—¡No he sido yo! —reclama, casi lanzando la bebida que ha pedido.
—Mira bien el tatuaje —vuelve a mostrar la foto desde su teléfono.
—Sí tengo uno así, pero el mío está en el tobillo —se defiende, mostrando el tatuaje evidentemente en el lugar que dicta—. Después de irme de casa de Erick, Richard me llamó y volví a salir con él por segunda vez.
—Siento que alguien nos está traicionando —murmura Yoandri al borde del llanto—. Somos un grupo de amigos de años y hay uno o tal vez varios que nos están jodiendo.
—Pero qué dices, Yoyo.
—Joel no sería capaz de traicionar a Erick, yo había quedado con él para salir esta tarde, pero me dijo que Zabdiel y Richard pasarían el día con él. Por eso cuando Erick me llamó fui a su casa y decidí no preguntar.
—Pero Richard estuvo conmigo antes de ir a la casa de Erick, y me dijo que había estado con su mamá todo el rato.
Ambos se miran, llegando a una hipótesis.
—¿Crees que sea él?
—No sé, joder. Pero ya no confío en nadie desde ese día —frustrado da un sorbo a su café—. Sé que estuvimos muy borrachos, pero hagamos memoria.
—Yo me fui al baño luego de pedir un trago, tú estabas conmigo minutos antes y te quedaste con los demás.
Comienzan a conversar y recordar posibles hechos que ayuden en algo a su amigo. Pagan sus pedidos y continúan tratando de atar cabos, llegan al departamento de Yoandri, encontrándose con Iván y preguntando a él. Oriana se queda a dormir con ellos esa noche.
Los tres quedan pensativos al tener a los posibles responsables.
***
—¿Y te ha vuelto a hablar?
Erick niega, revisando su celular a cada momento. Apagando y prendiendo por si Joel dejó un mensaje.
Ha pasado dos días.
No puede desaparecer así de la nada. El prometió estar en las buenas y en las malas. Está dispuesto a perdonarle si le confiesa que todo es un error, un montaje como dice Yoandri.
Richard frunce los labios, Oriana observa su comportamiento atentamente, es su amigo, pero también un posible sospechoso y le duele en el alma que sea así.
El celular del moreno suena y camina hacia el jardín para contestar. Oriana avisa que irá al baño, dejando solo a Erick quién está entretenido viendo Mohana.
Camina sigilosamente con la intención de escuchar algo de la conversación, pero justo cuando está por ir al patio, Richard aparece y la mira confundido.
—La señal no me daba bien y necesitaba llamar a mi mamá, pero mejor le marcó luego —habla rápido con una sonrisa al final.
—Christopher me llamó, me dijo que tiene unos problemas y me pidió ayuda —comenta al llegar a la sala, se despide sus amigos y sale apresurado de la casa.
Christopher es otro sospechoso.
—Oriana.
—Dime, nene.
—He podido ver cuatro rostros de los seis —la chica pasa saliva sintiendo que raspa su garganta, pero suelta un alivio al no escuchar los nombres de ellos, probablemente está confundió las cosas y sus amigos no son responsables—, no sé quiénes son porque nunca los había visto.
—¿Y los demás?
—Aún no.
—Vas por buen camino, pequeño.
—Me gustaría que Joel esté aquí —comenta dolido por el engaño—, pero no se comunica conmigo o...
La puerta principal es golpeada con fuerza, con desespero.
Erick corre manteniendo la ilusión de que sea él, aunque no sabe si está preparado para verlo.
Y no se equivoca.
Es Joel.
—Erick, bebé —suelta en un susurro, sonriendo al verlo luego de haber estado en el hospital por sobredosis de droga.
—Joel —masculla con resentimiento, evadiendo su toque.
Oriana hace acto de presencia en la escena y en el fondo sabe que Joel no ha tenido los cojones de engañar a Erick.
—Por favor, Erick. Hablemos —ruega, intentando tocar al ojiverde.
—Escúchalo —alienta Oriana, sin dejar de ver a Joel y tratando de descifrar lo que haya podido ocurrir.
Los dos se sientan en el sofá, aunque Erick decidió irse por el individual luego de aceptar la conversación. Tanto su amiga como su novio quedan sorprendidos y anonadados ante lo que relata Joel.
—¿Drogas?
—Sí, joder. Ustedes saben que nunca he consumido esas mierdas, yo también quedé sorprendido ante el doctor.
—¿Quién... quién te encontró en el hotel?
—Una señora de limpieza, pensó que estaba muerto.
Erick limpia sus lágrimas, su labio está roto de tanto morderlo.
—Jamás te engañaría, mi amor —habla Joel, poniéndose de rodillas frente a su novio—. Sólo te quiero a ti.
—Te creo —responde sin más, sonriendo débilmente.
Oriana sonríe a la pareja, aunque sigue tratando de descubrir qué pasó realmente desde ese día.
***
¿Quién más quiere un par de amigos como Oriana y Yoandri?
Con que me pregunten si comí estoy contenta :'D
El final está muy cerquita.
❤