Nada.
Es eso lo que siento en este momento, nada, ni un ruido, ni un sentimiento, nadie.
Pues solo debajo del agua es el lugar perfecto para olvidar y no sentir.
Es ese instante en el que vuelves a la realidad, en el que sabes que no eres inmortal y debes seguir respirando.
Lentamente salgo del agua, ardiendo hace media hora, y siendo tan fría ahora. Pues somos como eso mismo, cambiamos a cada instante, de caliente a frio y de frio a caliente, vivimos y dejamos de vivir, algo efímero.
Comienzo a secarme y recuerdo cada segundo de mi pasado, mi primer amigo, mi primer libro, hasta mis primeros sentimientos erróneos hacia alguien.
De repente salgo de mi ensoñación al escuchar la voz de mi madre llamandome para desayunar y comenzar el día.
Cosa que no quiero, puesto que cuando algo empieza, en algun momento acaba y en mi caso cuando llega la noche es algo que prefiero ni pensarlo.Me visto corriendo con mi ropa habitual, unas mayas negras, una sudadera del mismo color y mis viejos deportes y bajo para encontrarme a mi madre y a Harry, el novio de mi madre desde hace 4 meses, empezando a desayunar. Seguramente llegue tarde otra vez por culpa de su hijo, que más que un hijo es un oso en hibernación.
Para poder entender mejor la situación, os diré, mi padre desapareció cuando yo tenia escasos 7 años, la noche anterior estaba y al día siguiente no. Mamá me dijo que no nos quería y se fue. Desde entonces estábamos ella y yo, hasta que conoció a un extraño hombre de camino al trabajo, del cuál se enamoró, patrañas.
Y lo mejor de todo es que lo trajo consigo a vivir con nosotras junto con su estupido hijo Red. En este caso el tiene 18 y yo 17, pero a veces pienso, corrigo, es un animal.
Durante estos 4 meses he tenido que vivir con sus numerosas bromas o comentarios sarcásticos hacia mi. Y si le seguimos sumando, creo que estoy loca.
--Aria, desayuna rápido anda, y por cierto...--comienza a decir mi madre, algo mosqueada, seguro ya mi profesor de mates y tutor le informó de mis preciosas notas --...ya hablaremos de tus notas en matemáticas.
¡Bingo! Ese hombre me tiene entre ceja y ceja desde que le dije sus verdades acerca de su método al dar clases.
Mientras terminaba de desayunar, aparece el oso Red recién levantado, típico.
--Cada día más fea Aire, no se si son tus ojeras o tu hermosa voz. -- Concluye riendo por su encantador comentario.
Cabe destacar que ese es el apodo que me dice siempre ya que cuando nos presentaron, creyó escuchar Aire en vez de Aria y así se quedó.
En realidad no me duele ni nada, me molesta un poco pero nada más.
Cuando todos terminamos, cada uno se va hacia su deber. Mientras voy de camino al instituto siento a Red al lado, siempre es así, en silencio hasta llegar y desaparecer de manera recíproca los dos, el con sus amigos y novia, y yo con mi amiga Leah.
Ella es la definición de chica lista pero hermosa a la vez, ayuda a los demás y no se mete con nadie, aunque tiene su genio y mejor no despertarlo.
--Hola Leah --digo terminando de acercarme, y viendo si gran sonrisa-- no se de donde sacas siempre esa alegría por las mañanas.
--Fácil Ari, levantando los labios, venga hombre no seas tan amargada por las mañanas.
Me giro indignada hacia ella, al oir la palabrita que más odio.
--Haré como que no te escuché, sabes que me molesta eso, pero bueno te tendré que aguantar.--le digo sonriendo levemente, por aunque no se lo diga es mi gran apoyo.
Si debo resumir mi dia, sería perfectamente en pocas palabras, aburrimiento total sino fuera por la loca de Lee, y por culpa de cosas que no te sirven cuando lo que tu amas realmente es la lectura, no la trigonometria.
De camino a casa vuelvo a encontrarme con Red y juntos volvemos.
A veces me pongo a pensar como un chico tan listo se puede ser tan capullo con muchas personas. Es el típico malote del Instituto que rompe las reglas. Su padre me ha hablado de como era antes y es completamente diferente al actual.
Cuando llegamos, nos olvidamos de nuestra existencia, cada uno a lo suyo y como mi madre trabaja toda la tarde pues me voy a mi cuarto.
Hago mis cosas y me tomo lo que queda de tarde leyendo uno de mis libros favoritos, Asfixia y de fondo mi música a todo volumen.
***
La tarde se me pasa volando, llegando consigo la hora de la cena. En silencio, todos ausentes, solo se escucha el golpe de los utensilios. Normalmente este momento siempre lo pasamos en completo silencio.
Al terminar recojo lo mío y me voy arriba.Solo me queda esperar a la hora de siempre. Las 11:11 pm. Cuando llega esa hora él siempre aparece, todos los días, no dice nada, nunca, yo siempre le hablaba, pero el solo se quedaba mirando toda la noche hasta las 7:00 am.
Cuando era pequeña, aparecía mas veces y era mas simpático, pero no dentro del ámbito de hablar sino con los gestos. Ahora no se mueve ni un milímetro y lo odio cada día más. Me hace sentir incómoda pues no se que es lo que hace o el porque yo lo veo.
Mi padre antes de que se fuera me decía que era mi imaginación, y que la mente era muy concreta. De ahí que llegué a pensar en mi locura. Bueno y lo sigo pensando.
11:10, un solo minuto para verlo, uno solo para no poder dormir y darle vueltas a los pensamientos.
Una vez leí en el Principito, la definición de la soledad, mi soledad cada noche en mi habitación, pues es el reencuentro consigo mismo y no debe ser motivo de tristeza, es un momento de reflexión. Estaría de acuerdo con el si esto fuera normal, pero no sería el caso, no cuando reflexionas día si y día también, no cuando sabes que en algún momento algo pasará.
11:11, ha llegado, está ahí, parado en la esquina de mi cuarto, al lado de mi escritorio y mis libros, con su mirada dura hacia mi.
Y como cada noche, intento dormir y no pensar.
***
Un año casi sin escribir siquiera algo, me duele xddd.
Bueno, opinen y así nos ayudamos mutuamente, dejen su voto y comentario.
GraciasssBye, A.
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STRONG AS HELL / FUERTE COMO EL INFIERNO
Mystery / Thriller¿Y si cada semana aparece un cadáver, pero nadie sabe el porqué de ellos? ¿Y si la persona que tiene algo que ver con esto esta muerta también? ¿Y si eres engañado aún sabiendo que puede ser cualquiera? ¿Y si fueras tan fuerte como el mismísimo infi...