UN SUBMARINO AMARILLO

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Cocodrilo y Cebra seguían caminando lo largo de la gran autopista. Ningún coche pasaba, en esa autopista solo estaban esos dos. En el horizonte no se veía nada, solo esa larga línea de carretera. Al cabo de un rato, llegaron a un enorme lago que les impedía el paso. Había un puente que atravesaba el lago, pero estaba destruido. Había un muelle donde un par de buzos se preparaban para subir a un submarino amarillo.

-Cocodrilo, vamos a acercarnos a ver si esos buzos nos ayudan a atravesar el lago con ese pedazo de submarino amarillo.

-Me parece una buena idea.

Se acercaron al muelle y se presentaron a esos buzos.

-Hola, soy Cocodrilo y ese es Cebra. Venimos porque queremos atravesar este inmenso lago, pero no tenemos barca y mi amigo Cebra no sabe nadar.

-Me sé la teoría, pero la practica...

-Si, si, Cebra, no nos cuentes tus dramas de que no sabes nadar.

-Bueno, pues yo soy Roble y mi colega se llama Palmera.

Se quitaron sus enormes cascos de buzos. Eran dos apuestos y musculosos hombres. Roble era más elegante, bien peinado. En cambio, Palmera era más informal, con pelo pincho despeinado.

- ¿Entonces queréis atravesar el lago?

-Si, vamos en busca de MORCILLAWOOD, somos actores.

-Pues os tendremos que llevar otro día, tenemos una importante misión.

- ¿Qué tipo de misión?

-Vamos en búsqueda de la ciudad perdida de la Atlántida, creemos que este lago lleva a un túnel secreto que lleva directamente a la ciudad.

- ¿Podemos ir con vosotros? Tampoco tenemos mucho más que hacer.

-Si, claro. Meteros en el submarino, ahí encontrareis trajes como los que llevamos puestos mi colega y yo. Ponéroslos y sentaos, tenemos un largo trayecto por delante.

Cocodrilo y Cebra entraron en el submarino, se pusieron los trajes y se sentaron. Por dentro, el submarino era más impresionante que por fuera. Roble y Palmera entraron tras ellos.

-Bueno, ¿os habéis puesto ya los trajes?

-Si señor.

-Vale, pues abrocharos los cinturones y prepararos a el descenso.

Descendieron cientos y cientos de metros, el lago erabastante profundo. Al final llegaron al fondo y empezaron a avanzar hacia delante.Pasaron horas, muchas horas bajo el agua. Cebra se estaba empezando aagobiarse, le daba bastante miedo el agua. Pasaron días y seguían yendo haciadelante. Al cabo de unos tres días, se toparon con una enorme pared un tantoextraña. Era circular y tenía inscripciones raras. Parecía que estaba cortadapor la mitad. Roble, que estaba al mando del submarino, pulsó un botón y un arpónsalió disparado del vehículo hacia la enorme pared. El arpón pulso un algo quehizo que la enorme pared se abriera dando paso a un gigantesco túnel. Si las teoríasde Roble y Palmera eran ciertas, era el túnel que los llevaría a la ciudadperdida de la Atlántida...

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2020 ⏰

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EN BUSCA DEL PLATÓ 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora