03;;

1.5K 224 172
                                    

Asher siempre había tenido una relación cercana con Ike; y como no vivía lejos, cuando Asher cumplió ocho años, sus padres le dieron permiso para ir solo a su casa cuando quisiera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Asher siempre había tenido una relación cercana con Ike; y como no vivía lejos, cuando Asher cumplió ocho años, sus padres le dieron permiso para ir solo a su casa cuando quisiera.
El pequeño Broflovski estaba confundido sobre lo que encontró el día anterior. ¿Debería contarle a su madre sobre las cartas? No, por algún motivo no le parecía buena idea. Pero decirle a su padre que había rebuscado entre sus cosas no acabaría bien, tampoco.

Si quería descubrir quién había escrito esas cartas, tenía que acudir a Ike. Estaba seguro de que él sabría algo al respecto.

— ¡Ash! No esperaba que vinieras hoy. —Dijo Ike al abrirle la puerta.— Sabes que no me molesta que vengas, pero al menos podrías avisar.

— Tengo que contarte una cosa. Es de papá.

De alguna forma, Ike se había convertido en una especie de modelo a seguir para Asher. Siempre que tenía un problema, acudía a Ike antes que a su padre, o que a su madre. Ike se había acostumbrado a los problemas del pequeño, pero esa vez tenía la sensación de que sería diferente.

— Encontré unas cartas en su despacho. Eran raras.

Ike se había imaginado muchas cosas, pero nunca algo así.

— ¿Cómo de raras?

— Quién las escribió decía que echaba de menos a papá. Y que lo sentía por haber sido un "hijo de puta" —Ike estuvo a punto de reír cuando escuchó al pequeño decir aquellas palabras sin consciencia del significado— con él cuando eran jóvenes.

Oh, Ike ya sabía de qué iba todo.

Ash, dime, ¿tu padre nunca te ha hablado de sus amigos de la infancia?

Asher negó con la cabeza. Su padre era muy reservado con los detalles de su infancia y adolescencia; a duras penas le había contado como conoció a Bárbara.

— Bueno, digamos que había un amigo suyo que era un poco... ¿Raro? —Ike soltó una leve risa con el simple hecho de recordarle— Eric, Eric Cartman. Era bastante extraño. Y siempre estaba peleándose con tu padre, siempre. Era algo de todos los días. Pero por alguna razón, nunca se separaban, y en sus ojos brillaba algo diferente cuándo se miraban. Siempre fue muy extraño.

A Asher le costaba entender con exactitud a lo que su tío se refería, pero creía saber de lo que hablaba.

— ¿Cómo tú y el tío Firkle?

Ike sonrió.

— Más o menos. —Despeinó los rebeldes rizos de su sobrino, observando como este formaba un puchero en sus labios— Mira, hagamos una cosa. Tráeme una de esas cartas, ¿Sí? Así sabré si es Cartman.

Los ojos esmeralda de Asher se iluminaron con alegría. Sabía que Ike podía ayudarle.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Remitente;; kymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora