LA OPERA

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Cebra y Cocodrilo seguían dando su enorme rodeo, ya iban por la mitad. Cebra casi se desmaya por el calor y el hambre que tenía y mira que había comido en mundo dulce... Cuando por fin llegaron a la carretera, seguía sin haber coches ni nada de eso, pero al fondo se podía ver una gran estructura que parecía diminuta por la distancia.

- ¿Has visto ese edificio Cebra?

-Si, me da curiosidad saber que es.

- ¿Quieres ir a investigar?

-Siiiii, seguro que tienen cafetería o restaurante. A lo mejor en la tienda de regalos venden un coche.

-Aunque lo vendieran, que lo dudo mucho, no tenemos pasta para comprarlo.

Cocodrilo y Cebra se acercaron a ver que era. Tardaron un rato en llegar porque estaba bastante lejos, pero llegaron. Nada más llegar, Cebra se puso como loco a buscar una cafetería donde sirvieran rosquillas o madalenas. Cocodrilo se puso a investigar para saber de qué se trataba. El caso es que habían entrado en un teatro donde hacían ópera. Cebra encontró la cafetería, entonces se sentó en una mesa y llamó al camarero.

- ¡¡¡Camarerooo!!!

- ¿En qué puedo ayudarle?

-Pues mire, ¿le puedo llamar Jerry? Es que mi camarero favorito se llama Jerry.

-Puede llamarme como usted lo prefiera.

-Vale Jerry, ¿me puedes traer una rosquilla con mucho chocolate y un batido de chocolate, Jerry?

-Aquí no tenemos chocolate, ni para su rosquilla ni para su batido.

-Puedo tomarme la rosquilla sin chocolate. ¿Y de beber que tienen?

-Tenemos te británico, te tropical, te de manzana, vino blanco, vino rosado y agua.

Cebra que no sabía que elegir, miro a su alrededor para ver que se tomaban los demás. Vio a una pareja muy elegante vestida que pedía vino blanco. Así que, decidió pedir lo mismo.

-Un vino blanco por favor Jerry.

-Una rosquilla y vino blanco, curiosa mezcla...

-No me juzgues Jerry... Oye, pregúntame por mi psicólogo, es lo que hace Jerry.

- ¿Enserio tengo que hacerlo?

-Depende, ¿cómo quiere que califique el servicio de este restaurante en internet?

-Vale, vale. ¡Todo menos eso! ¿Cómo está su psicólogo Cebra?

-Pues él está un poco depresivo desde el día en el que crucé la puerta de su consulta. Me dice que pago tanto por el tratamiento porque pago dos, el suyo y el mío. Pero yo creo que está perfectamente. Gracias por preguntar Jerry. ¿Y el tuyo cómo está?

-Pues yo no tengo psicólogo, pero creo que lo voy a necesitar a partir de hoy.

-Bien dicho, así habla el auténtico Jerry.

El camarero se fue con un trauma. Cebra no se cortó nada, empezó a comerse la rosquilla. La mojó en vino blanco como si de salsa se tratase y se lo comió. La gente de la cafetería lo empezó a mirar con mala cara. Entonces llegó Cocodrilo.

-Tío, ¿por qué has pedido vino blanco? Si tú lo odias.

-Es que así parezco una cebra elegante.

-Por favor, dime que no has mojado la rosquilla en el vino.

- ¿No está bien visto? ¿No es elegante?

-Es asqueroso, eso es lo que es. Oye, ¿cómo lo vas a pagar? Yo no voy a volver a fregar platos con manchas mutantes.

-Tranquilo, usaré la tarjeta de crédito.

- Espera, ¡¡¡¡¿QUÉ?!!!! ¡¿La tenías desde el principio?!

-Si, siempre la llevo encima porsiacaso.

-YO TE MATO. Podrías haberla sacado en el Bar restaurante El Gusano con WC. Habríamos salido unas cinco horas antes.

-Anda, cálmate un poco. Parece que te sale humo por las orejas. Venga, ¿ya sabes qué es este sitio?

-Es un salón de actos donde sobre todo hacen ópera.

-Pues venga, ven y vemos algo de ópera.

Pagaron la cuenta con la tarjeta de Cebra y compraron dos entradas para una actuación. Entraron en una enorme sala con muchas butacas rojas. El escenario era de madera y tenía cortinas también rojas. Solo había cinco personas más Cocodrilo y Cebra, el auténtico Jerry, una señora que iba vestida a lo mil setecientos, el mayordomo de la señora, un hombre muy grande con un par de navajas y una máscara de hockey (espero que la haya comprado MÁSBARATA jejejeje) y un oso amarillo con una camiseta roja.

-Hey Jerry, ¿cómo estás tío?

-Cebra, colega. ¿Cómo tú por aquí?

-Pues nada, hemos venido a ver un poco de ópera. ¿Cómo se encuentra tú psicólogo?

-Creo que mal, ayer se suicidó y me culpo a mí en una nota...

- ¿Cuántos van ya que se suicidan?

-Contando a este, ya van cuatro. Pero solo tres me culpa a mí, el otro tío culpa a un paciente que es camarero, pero no dice nombre.

-Qué bien, sigues por debajo de cinco.

-Cebra, callaros que ya empieza.

La función empezó, y unos actores/cantantes empezaron a cantar. De repente, las luces se apagaron y sonó un grito ahogado. Pasaron unos cuantos minutos y, cuando la luz se volvió a encender, la señora de los mil seiscientos ya no estaba...

EN BUSCA DEL PLATÓ 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora