Septiembre, 2018
Hola de nuevo, vamos no la cierres a penas es la segunda carta y faltan más. ¿Recuerdas? Estamos en el principio. Vuelve a respirar tomando paciencia para esperarme porque ya yo te esperé a ti. Hoy no bebas café para leer, escoge jugo de naranja y un asiento al lado de la ventana o la bella naturaleza. ¿Ya estas sentado? Bien sigamos toma una ultima bocanada de aire para que despejes tu mente y le des paso a mis letras.
Sigo confundida ¿Por qué te comportaste así conmigo si estabas con ella? Seguro no sabias lo que hacías, pero lo hiciste. Parecería que es imposible entender lo que escribo y lo sé en ocasiones ni yo me entiendo, tal vez estés a punto de abandonar, despedazar este papel donde descansan mis letras, pero aguanta un poco y solo siente lo profundo de mis sentimientos. Necesito que conozcas la historia y después si quieres botas todos, pero ahora quédate.
No sé si sigamos hablando, ¿seguí en contacto contigo?, ¿seguí conociéndote? pues lo cierto es que cada día aprendía algo nuevo sobre ti, cada día me daba cuenta cuento me empezaba a interesar por quedarme observándote. Casi podía tocar tu rostro sin necesidad de ver donde quedarían mis dedos porque tenía cada centímetro grabado.
Llegué a pensar que tenía una adicción gracias a este loco sentimiento que tuve por ti. Quisiera creer que solo fue un resbalón de mi corazón donde la lluvia venía a mis ojos por tu ignorancia hacia mí, pero me repito que es solo el principio. Ahí fue cuando entendí a Ricardo Arjona cuando dijo "como duele quererte tanto".
Le conté esto a una persona que resultó errónea porque también la habías embobado o lo había hecho sola como yo, no la culpo. ¿Acaso sigues haciendo eso? Atrayendo flores sensibles y delicadas al ojo del huracán donde se desprenden sus frágiles pétalos sin piedad. Ese día en la galería sentada en la mecedora junto a ella creía que hablaba con la mejor persona del mundo y trazaba mi propio deceso. Sin embargo, fue ahí en esa tarde junto a ella, después de casi un año de pensarlo que me di cuenta de todo. Me di cuenta de que serías mi perdición y de que yo estaba dispuesta a perderme si era contigo. Pero fue culpa mía confiar cuando en realidad nunca me escuchó solo quería saber si estaba a la delantera y con quien competía.
Quisiera contarte todo de una buena vez por todas, pero no es el momento todavía, nos volveremos a leer.