Eran las 5 de la tarde del primer miércoles de septiembre, una pequeña caravana de color azul entraba en un pequeño pueblo de unos 500 habitantes llamado San Martín del Sella.
-Mamá, ¿cuánto queda?- preguntó una chica con pelo naranja oscuro con mechas verdes en el flequillo y unos ojos del color de los océanos que con solo mirarlos te quedabas embobado, tapados por unas gafas negras de pasta y con muchísimas pecas que parecían estrellas en el cielo.
-Pues, solo hay que encontrar el solar, que está en la calle de los frutos secos- se quedó mirando el mapa con la boca abierta-este pueblo tiene muchos nombres de comidas, tiene la calle de los caramelos, de las peras, de los huevos fritos... - Era una mujer de unos 32 años, de ojos morrón verdosos, y pelo castaño y ondulado, que la única semejanza que tenía con su hija a parte de su personalidad eran las pecas.
Pasaron 5 minutos desde que encontraron el solar y aparcaron la caravana.
-Bueno.... Pues este es nuestro nuevo hogar. - Dijo Aliisa mirándolo junto a su hija desde fuera.
-Es bonito- lo dijo de una forma poco convincente- oye, ¿puedes volver a explicarme, porque de repente vamos a vivir en un sitio fijo? Suponiendo que este sea el difinitivo.
-Porque ya es hora de empezar con una monotonía, además nos vendrá bien, mejoraremos nuestras habilidades sociales, tendremos vecinos y iremos a las fiestas del pueblo, suena guay ¿no?- puso cara de súplica- vengaaa, admitelo, admite que tengo razón- dijo pinchandole, poniéndole el dedo en la mejilla y dándole golpecitos.
-¡Vasta!- dijo riéndose y tratando de quitarse el dedo de su madre- sí, tienes razón, será como tu quieres, menos lo de los amigos, sabes que no es lo nuestro.
-Ya, pero siempre hay que probar cosas nuevas-dijo cogiéndole del ombro- Venga, vamos a dar una vuelta por el pueblo, que hay que empezar a ver a los nuevos vecinos-dijo con ilusión.
Madre e hija fueron a dar una vuelta con la ayuda del mapa, pero como no tenían muy buen sentido de la orientación, improvisaron. Vieron una iglesia pequeñita y de un color blanco crema y al lado había un edificio que parecía ser el ayuntamiento. Luego siguieron por un caminito y vieron una cala, pero no había nadie en ella.
Aliisa fue corriendo se quitó los zapatos y el móvil y se metió.
-Ven, métete, está buenísima.
Ali hizo lo mismo y se metió, estuvieron un buen rato en el agua tranquilamente, hasta que Aliisa dijo- Ahaha, socorro, me ahogo.
-¡Mamá!-y nadó hacia ella, que estaba ya casi sumergida.
Y de repente no se vió nada de ella, hasta que pasado 10 segundos salió.
-¡Idiota! -Ali que se lo había creído y se había asustado, se fue llendo hacia la orilla.
-¡Espera!- cuando llegó hacia ella, esta estaba parada sin mirarla y enfadada- lo siento, se que no te gustan las bromas, pero... - de repente Ali le ahogó(de broma) y empezaron a jugar entre ellas, y así duraron unos 20 minutos.
Allá sobre las 8, cuando volvían de la cala, un señor que estaba en la puerta de una casa muy larga les dijo:
-Tss, entrad aquí- veían a más gente entrar, así que lo hicieron.
Era un sitio muy acojedor, las paredes, el techo y el suelo eran de madera, habían muchas sillas rojas ordenadas en filas y al final del todo había un pequeño taburete debajo de un micrófono, de repente un señor que mediría un metro con diez cm como mucho y con un pelo negro aplastado se subió y empezó a hablar.
-Pasad todos, ya podéis sentaros- dijo con una voz muy aguda. Aliisa y Ali se sentaron en la última fila pegadas a la pared. - Bien, - siguió el señor- nos hemos reunido aquí para discutir ciertos temas, como por ejemplo el de la fiesta del último día de vacaciones en la plaza del pueblo, pero me he enterado de que hay dos nuevas vecinas en este maravilloso pueblo- madre e hija se miraron sorprendidas- y por lo que veo se encuentran aquí, por favor chicas levantaros- se levantaron tímidamente--bueno, ¿habéis dado una vuelta al pueblo?, ¿qué os ha parecido?
-P.. pues precioso sobretodo la cala y.. - pero se vio interumpida por unos sonoros suspiros y después por unos murmuyos.
-Tranquilos, son nuevas, lo extraño es que sigan con vida- las dos chicas se extrañaron.
-Mi hija y yo nos hemos bañado y parece de lo más segura.
-Ay, que inocencia, vosotras no estábais aquí cuando pasó.
-¿El qué?-preguntó Ali
-Por favor no hagas que la vuelva a contar-dijo un señor con ojos grises y el pelo negro y ondulado.
-Pues vereis- comenzó- hace unos 10 años estábamos celebrando una carrera de barcas y Paquito el de las alcachofas se cayó y algún ser de las profundidades de ese terrible mar le mordió o le hizo algo que nosotros no sabemos que es, bueno la herida midió 20cm y le tuvieron que dar 10 puntos.
-Eso es mentira,-gritó alguien para todos-medía unos 10 cm, no exageres Taylor- y se giró hacia las chicas- desde entonces alguien prohibió bañarse, pero es una estupidez y lo peor de todo es que ponen multas, por cierto mi nombre es Lucas, bienvenidas.
-Sí pero como sois nuevas por esta vez y solo por esta vez- levantó el dedo índice- no os multaremos. Y ahora sigamos con el siguiente tema.
Pasaron los minutos y cuando acabó Aliisa le preguntó a Lucas:
-Una cosa ¿sabes donde hay algún bar para cenar?
-Justo yo tengo uno, si queréis os llevo.
-Vale.
Se pusieron a caminar y se dieron cuenta que el bar y la caravana estaban una enfrente del otro.
-¿Cuáles son vuestros nombres?
-Yo soy Aliisa y ella es mi hija Alisa, pero le llamamos Ali.
-¿Tu hija?
-Sí, la tube a los 18, y ella tiene casi 15 yo ahora tengo casi 33.
-Anda, mi sobrino Daniel cumplió en agosto los 15. A lo mejor lo vemos, suele estar por ahí.
Entraron al bar.
-¿Que queréis?
-Yo huevo frito y patatas fritas- dijo Ali.
-Yo tortilla.
De repente se abrió la puerta y apareció un chico joven moreno que parecía tener vetiligo, con un pelo marrón oscuro despeinado y ojos marrones.
-Hola, me voy a la cama.
-Daniel, tenemos visita, esta es Aliisa y está es Ali, su hija, tiene tu misma edad.
-Bueno, cumplo los 15 en noviembre.
-Sabes Dani, por haber llegado tarde te quedas a ayudarme a cocinar.
Y se fueron los dos a la cocina, Dani a regañadientes.
-Bueno, ha sido un día intenso, y mañana tengo que ir al ayuntamiento a empadronarnos y al instituto a matricularte, así que me iré enseguida a dormir, tú puedes quedarte si quieres.
-No, me voy contigo que tengo sueño.
-¿Segura?
-Si.
Las dos se pusieron a leer, hasta que les trajeron la cena, cuando la acabaron Aliisa le pidió la cuenta a Lucas.
-No, invita la casa.
-No puedo aceptar, encima que has tenido que abrir por nosotras.
-No, si iba a estar aquí, hasta que viniera Dani, y no me molesta, insisto.
-Vale, pues buenas noches, buenas noches Dani.
-Buenas noches, buenas noches Ali.
Ya en la caravana, las dos tumbadas:
-¿Que te ha parecido el día, y el pueblo?
-Intenso. Soy yo o este pueblo es un poco peculiar.
-Es muy peculiar-soltó una carcajada.-Buenas noches Ali.
-Buenas noches mamá.
Y apagaron la luz.Bueno, chic@s bienvenidos, espero que os guste la historia, la estoy haciendo con mucha ilusión.
Espero que os guste y si queréis podéis votar.
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De tal palo tal astilla.
Non-FictionAliisa y Ali son una madre y una hija muy especiales. Con solo 18 años de diferencia mantienen una muy buena relación la una con la otra. Las cosas cambian para ellas cuando, después de viajar con su caravana por muchos países, Aliisa decide que deb...