𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐑𝐄𝐀𝐒𝐎𝐍

45 7 0
                                    

Te acompañé a comprar a YeonTan, necesitábamos a un nuevo compañero.

Yo no podía darte bebés... Por lo que tu propusiste adoptar a uno, pero quisiste un pequeño perrito.

Señorita Smith, lamento informarle que la razón por la que no puede procrear hijos es que... usted es infértil.—cuando el doctor Lee dijo eso, fué como si me hubiesen dado un gancho directo al estómago (y al corazón).

Mis lágrimas comenzaban a salir y tu me abrazaste con fuerza mientras mirabas al doctor con tristeza.

—¿Está seguro de que no podemos tener un bebé, doctor?preguntaste con un tono de esperanza.

Me temo que no, señor Kim, en verdad lo siento.—su voz se escuchaba apenada.

Nos fuimos de ahí y llegamos a casa, donde me eché a llorar como una magdalena en la cama de nuestra habitación.

Tocaste la puerta y no esperaste a que te contestara, entraste y te sentaste en la cama, me tomaste entre tus brazos y besabas mis mejillas continuamente.

Lo siento tanto, Taehyung...sollocé en tu cuello y tu trataste de calmarme.Y-yo... No lo sabía, perdóname Tae, estoy defectuosa.gimoteé y tu me callaste poniendo tu dedo índice sobre mis labios.

Negaste levemente con tu cabeza y frunciste tus labios hacia abajo.

No estás defectuosa, Lou, eres hermosa, eres inteligente, eres perfecta, solo mírate.—me dijiste.Pase lo que pase, yo siempre te voy a amar, tenlo presente y nunca lo olvides, me encargaré de que no lo hagas.—dijiste y besaste la punta de mi nariz mientras revolvías mi cabello con ternura.

Quitaste tu dedo de mis labios y tomaste mi cara entre tus manos mientras me mirabas con ternura.

Sabes, cariño, podemos adoptar un bebé...dijiste, tratando de reconfortarme.

Lo recuerdo muy bien, pues pasé deprimida unos meses, pero cuando dijiste que adoptaríamos a un bebé, no pensé que te refirieses a YeonTan.

Entramos a la tienda de mascotas tomados de la mano, estaba algo nerviosa pero tu estabas feliz.

Me miraste y apretaste mi mano.

—Ve a elegir uno, Tae.—te dije al ver tu impaciencia, reí.

Veías a cada uno de los perros, gatos, conejos... Los veías con tanta ternura, creí que morirías de ternura estando ahí. Querías llevártelos todos y cada uno de ellos.

—¡Míralos, Lou!—dijiste apuntando en todas direcciones, con una amplia sonrisa, la cual me contagiaste.—¡Míralos, míralos bien!—chillaste y me hiciste reír.—¿Podemos llevarnos todos?—me miraste y yo negué.

—Los estoy viendo, oppa.—te contesté mientras te seguía por toda la tienda.—Y no, Taehyung, no podemos llevarlos a todos, lo siento, tendrás que elegir a uno.—te dije y me miraste un poco triste.

Amabas a los animales incluso más que yo.

Realmente estabas contento y emocionado de poder poseer alguna de esas bellas criaturas.

Todos eran hermosos, si, pero uno en especial te llamó la atención.

Era un pomerian color negro, era bellísimo. Al verlo, tu sonrisa creció aún más, si eso es posible.

—¡Este!—dijiste y lo sacaste de su pequeña casita.—Es perfecto.—murmuraste mientras lo acariciabas y le hacías cariños.

Él se acurrucó en ti, como si toda la vida te hubiese esperado y gruñó levemente.

Fuimos a la caja y tu estabas jugueteando con el perrito, muy concentrado.

Pagué y nos fuimos, yo tuve que conducir pues tu te encontrabas muy ocupado jugando con YeonTan.

—¿Cómo lo llamarás?—te pregunté y conectamos nuestros ojos por medio del retrovisor, tus ojos estaban achinados, supongo que te encontrabas sonriendo.

—Creo que... ¿KimChi?...¿Sarang?...—en serio te esforzabas por ponerle un buen nombre.—¡YeonTan!—dijiste convencido y él aulló, como si te entendiera y estuviera de acuerdo con tu elección.

Reí, pues al principio el nombre se me hacía raro, pero con el tiempo, se ajustaba y quedaba bien con el pequeño. Taehyung si que sabía elegir buenos nombres.

Llegamos a casa y YeonTan se puso inmediatamente a explorar por los rincones, tu ibas tras él.

El corazón me explotaba de ternura al verte tan feliz.

Desde que llegó YeonTan a casa, el ambiente se ha vuelto más juguetón y de alguna manera mucho más familiar, los demás venían más seguido y la casa ya no era tan vacía, pues siempre había alguien iluminándola.

Tu siempre cuidaste de YeonTan, era como tu pequeño hijo.

—¿No crees que le estás poniendo demasiada atención a YeonTan, Taehyung? ¡Me descuidas!—te reclamé.

Me sentía un poco ridícula por tener celos de un perro. Pero, ¿Qué le podía hacer? Yo también quería a YeonTan demasiado.

—YeonTan necesita atención.—me respondiste mientras le dabas de comer.

—¡Yo también la necesito!—grité y te volteaste con una sonrisa burlona.

—¿Acaso son celos lo que huelo?—te burlaste y me giré, algo ofendida.—¿De un perro?—no pudiste evitar soltar una carcajada, y yo no pude evitar enfadarme más.

Me abrazaste por la espalda y besaste mi mejilla. Seguía enojada, pero no te iba a apartar, me dejaría querer, pues por eso te estaba reclamando.

—Cariño.—canturreaste en mi oído con tu ronca voz.

—¿Qué quieres, TaeHyung?—dije algo molesta, pero aún así no pude evitar sonreír un poco.

Supongo que el sentimiento era más fuerte que yo.

—Te amo.—dijiste y me giraste para besarme.—Te amo, te amo, te amo.—repartiste besos por toda mi cara, y ese fué mi límite.

Comencé a reír. Y tu también lo hiciste.

—También amo a YeonTan.—dijiste y te empujé.—Pero te amo más a ti.—rápidmente te corregiste.

—Yo también amo a YeonTan—dije y tu me miraste ofendido.

YeonTan gruñó y ambos lo miramos. Lo tomé entre mis brazos y besé la punta de su pequeña nariz.

—¡Hey! Yo también quiero un beso—hiciste un puchero y acariciaste a YeonTan.

Rodé los ojos y besé la comisura de tus labios, por lo cual sonreíste y besaste mi frente, como solías hacerlo.

Esa es la segunda razón por la cual te amo, por la manera en la que cuidas y te enorgulleces de YeonTan.

Reasons.|Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora