BAR RESTAURANTE EL GUSANO CON WC

7 3 0
                                    

Cocodrilo y Cebra avanzaban en su ruta a MORCILLAWOOD para dar con el plató 17.

-No me creo lo que acabamos de vivir Cebra.

-Ya lo sé, los bancos de esos juzgados estaban tan ricos que parecían de otro mundo. ¡¡CUIDADOOO!! ¡¡El puente está incompleto!!

Cocodrilo, que iba al volante, pego semejante frenazo que dieron entre dos y tres vueltas de campana. Los dos amigos salieron ilesos pero el coche quedó inservible.

-Me cago en la leche, vaya frenazo que has pegado Cocodrilo.

-Es que me has asustado Cebra. Casi me cago del susto.

- ¿Queda mucho hasta MORCILLAWOOD?

-Unos 110 kilómetros.

-Podemos ir andando o hacer autostop.

-Pues venga, vamos a ver si podemos cruzar al otro lado del puente porque no parece que por aquí vallan a pasar muchos coches...

Se acercaron y lo que vieron fue un acantilado de unos 300 metros de profundidad.

-Cocodrilo, me da que no vamos a poder cruzar al otro lado fácilmente. Creo que tendremos que pegar un rodeo.

-Si hubiéramos comprado un seguro de coche en vez de la nueva hiper gofrera...

-Vamos, no te pongas triste. Tómatelo como si fuera un pequeño paseo de unos 20 kilómetros para dar un rodeo más los 110 kilómetros hasta MORCILLAWOOD. Así que tómatelo como un paseo de unos 130 kilómetros. Venga, cuanto antes empecemos, antes llegaremos.

Al tercer kilómetro...

-Cocodrilo, tengo que hacer un número dos.

-Pues hazlo en el suelo.

- ¿Y con qué me limpio?

-Con palos.

-Pero esto es un desierto, lo más parecido a un palo es la lagartija esa, y como me la pase por el culo a lo mejor me muerde.

- ¡Mira!

Lo que Cocodrilo vio fue unas escaleras hacia dentro del acantilado con un cartel que indicaba "Bar restaurante El Gusano con WC".

-Vamos Cebra, tú comiste mucho en mundo dulce, pero yo tengo hambre y a demás tienes que usar el WC.

Cebra bajo primero y a toda prisa, no podía aguantarse. Cocodrilo bajo normalmente. Cuando llegaron, Cebra fue directo al baño. Cocodrilo, como sabía que Cebra se iba a tirar un buen rato en el baño, cogió mesa.

-Disculpe camarero, ¿me pone un bocadillo de chorizo por favor?

-Aquí no tenemos chorizo.

- ¿De morcilla?

-Tampoco.

- ¿De calamares?

-Tenemos algo parecido, de tentáculos.

-Vale, póngame uno de esos por favor.

El bar era un lugar de aroma un tanto fuerte, sin ventanas. El camarero era una babosa enorme con bigote y traje rojo. En una esquina había unos cuantos perros jugando al poker con cara de poker y trajes de los años 80. Cocodrilo no les prestó mucha atención, solo podía pensar en que tenía hambre. Después de un tiempo casi eterno para Cocodrilo, la babosa camarero le trajo su bocata de tentáculos. Tenía una pinta un tanto extraña... Yo no me lo hubiera comido. Algunos tentáculos aún se movían. Daba mucho asco. Pero Cocodrilo tenía tanta hambre que se lo comió de dos bocados, y mira que el bocata era grande.

- ¿Quiere postre señor?

-Si, ¿tienen rosquillas?

-No.

- ¿Helado?

-Si, tenemos de moscas, de orugas verdes o rojas y de carne.

- ¿Y yogur?

-Si, hay de tierra, de hojas y de fresa.

-Me quedo con el de fresa.

Cocodrilo no se dio tanta prisa en tomarse el yogur porque tenía que esperar a Cebra. Después de un largo tiempo, Cebra volvió.

-Ya estoy, ¿tú has acabado ya?

-Si. Camarero, la cuenta, por favor.

El camarero le trajo la cuenta, era de doce euros.

-Venga, paga y seguimos con nuestro camino.

Cocodrilo fue a coger la cartera, pero no la tenía, se la había dejado en casa.

-Oye Cebra, ¿por casualidad no tendrás doce euros?

-Yo no, eres tú el que siempre lleva dinero puesto que yo me lo gasto todo en seguida.

-Pues estamos en un buen apuro.

-Querrás decir que TÚ estás en un buen apuro, yo me puedo ir cuando quiera.

-Pero te vas a esperar porque yo te esperé en mundo dulce.

-Vale...

-Tenemos dos opciones, salir corriendo o explicarle la situación al camarero y esperar que tenga piedad con nosotros.

-Yo prefiero salir corriendo, total es una babosa, no ira muy rápido.

-No, hay que hacer lo correcto. Se lo diremos al camarero. Camarero, ¿puede venir un momento por favor?

- ¿Que necesitan?

-Es que se me ha olvidado la cartera en los otros pantalones y...

- ¡¿No van a pagar?!

-No... Pero no porque no queramos, sino porque se nos ha olvidado la cartera.

-Pueden pagar en plata... o en plomo...

- ¡¡Corre Cocodrilo, corre!!

Corrieron lo más rápido que pudieron y subieron las escaleras, un poco más lento porque estaban cansados, pero las subieron lo más rápido que pudieron. Cuando llegaron arriba, el camarero les estaba esperando.

- ¿Cómo ha subido tan rápido?

- ¿Se ha teletransportado?

- No, he usado el ascensor.

- ¡¿Había ascensor?!

- Si, con música y todo.

- ¿Cómo podemos pagarle?

- En plomo.

- ¿Entonces la vamos a palmar?

-No, no ese plomo. Me refiero a pagarme con las fichas del poker. Las que usamos aquí son de plomo. Con que alguno de vosotros gane dos fichas, la cuenta estará pagada.

-Cebra, ¿tú sabes jugar al poker?

-Si, déjamelo a mí.

Cebra era malísimo jugando al poker, a malas penas consiguió una ficha. Los perros se burlaban de él. Yo también lo habría hecho... El caso es que al final, Cebra no consiguió las dos miseras fichas. Consiguieron llegar a un acuerdo con la babosa y tuvieron que fregar platos durante cinco horas.

-Eh Cocodrilo, ¿tú crees que está mancha se está moviendo?

-Pues si que parece que se esté moviendo.

- ¡Está creciendo!

- ¡Córtale la cabeza con el cuchillo!

Como podéis ver, fregar platos tampoco se les daba muy bien, pero lo hicieron y pudieron salir del Bar restaurante El Gusano con WC.

Y siguieron su camino...

EN BUSCA DEL PLATÓ 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora