Begonia

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Begonia: Planta de tallos carnosos, hojas grandes y verdes, en forma de corazón y borde dentado y flores pequeñas, blancas, rosadas, rojas o amarillas, sin corola y con el cáliz de color rosa; puede alcanzar hasta 40 cm de altura. El significado común de estas flores es trasmitir cordialidad y amabilidad. La infusión de begonia ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo y a promover la circulación sanguínea. Si se frotan sus pétalos en quemaduras se obtiene un gran alivio.

 Si se frotan sus pétalos en quemaduras se obtiene un gran alivio

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La rutina del fin de semana era diferente. Se levantaba un poco más tarde, ya que no trabajaba. Se aseaba, lavándose los dientes, cara y cuerpo. Se emperifollaba un poco, acomodaba su cabello, y recién ahí abría su ventana. Los vecinos lo saludaban amablemente, él con sus dientes relucientes sonreía y agitaba su mano. La dejaba abierta, para ventilar el piso de arriba, y luego iba hacia la cocina a preparar su desayuno. 

La dieta de Kim Taehyung era bastante equilibrada y libre de carbohidratos. Comía vegetales y frutas para mantener su cuerpo sano. Rara vez comía un dulce, pues no quería lastimar su estómago o infectar sus dientes con caries. Se cuidaba demasiado. 

Limpiaba los utensilios que usaba y luego salía a tomar aire puro al jardín. Ciertas veces se ponía a tomar sol, durmiéndose sobre el pasto. Otras se sentaba en una reposera amarilla y oxidada a leer un libro de botánica. Después de un rato disfrutando su tiempo libre regaba las plantas y, satisfecho, salía a dar un paseo por el parque. Observaba todos los árboles, ciertas veces tomaba fotos. Amaba lo frondoso del lugar, aunque odiaba la poca cantidad de flores y que la gente no respetara lo letreros de no pisar el césped.

 Finalmente volvía a la casa, se daba una ducha fría y comía alguna comida preparada por él mismo. Luego cerraba todas las ventanas que había dejado abiertas. Y despidiéndose de su patio, volvía a la cama.

Pero ese sábado fue algo diferente.

Empezó todo como de costumbre. Pero al momento de abrir la ventana notó a Jungkook. Sintió como su corazón latía un poco más fuerte, dándole ganas de tirarse del balcón. Apoyó su codo en el marco, y su cabeza sostenida por su mano. Suspiró enamorado de tanta belleza. Miró como el chico cruzaba la calle cargando una mochila negra y su ropa oscura característica de siempre. Insultando a algunos autos que a su vez le gritaron groserías. Sus tatuajes de color negro, y su rostro fino y delicado. Su cuerpo delgado y pequeño, su piel tan suave como los pétalos de una flor.

Sintió que alguien lo observaba y tuvo el reflejo de mirar hacia arriba, donde Taehyung agonizaba por toda su presencia. Le sonrió, sonrojándose un poco, sabiendo que él provocaba que Taehyung estuviera así.

- ¿Cómo estás? - Le gritó desde abajo.

-Bien, ¿y tú? – Taehyung se imaginó de inmediato una escena de "Romeo y Julieta", haciendo memoria de la conversación.

-Bien, bien. ¡Hey!, ¿Qué dices si vamos a dar un paseo? - Y Taehyung casi se lanza. Estuvo a un gramo de locura de hacerlo, soportando las ansias de tirarse y caer en los brazos de un chico más diminuto que él. Asintió frenéticamente. - ¡Genial! Aguárdame, iré a acomodar algunas cosas y vendré por ti.

Se fue, dejando a Taehyung como un torbellino. Corrió a vestirse más bello de lo normal, queriendo causar una muy buena impresión. Sus camisas holgadas de seda siempre eran una buena opción. Desayunó a las apuradas y luego volvió a lavarse los dientes, no quería tener mal olor en su boca. Oyó a Jungkook golpear la puerta de vidrio de su local y fue a tropezones hasta él.

Salieron ambos, a pasos ligeros, teniendo una conversación respecto al vecindario. Jungkook parecía odiar a toda la gente. Se sentía incómodo en aquél lugar, todos lo trataban descortésmente y eran groseros con él. Lo juzgaban por su apariencia de chico malo. Y por eso el decidió convertirse en ese "chico malo" que todos creían que era.

-Hoy le quité el lugar a una ancianita en el metro. Fue muy gracioso como todos me miraron con odio y me criticaron. Al fin comienzan a tener una buena razón para tratarme de manera cruel.

-Kook, no es necesario que seas así. Muéstrate como realmente eres, que por cierto eres fantástico. Así te querrán. - Parecía casi una burla, o algo bien irónico, viniendo de alguien que ocultaba su verdadero ser. Pero de todas formas esas palabras sirvieron para levantarle el ánimo a Jungkook.

Fueron juntos hasta el parque. Taehyung no podía pasar una semana sin visitarlo. Suerte que llevaba su pequeña cámara. Entraron, pasando por el camino que conducía a la fuente. Se sentaron en el borde, apenas mojándose con las gotas que lograban llegar hasta ellos. No sabía cuál era el sentido de ese paseo, quería descubrirlo, pero no le molestaba seguir siendo ignorante.

Taehyung sacó su cámara y se tomó una foto con su vecino. Jungkook sacó un cigarrillo y lo encendió. Los ojos de Taehyung se abrieron exorbitantemente. Se sintió enfadado por aquél acto horrible, y una vez más golpeó el cigarro, esta vez ya prendido, lanzándolo sobre el brazo contrario del tatuador y quemándolo. Dio un gritito y un salto hacia atrás, adolorido por el suave impacto. Sopló en la herida que pronto se volvió roja. Taehyung se sintió muy culpable, sin saber qué hacer. 

Jungkook metió la mano dentro de la fuente, acunándola para agarrar un poco de agua y pasársela por el brazo, pero eso no lo alivió. Taehyung miró hacia todos lados, buscando algo, alguna planta que sirviera para alivianar el sufrimiento de una quemadura de colilla. Y pronto encontró unas bellas begonias. En el parque no abundaban las flores, pero por suerte había begonias en demasía. 

Corrió hasta el arbusto y arrancó algunas. Las frotó en la herida de su amigo, mientras él lo contemplaba, admirando su genio y sabiduría. El dolor se fue, pero el color de piel chamuscada seguía ahí en el brazo derecho, un poco más abajo del hombro, entre medio de las astas de un ciervo o un alce.

Taehyung lo miró poniendo ojos tristes, muy apenado.

- ¿Cuál es tu escusa ahora? El humo no alcanzará a lastimar a tus plantas.

-Pero si a tu corazón. - Se acercó a la lastimadura, dejando un dulce beso allí. Respiró profundo el aroma de Jungkook antes de alejarse. No olía a nada. Quería volver a besarlo, y esta vez ir un poco más allá queriendo dejarle otro tipo de marca. Una mordedura quizás. Le sonrió tímidamente, sonrojando al otro.

Se fueron de allí, Jungkook lo quería llevar hacia un puesto de comidas rápidas, pero Taehyung se negaba, no queriendo infringir su dieta.

- ¡Por favor, Taehyung! - Gritó tironeando del brazo del florista. -Solo un poco de comida chatarra. Mi cuerpo la necesita.

-No es cierto. - Él era un fanático de la buena salud, además de las flores y la pasión por asesinar gente. - Debes cuidarte. - Se acercó a él, rodeando su cuerpo con sus brazos, apoyando su mentón en su hombro. Cerró los ojos y lo imaginó siendo cargado por él, ya sin vida, posiblemente degollado y con mucha sangre a su al rededor, hacia su patio. A punto de ser enterrado. Jungkook se sintió incómodo, pero a la vez reconfortante, sabiendo que Taehyung quería cuidarlo.

-Está bien. ¿Sabes dónde puedo conseguir más de esas flores curativas? - Preguntó sin quitarse de encima al castañito.

-En mi tienda guardo algunas. ¿Por qué? ¿Te duele de nuevo?

-No, solo quería conservar esa flor.

Roots Ink; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora