Capítulo II

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"Solo bastó con una mirada para que dejarás mi alma paralizada".

Capítulo II

Luego de tener una gran conversación con mi madre donde tuve que ocultar todos mis nervios por la repentina noticia de que tendré que compartir mi habitación con el idiota de mi hermano por esta noche me fui directo al baño en mi habitación mientras Jungkook traía lo que creía necesario, lo cuál sería un par de colchas y almohadas que él, se suponía, pondria en su cama esta noche, la cuál no llega sino hasta mañana en la tarde debido a un problema con el camión de la mudanza. Me miré al espejo, estaba muy enojada conmigo, ¡Seguía roja, maldición! tuve que ocultar mi rostro con mi cabello mientras hablaba con nuestra madre.

Me di la ducha helada más larga de toda mi vida tratando bajar las malditas hormonas alocadas, ¿qué acaso no podía centrarme en mantener la calma? ¡nada pasaría! ¿cómo lo sé? ¡somos hermanos!

-Contrólate. -susurre ante el espejo.

Con un pequeño temblor en mis manos abrí la puerta de mi habitación con la toalla en mi cabeza, secando un poco mi cabello con mi mano libre. Me detuve en seco embobada con la imagen frente a mis ojos. Jungkook se encontraba haciendo flexiones al lado de mi cama, sus musculos tensandose cada vez que bajaba y relajandose cada vez que subía, marcandose las venas en sus brazos. El sudor caía por su espalda y se perdía en aquellos pantalones cortos. Me vi a mi misma en una caricatura mirando el último trozo de comida y volví a mi postura indiferente, vivir tantos años con este horrible secreto ha tenido sus ventajas, aunque muchas veces dudó de ellas.

Cuando ya estuve segura que mi pecho no estaba alterado y mis mejillas ya se habían "aliviado" me aclaré la garganta para llamar su atención. Él se detuvi y se levantó lentamente, cada segundo fue una tortura deliciosa, donde podía ver su espalda en todo su esplandor, los músculos contrayendose mientras se estiraba para volver a su altura recta. No tenía un cuerpo demasiado exagerado, pero estaba marcado a la perfección. Sentí su mirada por sobre su hombro y cuando me di cuenta de que me miraba una sonrisa se asomó por sus labios, demasiado arrogante.

-Eres rara.

Sí, cualquier hermano que viera a su "hermanita" babeando por él pensaría que era rara.

-Y tú un idiota muy obsesionado con su cuerpo.

Se dio la vuelta antes de que pudiera dar un pasó hacía mi cama y, una vez más, me quedé estática sin poder evitar mirar su abdomen trabajado. Podría lavar ropa con facilidad en esos cuadritos. Su pectoral se veía firmé y duro, pensé que se sentiría tocarlos, pero ignore ese pensamiento y comencé a caminar hacía mi cama, ignorando las gotas de sudor que caían desde su frente hasta la V marcada, perdiéndose en el borde de sus pantaloncillos.

-Se llama ejercicio y es normal, no obsesión.

-Como digas -dije lanzándole la toalla mojada con la que había secado mi cabello-, señor apestoso.

No había olor, pero tenerlo ahí me estaba poniendo mal.

Él agarró la toalla que cayó en su cara con el veño fruncido y camino hacía el baño. Inhale una gran bocanada de aire para luego soltarla con exageración. ¡Está mal! Tenía un plan, cuando el chico saliera del baño yo ya estaría acostada fingiendo estar dormida.

Siempre he actuado con indiferencia, pero desde hace unos meses he sentido mis barreras caerse en mi cabeza; sueño con él, y eso hace que mi control desaparezca en algunos casos. No entiendo como puedo sentir esta atracción tan nefasta, incestuosa. Llevé mis manos hacía mi cabello aún mojado y ahogue un suspiró, si me recostaba así podría enfermarme -lo vale-, aunque un resfriado es mucho menos grave que una crisis de extrema calentura, msi manos redondearon la colcha y me acoste en mi cama tapandome por completo, esperando que alguien saliera del baño y apagará las luces pensando en que me quedé dormida. A veces pienso que soy alguien diferente que puede estar con él sin tener la etiqueta de "hermana menor", pero cuando vuelvo a caer en la triste realidad me siento asquerosa.

Sweet Dreams | J;jk #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora