CAPÍTULO 11: Nombres en verano

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Dos meses pasaron, y un calor agradable dio paso a un calor asfixiante. Y con tres niños y otros en camino, era algo agobiante. De nuevo, la barriga empezaba a crecer y no sabía con certeza si, como la vez anterior, venían tres bebés o venían más. Ojalá vinieran menos, pero como Joel me dijo que de 3 no bajaba, debía prepararme para más incluso. Lo bueno es que todos habíamos terminado los exámenes y ahora estábamos libres. He de decir que yo saqué notas bastante buenas y estaba muy orgulloso por haber sacado bien las asignaturas. Los primeros días de verano quedamos bastante con Raúl y Lucía, además de los amigos de Joel y Marcial, a los que todavía no había conocido. He de decir que fueron bastante simpáticos, aunque no paraban de preguntarme sobre los bebés. Pero era normal, simple curiosidad.

Lamentablemente llegó la época en la que todos se iban de vacaciones. Y como los tres debíamos quedarnos en casa para cuidar a los bebés, era algo agotador. Para mi fortuna, los momentos libres eran entretenidos junto a Joel y Marcial. Siempre lograban entretenerme jugando a juegos de mesa o a videojuegos, incluso a veces se ofrecían a posar para que los dibujara. Había hecho dos dibujos maravillosos: uno de Joel cocinando y otro de Marcial, tumbado en el sofá de forma que se veía muy tierno. De hecho, me dieron una idea para temas de dibujo: la ternura masculina. El "macho alfa" es algo que no debería si quiera existir: todos deberían sacar a relucir tanto su lado dominante como el sensible y sumiso, tanto hombres como mujeres. Y ese tema de dibujo era perfecto para representar la parte sumisa, después de todo el adjetivo "tierno" no era muy usado en hombres. Joel y Marcial se emocionaron con la idea y se ofrecieron a posar más a menudo.

Aquel día había empezado de manera agitada: los bebés se habían levantado llorando a las 7 de la mañana. Los tres nos pusimos en marcha, cambiando los pañales de los pequeños y dándoles de comer, para después darles palmaditas en la espalda y que eructasen. Aquel día hacía bastante calor, así que Marcial, Joel y yo nos quedamos sin ropa. Al parecer, los bebés se habían levantado activos: ahora querían jugar. Joel fue el que desayunó más rápido y empezó a jugar con ellos. Seguidamente, fuimos Marcial y yo. Los bebés parecían tener hoy una energía inagotable, no querían parar de jugar. Bien era cierto que se veían tiernos mientras les lanzabamos las pelotas para que ellos las lanzaran de vuelta. Una imagen la cual no tardé en inmortalizar con una fotografía. Pasamos la mañana jugando con los pequeños, haciéndoles fotografías de vez en cuando. Una vez llegó la hora de comer, les dimos el biberón y les hicimos eructar, para después notar que los tres tenían sueño, ya que bostezaban y empezaban a cerrar sus ojos, acurrucándose en nuestros pechos. Fuimos a acunarles en su habitación y salimos de esta, suspirando al fin.

-Por fin paz- dijo Joel.

-Los niños pequeños tienen mucha energía- dije yo, moviendo mis brazos para estirarlos.

-No hace falta que juegues con ellos si ves que no puedes- dijo Marcial.

-No te preocupes, estoy bien- dije, tocando mi incipiente barriga-. Al menos, creo que lo estoy llevando mejor.

-Pues ya hemos tenido que ir cinco noches a por antojos- dijo Marcial.

-No te quejes, que en mi primer embarazo mis padres ya habían ido veinte veces en los dos primeros meses- dije yo.

-¿Eso es cierto?- preguntó Marcial a Joel, sorprendido.

-Sí, sus padres me lo contaron- dijo Joel-. Aunque no habría que descartar que vayas a pedir menos antojos solo por los dos primeros meses.

-Supongo- dije yo, bostezando-: ¿Quién se apunta a una siesta para después bañarnos en la piscina con los bebés?

-Los dos- dijeron Marcial y Joel a la vez, soltando después ambos un gran bostezo.

Lobo blanco (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora