—Oye, Lou.—me llamaste y, como me encontraba muy enojada, no te contesté.—¿Te puedo decir algo?—volviste a preguntarme lo mismo y, de nuevo no te contesté.

—Taehyung, por favor, ya vámonos.—te dije algo exasperada y comenzamos a caminar en dirección a la salida.

Ya habíamos terminado nuestros helados y fuimos hacia un bote de basura para tirarlos.

—¿Te puedo decir algo?—me volviste a preguntar.

—¡Ya basta, Tae!—chillé pero no me hiciste caso.

—¿Te puedo decir algo?—volviste a preguntar y ahí supe que no importaba las veces que te dijera que no, ibas a preguntármelo hasta que mi respuesta fuese afirmativa.

—¡Pues dímelo!—te grité cuando ya nos encontrábamos en el estacionamiento.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.—dijiste, esta vez sin gritar, ganándote una sonrisa por parte mía.

Con eso lo habías arreglado todo, me dió tanta ternura que volteé hacia tu dirección y me colgué de tu cuello, haciendo que tuvieses que cargarme.

—Te amo, cariño.—te dije y te besé.—Pero la próxima vez no hagas eso o patearé tu trasero.—te advertí y tu asentiste con una gran sonrisa.

Nos dirigimos al auto y subimos, tu manejarías y yo me sentaría en el asiento del copiloto.

—Yo también te amo.—me respondiste al estar dentro del auto.

Y aunque odiase el hecho de admitirlo, la tercera razón por la que te amo es por la manera en como expresas tu amor por mi de manera pública.

Aunque me dejes en ridículo algunas veces.

Reasons.|Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora