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Joel aparcó en el primer sitio que vio despejado. Luego de haber apagado la radio y salido del vehículo, se tomaron de las manos para caminar hacia la casa donde la bulla parecía reventar los vidrios de las ventanas.

—No voy a bailar esas canciones —avisa Erick, frunciendo la nariz y haciendo una mueca de desagrado.

—¿Por qué no?

—Porque no y ya.

—Sabes que —Joel lo jala de la mano y pega su espalda en el primer árbol que encuentra, acercando sus cuerpos y pasando la punta de su nariz por el cuello del menor— es como si lo estuviéramos haciendo con ropa. ¿Acaso no te resulta excitante tener mis manos en tus caderas y frotarte suavemente en mí?

Erick reprime el jadeo que se quiere escapar de sus labios al sentir los dientes de Joel en su cuello.

—Detente, Joel —pide en un hilo de voz, cerrando los ojos y enredando sus dedos en el cabello de su novio.

Haciendo caso a la petición se aleja, no sin antes besar los labios del menor, apenas fue una presión suave.

—¿Bailarás conmigo esta noche y parte de la madrugada? —pregunta, tendiendo su mano a Erick.

—Solo contigo —acepta.

No hay necesidad de golpear la puerta porque se encuentra abierta. El fuerte sonido provoca un leve dolor de cabeza a Erick, además del olor a cigarro que se filtra en el aire y también de algo más. Se aferra al brazo de Joel mientras se hacen espacio entre toda la multitud.

—¿Estás bien? —pregunta en voz muy elevada Joel y recibe un breve asentimiento por parte de su pequeño—. De acuerdo, hay que buscar al resto.

No esperan demasiado porque en el gran sofá se encuentra el resto del grupo: Johann, Zabdiel, Oriana, Christopher, Emilia, Yoandri, Richard e Iván. Erick se suelta y es el primero en llegar hasta ellos, saluda con un efusivo abrazo a cada uno.

—Te extrañé mucho —dice alto en el oído de Oriana.

—Y yo a ti, peque.

—¿Cómo te está yendo en Francia?

Y así comenzaron una amena conversación entre mejores amigos que se volvían a reencontrar después de tanto. Las fuertes carcajadas eran apaciguadas por la fuerte música. Joel se sentó al costado de su novio, ofreciendo un trago que pidió, tenía poco alcohol.

—¿Quieres bailar?

—¿Así como ellos? —señala a Oriana y Zabdiel, quienes se pegaban sin ningún pudor al otro—. Paso.

—No te voy a agachar ni nada de esas cosas, bebé —sigue hablando en fuerte en su oído—. ¿Aceptas?

—Si me traes otro trago, pero más fuerte.

—¿Seguro?

—Sí.

La tolerancia de alcohol en el sistema de Erick no era muy buena que digamos, pero... ¿Cómo quiere Joel que baile ese tipo de canciones si él ni las conoce?

Bebió de golpe lo que trago Joel ocasionando que su nariz se arrugara y una mueca de desagrado apareciera en su rostro. Se coloca de pie y prácticamente levanta a Pimentel del mueble, eran los únicos que seguían sentados. Los demás estaban bailando, bebiendo, fumando y algunos en el jardín.

—Erick, no —regaña Joel cuando ve que Erick coge el vaso que le pasa Oriana.

—No seas aguafiestas, Joel. Deja que se divierta —se ríe Zabdiel mientras exclama fuerte.

—Sí, Joey, no seas aguado.

La dulce vocecita de su novio se filtra en sus oídos, así que no dice nada más. Él también se permite beber un poco sin pasar sus límites porque debe conducir.

El Dj está haciendo un increíble trabajo con la música. Y eso Erick lo comienza a disfrutar al máximo con cada vaso de alcohol que va tomando.

Se gira luego de haber besado los labios de su novio y sonríe al sentir las fuertes manos de Joel en sus caderas, haciendo que su trasero quede pegado a la entrepierna del mayor. Acerca su espalda al pecho de Pimentel y tira suavemente de su cabeza para dejarla a un costado de la de Joel.

—Te amo —besa la mejilla de su novio y se mueve al compás de la música, meneando cada vez más sus caderas.

Joel sonríe al ver a su novio en ese estado, besa su cuello y murmura un te amo en su oído. Sus dedos se hunden un poco en el cuerpo de Erick, golpea despacio su excitado miembro con el trasero del muchacho, hablándole en todo momento y haciendo que la temperatura de ambos se eleve.

El resto de sus amigos se acerca a ellos y hacen un círculo, saltan sin seguir el ritmo debido a que unos se encuentran más ebrios que otros.

—Iré por un poco de agua —avisa Joel.

—Voy contigo —dice Yoandri y Emilia.

Iván, Oriana y Christopher también los acompañan. Dejando a Erick con Zabdiel y Johann, pues Richard se fue hace varios minutos con una muchacha que se le cruzó.

Colón sigue bailando animado, aunque esta vez solo. No es hasta que siente un fuerte agarre en sus caderas y a una persona detrás de su cuerpo que lo mueve con brusquedad.

—Déjame —balbucea, soltando una risita provocada por el alcohol.

No le gustaba sentir los labios de otra persona en su cuello.

Su mirada en un momento se encontraba en el Dj que estaba en una especie de estrado, hasta que de pronto sus ojos se encontraron fijos en el suelo, mientras una mano se colocaba en su cadera y otra enredaba los dedos en su cabello. Sus piernas estaban separadas y la otra persona golpeaba duramente contra él. Lo tocaba de más a pesar de los reclamos que hacía Erick al empezar a sentirse incómodo.

Aún en su estado de ebriedad se puso erguido y trataba de irse. No reconocía a la persona que estaba frente a él riéndose de la escena y mucho menos a quien tenía detrás.

—Déjalo —escucha que alguien dice con rudeza y lo toma del brazo.

Es Zabdiel con Johann. ¿Acaso no se habían quedado con él? Su cabeza comienza a doler de pensarlo siquiera.

—¿Estás bien? —pregunta Johann, dándole un vaso con agua.

—Sí, sí... pero, me estaba tocando de más y no me gustaba —relata con enojo y lágrimas en sus ojos.

—Tranquilo, pequeño —Zabdiel lo abraza, dejando que llore en su hombro—. Perdón por dejarte solo, pero Richard nos mandó un mensaje diciendo que estaba en problemas y fuimos corriendo.

—Descuida. Iré donde Joel está.

—En el patio —informa Johann—, todos se fueron allá. Vamos contigo.

Iba a agradecer hasta que un fuerte mareo hizo que se desestabilizara, caminando torpemente llega hasta la puerta que conduce al patio, pero antes de salir su cabeza comienza a dolerle mucho más y lo último que recuerda ver es el rostro preocupado de Joel corriendo hacia él y gritando su nombre, o eso cree.

***

Chan chan chan ahre.

Vengo a dejarles lo que me sucedió en una fiesta que estuve :'v. No me he desmayado ni nada, pero lo otro sí me pasó.

Besitos.

Olvidar || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora