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Una mujer.

Siete hombres.

Una sola vida arruinada.

Erick ha comenzado a recordar, y aunque quisiera no hacerlo porque no quiere vivir los sucesos de aquel día, no puede evitarlo.

Los rostros siguen siendo borrosos para él, apenas distingue las voces, suenan como si el disco de una película estuviese malogrado y no se oye nada con claridad.

Dos involucrados más. Dos seres sin escrúpulos que grabaron todo su sufrimiento.

Pero.

¿Quiénes fueron?

¿Quiénes le hicieron tanto daño?

—Hey, Erick.

Sale de su trance al oír la voz de Oriana, se disculpa con un leve sonrojo.

—Joel me ha comentado que vas recordando de a pocos. Eso está muy bien.

—No para mí —susurra.

—¿Alguien que conozcas o algo?

—No, los rostros siguen borrosos y las voces salen distorsionadas, pero...

—Pero —alienta a continuar, sujetando sus manos cuando lo ve soltar varias lágrimas.

—Al parecer grabaron todo, algo así recuerdo haber escuchado.

—¿Qué? —murmura con un nudo en la garganta al pensar siquiera en el dolor que Erick está sintiendo al saber que ha sido humillado de una forma atroz—. Son unos hijos de puta, merecen morirse de una maldita vez.

—Oriana...

—¡Pero son unos grandísimos imbéciles! Mira que hacerte una cosa tan... fea.

—También hay una mujer.

—¿Qué? —cuestiona anonadada—. ¿Te tocó? ¿Qué te hizo?

—No lo creo, su voz se escuchaba lejana, apenas puedo recordar su risa y llamando a alguien para que grabara.

—Pero que perra, maldita escoria. Te juro que, si la llegas a identificar yo misma le quito las ganas de vivir, te lo juro.

Joel no está, ha salido con Zabdiel y con Richard según comentó a su novio, quien no se sentía en condiciones de acompañarlo así que llamó a Oriana y Yoandri.

Yoandri aparece con una fuente de galletas que ha preparado, sonríe a Erick cuando éste se pone de pie y pide disculpas, retirándose al baño.

—¿Qué te contó?

—Lo han grabado —susurra preocupada.

—Hijos de puta —responde con furia el chico de cabello azul.

—Hay algo más.

—¿Qué? —su amiga desvía la mirada y él se vuelve más ansioso—. Habla, Oriana.

—Hay una mujer involucrada.

—¿Le hizo algo? ¿Lo tocó? ¿Le pegó? —su amiga niega, limpiando sus lágrimas—. ¿Entonces?

—Al parecer ella hizo que lo grabaran.

—Mataré a esa perra, lo haré, aún si termino en la cárcel que sea por una causa justa.

Oriana se derrumba y se abraza a Yoandri. Aunque se separan al escuchar el silbido de Erick, limpia su rostro y trata de sonreír al verlo de vuelta.

—¿Vemos una película?

—¡Hakuna Matata! —exclama alto Yoandri.

—Una forma de ser —continúa Oriana en un canturreo bajo.

Erick sólo hace un puchero, pero cumple lo que dicen sus amigos. Se tira en el sofá, quedando en medio de ambos.

***

Son las diez de la noche, los padres de Erick acaban de llegar, pero no hay rastros de Joel. Ha marcado a su teléfono, pero le salta la operadora. Se encuentra preocupado, dando vueltas por la habitación como si fuese un león enjaulado.

Miriam y Alonso le han dicho que tal vez está en su casa y se quedó dormido, por ello no contesta el celular.

Pero Joel es de mandar mensajes cuando va para el condominio. Así que no puede estar allá.

Hasta que su celular comienza a sonar.

Es una llamada de Christopher.

—¿Chris? —contesta mordiendo su labio.

—Erick, yo —suspira fuertemente—, mira lo que te mandé, estoy yendo para tu casa con Emilia y Yoandri.

—Ok —su voz apenas es audible cuando Chris ya corta.

Su corazón martilla con fiereza y tiene miedo de ver la imagen que ha recibido de su amigo. Muerde la yema de su dedo índice mientras espera que se descargue.

El timbre suena al momento justo que finaliza la descarga. Cubre su boca con una mano, ahogando el jadeo que se escapa de sus labios. Lágrima tras lágrima salen de sus verdes ojos. Su corazón se va rompiendo de a poquitos. Tira el celular y corre hacia el primer piso, abriendo la puerta y abrazando con fuerza a Christopher al verlo.

—Me engañó —su voz sale entrecortada, sintiéndose humillado como aquella vez o tal vez más.

¿Cómo fue capaz de traicionar el amor que dice profesar al ojiverde?

—Chicos, yo me tengo que ir, mi mamá me acaba de escribir —habla Emilia, se despide con un abrazo de todos y deja un beso en la cabeza de Erick, susurrando palabras alentadoras y asegurando que tal vez no sea cierto.

Los padres de Erick bajan ante el ruido que se escucha en el primer nivel, Yoandri se acerca a ellos y cuenta brevemente lo ocurrido, pero poniendo las manos al fuego por Joel porque sabe que sería incapaz de dañar al ojiverde sabiendo lo que pasó.

—Yo no creo que sea verdad —masculla confundido Yoyo, haciendo zoom a la foto para ver cada detalle a la perfección.

—Es él —susurra Erick, con la cabeza apoyada en el hombro de Christopher, quien se encuentra sobando su espalda.

—Es imposible, él te ama. Te está ayudando en todo esto, es... simplemente es difícil de creer.

—Lo ha engañado, Yoandri. Y eso es todo lo que se debe saber —reprende el muchacho de piel blanca, frunciendo el ceño.

—No, Chris.

—Yoandri —advierte con molestia al ver que está defendiendo al ex novio de Erick.

Pasan minutos en tensión, hasta que el de cabellos azul salta del sofá con una sonrisa.

—Este tatuaje podría jugar que lo he visto en algún lugar —murmura al observar el delgado brazo de la mujer que oculta su rostro detrás de sus negros cabellos, un delicado dibujo de rosas es visible—. Mira, Chris, esto ha sido montado. Joel no es heterosexual, ama a Erick.

—¡Basta, Yoandri! ¡Deja de defenderlo tanto!

—Pero...

—Vete, Yoyo —pide Erick, dejando estupefacto a su mejor amigo—. Mañana podremos hablar si deseas.

Yoandri sale con enfado de aquella casa, llama a Oriana y la cita en una cafetería que está en el centro abierta las veinticuatro horas.

—¿Hace cuánto te hiciste el tatuaje?

***

¿Creen que Joel engañó al Erick?

Olvidar || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora