2. Bar Italia

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Con el paso de los años y habiendo dejado atrás la inseguridad de la adolescencia, Tsukki se había vuelto un chico no sólo muy atractivo, también muy claro en quién era, y cómo vivía su sexualidad, así que luego de solo dos días en la facultad de medicina, ya se había hecho una pequeña fama por su apariencia que gritaba gay entre chicos que iban casi de traje a sus primeras clases.

- ¿Supiste? - preguntó uno de los compañeros de Kuroo que en ese momento levantó su cabeza del libro que leía - Llegó una linda florecita a medicina - se rió el muchacho - un chico que con solo caminar grita princesa.

- Cada vez son más - dijo entornando los ojos y haciendo un gesto de asco.

- Se pone mejor amigo, tiene beca de deporte... - pudo ver en cámara lenta como el rostro de Kuroo cambiaba, sabiendo bien qué era lo que venía mientras negaba con la cabeza - ohh si... 1,96 de princesa para nuestro equipo.

- Le haré la vida imposible, seguro es una nena y no aguanta el entrenamiento, así sacará su enferma humanidad de nuestro equipo - no quería que llegara algún marica a desordenar su grupo.

- Veremos, mañana es la primera prueba de los novatos - dio una pequeña risilla, encantado con la posibilidad de terminar pronto con la carrera deportiva de ese marica.  Kuroo hizo un gesto de desagrado y siguió estudiando.

Para el día siguiente ya había olvidado la conversación con su compañero, pero la recordó de golpe al ver a Tsukishima Kei en la fila de los novatos. Sintió una punzada de nervios, pues si alguien se enteraba que eran conocidos seguramente pensarían que era un enfermo también y más si se enteraban del beso. La solución fue ignorarlo, hacer que no lo conocía. Mientras para Tsukki, ver a Kuroo fue como volver a la escuela por unos minutos, al moreno diciéndole que ya no podían ser amigos porque era un enfermo, reviviendo la sensación de rechazo que había sentido en ese momento y los nervios de la situación, pero notando también que parecía ser totalmente ignorante de quien era y en parte eso lo tranquilizó, pues significaba que tal vez lo había olvidado y pudo actuar de la misma forma indiferente.

Luego de saludar al grupo de jóvenes novatos comenzaron con el entrenamiento. Kuroo pensando que Tsukki tendría el mismo estado físico de antes fue exigente en ese primer entrenamiento y lejos de amedrentar al rubio solo lo hizo destacar porque era el único que no estaba escupiendo los pulmones después de tan ardua prueba de entrenamiento.

- Supongo que nuestra princesa es un poco más duro de lo que se ve - masculló el co-capitán, molesto de lo motivado que estaba el rubio que en ese momento le ofrecía agua de su botella a uno de los otros novatos que ya había tomado toda la suya en la desesperación por un respiro.

Kuroo estaba en un dilema, no quería a Tsukki en el equipo por temor a que lo del campamento se repitiera e hiciera pensar al resto que había pasado algo, pero también lo quería casi con desesperación con ellos, Tsukki era bueno estando en primero, ahora debía ser mucho mejor y sería un gran incorporación.

Estaba pensando que hacer y sobretodo cómo proceder cuando un móvil comienza a sonar. Tsukki de inmediato fue al bolso que tenía un pequeño dinosaurio colgando, buscando rápido su móvil para contestar y alejarse un poco del grupo para tener privacidad.  Para cuando el rubio volvió un grupo de senpais lo esperaba con sonrisas burlonas.

- ¿Quién era? ¿Tu novio? - las carcajadas no se hicieron esperar.

- ¿Y que si lo fuera? - preguntó cruzándose de brazos, alzando levemente una ceja.

- ¿Entonces es cierto? - preguntó Kuroo esta vez, caminando hacia el rubio - de verdad eres marica.

- ¿En serio? - dio una pequeña risa irónica mientras veía la hora y tomaba su bolso - hay cosas que incluso gente idiota puede ver.

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